sábado, 5 de diciembre de 2009

Episodio XXII

-James, yo...

-Sarah, durante mucho tiempo regañé a Sirius por dar tantas vueltas para hacer las cosas...

Le temblaba la voz mientras me acercaba a él. No sabía si de sorpresa, tristeza... o furia. No sabes cómo temblaba yo... estaba con los ojos nublados por lágrimas contenidas. Fue horrible. Incluso más de lo que pensé que sería.

Ahí estaba yo, parada frente a él, viéndolo así de frustrado por mi culpa. Me había visto besando a...

-Mi peor enemigo, Sarah, y tú lo sabías -dijo subiendo el tono-. Sabes que lo odio, sabes que esa “amistad” tuya con él ha sido una patada en la cara. Justo cuando todo comenzaba a mejorar porque ustedes estaban “peleados” ¡Te descubro con él! ¡Besándose! ¿Sabes cómo me siento? ¡Como un idiota! ¿Por qué mentiste así? ¿Por qué no lo dijiste de buenas a primeras?

-Porque temía que me abandonaran... que no lo comprendieran -dije, llorando- para mí esto es muy difícil. Pienso en Sirius... en lo que va a sentir cuando sepa esto... ¿Crees que para mí es fácil saber que este cinco de Febrero tendré que hablar con él y contarle todo?

Por primera vez, dejó de fruncir el entrecejo.

-Al menos tienes pensado decírselo...

Puse una mano en su hombro, y él se corrió bruscamente.

-James, nunca quise todo esto... ojalá me hubiera enamorado de Sirius... todo habría sido mejor para todos...

-No. No creo que seas lo mejor para Sirius, Sarah... lo siento.

Pausa, me dejé caer de rodillas, y llevé mis manos a la cara. Llorando como nunca lloré en toda mi vida. Ni con las peleas en mi familia, ni con nada. Él no dijo nada, solo me miró, y luego se sentó a mi lado. Callado.

-Perdón, no quise...

-¡Tienes razón, James! ¡Eso es lo que me hace mal! ¡Que es cierto! -grité entre sollozos.

-No, hablé enojado... en realidad...

-En realidad, Sirius se merece mucho más. Desde que empezó este año escolar que no he hecho más que mentir y mentir... cubrirme, cometer errores, y mentir... eso era todo. He dicho más mentiras de las que puedo recordar. No sólo a ustedes, también le he mentido a Severus por ustedes. A veces cuando hablamos, me dice “Eso no lo sabía... me habías dicho que...” ¿Te das cuenta? ¡Ni siquiera él sabe toda la verdad sobre mí! ¡El no sabe cómo soy! ¡Cómo puedo llegar a ser por miedo!

El llanto me ganó y no podía seguir hablando. Me costaba respirar, y el dolor que tenía dentro era tan grande...

Hubo una pausa, en la que mis sollozos eran lo único que se escuchaba. Temí que alguien se despertara y bajara, pero por suerte no ocurrió. Me calmé. Él no dijo nada. Esperamos. Como seguía sin hablar dije:

-Perdón, James, es lo único que puedo decir... porque no puedo enmendar lo que hice.

-Te perdono. Pero no te negaré que me siento... decepcionado.

Lágrimas, esta vez silenciosas, recorrían mi rostro.

-A pesar de la decepción, te compadezco, Sarah... –dijo-. Las cosas no van a ser fáciles para ti.

-Hace tiempo que lo sé. Pero decidí arriesgarme.

-Está bien. Es tu decisión, y mi deber como amigo, es ayudarte, ¿No? Si no puedo hacer nada, solo me queda apoyarte, por más que la sola idea me...

-No lo digas, por favor. Prefiero una mentira que me haga feliz, a una verdad que...

-¿Prefieres vivir engañada?

-Por el momento sí. En las crisis, sí. Cuando todo esto sea una simple anécdota... será distinto.

Silencio.

-No puedo creer que aún quieras ser mi amigo...

-No soy el mismo de antes, Sarah. Hace un tiempo, no habría vuelto a hablarte, y estarías colgando de las piernas en los pasillos como le sucede a Quejicus... pero algo maduré. No digo que mucho, Snape seguirá colgando de las patas, pero...

-Creciste, James. No lo disfraces. Maduraste...

-Sarah, eres mi amiga, y esto no lo cambia. Por más que de ahora en más me cueste confiar en ti, se que algún día todo volverá a la normalidad... digo, entre nosotros...

-Espero. Después de tanto estrés emocional, no podré dormir.

-Nadie... después de esto, yo también tendré insomnio. Pero tengo una idea: aprovechémoslo. Cuéntame todo, toda la verdad, toda la historia de cómo sucedió esto...

-Traeré mi diario, porque no lo recuerdo del todo bien.

-¿Vas a leerme tu diario? -se asombró.

-Sueña, querido. Ese diario es sagrado, nadie lo lee. Voy a traerlo para saber cuando pasó qué cosa, y a contártelo... sólo eso.

-¿Y la diferencia es...?

-Es que a un diario se le cuenta todo con detalles, cosas que no le contaré a nadie... y que nadie querría saber. Cuando arme el relato para ti, los evitaré.

-¡Por favor! ¡No quiero saber cómo besa Quejicus!

-No lo sabrás -le dije, y subí al cuarto.

- - - - -

Le conté... TODO. Tal como hice con Lunático en su momento. Solo que fue peor. Había momentos en los que se llevaba las manos a la cara, y trataba de no acotar nada, para no lastimarme. Esto le duele más de lo que dijo, lo sé. Y lo que sucedió, no es nada al lado de lo que merezco. Pero todo esto se acabará pronto... muy pronto...

Ahora que james lo sabe, por más que no lo haya aceptado aún, es una cuestión menos. Cuando terminamos de hablar, se hizo un silencio reflexivo. Luego le dije:

-Sólo lo sabe Lunático...

-¿A él sí se lo dijiste? ¡Qué bonito! –acotó con sarcasmo.

-Era distinto, él no odia a Severus, no era tan difícil...

-Ya veo –dijo-. Bueno, en conclusión, no sé que decirte... ¿Eres feliz con él?

-Sí.

-Menos mal, algo bueno tenía que salir de esto. Bueno, bien por ti... ¿Qué harás con Sirius?

-Se lo diré a más tardar el 5 de Febrero. Eso arreglamos con Severus.

-¡Más le vale al cobarde de tu novio! Dile que si él se rehúsa a abrir la boca, lo haré yo. Ya verás como canta su canción. Sobre Canuto, estaré ahí para contenerlo cuando lo sepa. No quiero ni pensar en qué dirá cuando le digamos que Lunático y yo lo sabíamos y no se lo dijimos. Nos matará.

-Fue mi culpa, James.

-No, fue culpa de ese... –no terminó la frase- si fuera por ti, lo habrías dicho de una.

-no estés tan seguro, era difícil para mí también...

-Ya me lo dijiste.

-James, perdón, de verdad.

-Ya me lo dijiste.

-Lo siento...

.También lo dijiste... -se rió.

-¡Cállate!

-Me lo dijiste ayer... ¡Nada nuevo!

Y nos quedamos toda la noche charlando. De vez en cuando salía el tema, y después hablábamos de otra cosa, y luego seguíamos hablando de eso... y después de otra cosa... y así sucesivamente...

Gran angustia pasé. Pero tengo un peso menos. ¿Qué pasará mañana?

27-01-84
Querido Diario:

Hace rato que no te hablo de mi relación con Sirius. Estuve releyendo, y noté que las últimas menciones que hice de él, eran sobre mis preocupaciones sobre lo que pasa a sus espaldas, pero no lo que pasaba directamente con él.

Él está con Kat... sí, estos dos van, vuelven, van, vuelven... Y siempre están. Con ella sigo sin hablar, y con Sirius la relación es normal. No tenemos la hermosa amistad que una vez tuvimos, pero nos reímos juntos, y charlamos estupideces, cuando Kat no se lo lleva para algún lado. Y como empezaron los entrenamientos de las porristas, es cada vez menor el tiempo que tienen para verse. Por lo tanto, si quisiéramos, podríamos pasar más tiempo juntos... pero todo el tema de saber que pronto le voy a romper el corazón me hace tomar distancia automáticamente.

Además hay varios cruces de miradas entre James y yo, que me delatan. Por eso, últimamente, hago la mía y ellos la suya. Pero todo va empeorando... cada vez es más evidente que huyo. Por suerte, mi amistad con Lily se repuso en su totalidad, sino andaría sola y sería más obvio que algo pasa. Voy a tener que hacer algo, y pronto.

Por otro lado, Lily no ha cambiado nada con esto de juntarse nuevamente con ellas. Ahora me doy cuenta de que era pura paranoia mía. Se lo reconocí a Lily y me disculpé. Así fue como nos amigamos.

Pasa que... fue muy raro. Nos hicimos amigas muy rápido, y es una amistad muy fuerte. Es la única amiga que tengo, la sola idea de volver a lo de antes me pone como loca.

Y aunque me cueste admitirlo, Lily me cambió en algunos aspectos que creí que jamás cambiarían. Nos influenciamos mutuamente. Ella dejó de parecerse tanto a las esclavitas de Kat, y aflojo un poco con eso de maquillarse siempre, y tanto. En cambio, yo, que era todo lo opuesto, descubrí gracias a ella otro lado de mí, que me agrada más. Insultándolas a ellas por sus coqueterías, estaba queriendo ocultar mi baja autoestima en cuando a la belleza. Para mí era “No me peino, porque no quiero y punto... no como ellas que no pueden estar dos minutos sin peinarse”, cuando en realidad era “No me peino, porque no me queda bien” y era mentira... no era que me quedara mal, sino que yo sentía que me veía así... Y con Lily y su afán por ayudarme (Peinándome mientras yo estudiaba, o regalándome delicadas hebillas), logré superar esto. No soy coqueta, no me visto a la moda (y no creo que lo haga alguna vez en lo que me queda de vida), pero aprendí a mantener mi Esencia Sarah, justo con cosas que creí que jamás sería compatible. Cambié, y la verdad es que me gusta.

Mis ganas de estar con Severus, también hicieron que me preocupe un poquito por lo externo. Quiero estar bien para él. Sé que me quiere como soy. Tal como me lo dijo en el Baile de Navidad, pero de todos modos deseo mejorar para él.

30-01-84
Querido Diario:

Mi primer “mesesario” con Severus... y no lo veré hasta que llegue la noche.

Por suerte, luego del suceso con James, que se apareció con la capa de invisibilidad mientras Severus y yo estábamos juntos, la capa la tengo guardada. Eso me garantiza que Sirius no saldrá a dar una vuelva nocturna y nos descubrirá. De todos modos, solo faltan 5 días para que hable con él... si es que enero tiene sólo 30 días, porque aunque me avergüence admitirlo, soy una gran perdida en asuntos de almanaque.

Estoy muy ansiosa al respecto, de verdad. Entre eso y mis ansias por ver a mi amorcito esta noche ¡No te digo cómo estoy!

Encima cada vez es peor. Ya no puedo mirar a Sirius a los ojos. Imagínate. Tratamos de restablecer una amistad cercana como la que teníamos, y en la noche salgo a verme con su peor enemigo con el que salgo desde hace un mes. Triste, pero cierto.

- - - - -

Ya volví de estar con él... hemos tenido muchas noches hermosas... y esta fue...

Sólo diré que fue la noche más maravillosa de todo mi vida... no puedo decir nada más.

¡SOY MUY FELIZ, GRACIAS A ÉL! ¡LO AMO DE VERDAD!

Hannah dio vuelta la hoja, y su corazón palpitó con una fuerza y una rapidez que jamás había tenido. Parecía que saldría de su cuerpo. Las siguientes hojas estaban marcadas con bruscos rayones, llenos de odio, y la pluma rasgaba el papel hasta hacer pequeñas cortaduras delgadas. Había hojas arrugadas con violencia. Al cerrar el Diario, Hannah notó por primera vez, que el maltrato de la tapa, no era solo del tiempo...

Algo, veinte años antes, había provocado que Sarah dejara de escribir... y que odiara a su diario, hasta ese punto. Había un turbio misterio que resolver, y por alguna razón, ella estaba segura de estar involucrada de algún modo. Esa historia, tenía consecuencias que afectaban su vida. No sabía cómo ni por qué... pero sentía algún tipo de vinculación con El Diario de Sarah...

Episodio XXI

¡Está loca! ¿Qué le hizo delirar con que yo podría aceptar eso? ¡Y más cuando ya bastante me costaba aceptar que ella fuera a hacerlo!

-Escucha -le dije-. Sé que tú solías ser así, pero luego te juntaste conmigo ¿No? Y yo soy Freak, no Winner, Freak... y desde que te juntas conmigo, te has hecho Freak también...

-No creo que seamos Freaks.

Insertar gesto de obvia incredulidad.

-Bueno, en ese caso –corrigió-. No veo por qué dejar de serlo...

-Entonces... ¿Desistes? -pregunté ilusionada.

-No. Me refiero a que el ser porrista o no, no hace que vaya a cambiar mi forma de ser...

-¡Ganarás fama, mala fama! Y ya no te la quitarás de encima, es horrible... piensa en que todo esto sí te puede cambiar...

-En todo caso es mi decisión ¿No? -dijo.

-Claro, pero será mejor que la tomes sabiendo lo que puede llegar a pasar. Y yo, como amiga, debo anticipártelo.

-Aja, y ahora, viene el momento en el que yo te escucho, analizo lo que dices, y luego hago lo que quiero.

-Exacto.

-Pues bien, ya está hecho. Seré porrista, y tú no. ¿De acuerdo?

-¿Tengo otra opción?

Pero tengo algo de miedo de que las cosas vuelvan hacia atrás... de que vuelva a ser lo que era, y crea que yo soy lo que pensaba que era cuando no me conocía. No quiero perder su amistad. Nunca antes creí que algo así se pudiera temer. Siempre imagina a esas chicas que tenían celos de sus amigas, porque ya no pasaban tiempo con ellas por alguna razón, y pensaba “¡Qué taradas! ¡No va a dejar de ser su amiga por semejante estupidez!” y aún lo mantengo en pie.

Pero la pregunta es: ¿Es esto una estupidez? Tal vez lo sea, o tal vez no. Sé que nuestra amistad es fuerte, pero... ¿Qué influencia tendrá en Lily, volver a pasar tanto tiempo con Kat? Y sí, estoy dando por sentado que si hay una forma de que bailar con ropas ajustadas sea a favor de las reglas, Kat estará ahí.

Es más... que estén en el mismo equipo de porristas, no quiere decir que vuelvan a ser amigas. Y el que vuelan a ser amigas, no quiere decir que INELUDIBLEMENTE, eso vaya a cambiar a Lily...

Estoy delirando. Ahora que lo pienso, tal vez estoy exagerando, y no es mala la decisión que tomó.

Y como si mi vida no tuviera suficiente con la mentirota que oculto, me peleo con mi única amiga. Es decir, en realidad, no es que dejamos de hablarnos, es solo que se puso un poquito cortante... bien, bastante cortante.

En fin, ya es de noche, y me voy a dormir, porque dentro de un par de horas, voy a ver a Severus. Nos vemos.


24-01-84
Querido Diario:

Al menos tengo el consuelo de una buena relación con mi novio. En este momento, él es el único que sabe absolutamente todo. Y me entiende en lo de ser porrista, y piensa lo mismo de ellas. Por eso, le pareció genial que no sea parte de ese grupo. La charla, fue más o menos así:

-¿Vas a decirme o no? -preguntó, luego de un buen rato de hablar estupideces de pareja.

-¿Qué cosa?

-Te conozco, sé que algo te tiene mal…

-No tiene importancia.

Me miró con incredulidad.

-Es solo una pequeña pelea que tuve con Lily…

-¿Y por qué no tiene importancia?

-Es solo por una estupidez. Quiere ser porrista. Le dije lo que pienso al respecto, y discutimos. Pero no quedó todo ahí. Es decir, que no estamos PELEADAS, solo un poco distanciadas…

-Pero eso basta para que estés mal, así que, no le des tan poca importancia.

Lo besé con ternura.

-No quiero tener problemas.

-¿Tienes?

-Claro. Tengo que ocultarles algo MUY importante a mis UNICOS amigos, y mentirles me hace mal. Me deprime. Y… saber que tarde o temprano tendré que pagar por esto, me causa estrés. Quiero hablar, quiero terminar con esto.

Lo meditó. Respiró profundamente, y contestó:

-¿Eso quieres? ¿Eso te hará feliz? Bueno… a más tardar el 5 de Febrero, hablaremos…

Eso me puso muy feliz, sentí inmediatamente que era capas de hacer lo que fuera, que tenía toda la fuera del mundo, y que esta trataba de escapar de mí. Solo podía sonreír, no tenía palabras así que lo besé para aprovechar el silencio, y en agradecimiento. Esto le costará más a él que a mí... y él lo enfrentará por lo que sentimos...

Antes dudaba del futuro de todo esto, pero ahora que tengo la fecha clara, no hay preocupaciones.

- - - - -

Bueno, evidentemente, hoy a la mañana, cuando escribí eso, estaba demasiado feliz, y por eso todo pintaba tan bien, pero ya no es así.

Estaba sentada en los terrenos, meditando al respecto, con una gran sonrisa. Era inevitable, me sentía contenta, liviana, relajada. Había un yugo que ya no tenía, un peso menos, y luz en el futuro.

Hace mucho tiempo que no nombro a alguien que había desaparecido de mi vida en estos días. Esa fue la persona que apareció en ese momento.

-Hola.

Levanté la mirada.

-¡Joda! ¡Qué gusto verte! ¿Cómo estás?

No se veía muy feliz. Pero...

-Bien, estoy bien ¿Qué hay de ti? -se sentó a mi lado, contra ese árbol. Bajó la voz y susurró- ¿De novia finalmente?

Corazón, saltando... palpitaba a tal velocidad, que creí que iba a darse vuelta de la excitación.

-¿Qué? ¿Cómo lo sabes?

Y yo soy la pobre idiota incapaz de negarlo.

Sonrisa forzada y agregó:

-Es evidente, al menos para mí. No, sé quién es, ni cómo son las cosas. Pero desde hace un tiempo te noto... distinta. Pensé que tenía que ver con eso. En el baile de Navidad me dijiste que no estaban oficialmente juntos... y…

-No te lo negaré…

-No tienes alternativa, ya me lo confirmaste… -rió.

-Sí, pero lo que iba a decirte, era que no se lo digas a nadie, por…

-Sarah, me estás ofendiendo. No se lo diré a nadie, porque no quiero perjudicarte, tú lo sabes.

-Sí, pero…

-Pero nada, llegué tarde, hay que asumirlo. Pero creo que eso no debería cambiar las cosas. Estuve pensando en esto y… llegué a la conclusión de que podemos ser amigos de todos modos… no hace falta que nos separemos…

-Yo no sé. Es decir, es difícil para mí que seas mi amigo sabiendo que esperas algo más…

-Pero sé que no va a suceder ¿Qué importa si me gustaría o no algo más de ti? -dijo- Mientras no tenga ilusiones…

Se quedó en silencio, miró mis ojos, y continuó:

-Además, estoy con alguien.

Pausa. ¿Viste cuando uno se queda sin palabras, y no sabe que decir por la sorpresa? Bueno, eso fue lo que me pasó. Tras lo que pareció una eternidad, dije:

-¡GENIAL! ¡Felicitaciones!

Y sonó tan parecido al tono que Remus utilizó conmigo, que ya no me sorprende su reacción. Sé lo fingida que fue.

-Gracias -me sonrió.

¿Viste cuando uno sonríe forzadamente y es tan mal actor que todos se dan cuenta? Bueno, eso fue lo que le pasó.

-Y... ¿Estás feliz con ella?

-Sí... bah... ¿Qué se yo? Normal...

-¿Quién es?

-Se llama Emma, es de mi casa.

-¿Una chica callada y tímida?

-Sí, ella.

-Buena chica... confiable.

-Lo sé.

Y luego nos quedamos hablando de cualquier otra cosa.

Pero... no sé que pensar. No sé si me lo dijo porque ya soy historia, y quería que lo sepa; o porque quería ver mi reacción... o... no sé...

Si el quiere arreglar las cosas... es un buen chico, yo nunca quise perder su amistad... así que esto podría considerarse bueno.

Me pregunto qué dirá Severus de todo esto... desconfiará, obviamente, y se pondrá celoso... pero ya veré.

25-01-84
Querido Diario:

Lo que sucedió hoy a la madrugada, significa que verme con mi novio a escondidas a las tres de la mañana, no es garantía de nada. Lo que más temía, se volvió realidad. Nos descubrieron.

Fui a verme con Severus, como es de costumbre. Y estábamos charlando, como es de costumbre:

-Y nada, eso es todo –concluí-, como verás, no hay mucho que contar.

Pero él había estado sombrío toda la noche.

-¿Qué sucedió con Dark? -preguntó, mirando el piso fijamente.

-Nada ¿Por qué lo preguntas?

-Los vi, en los terrenos... hablando... luego de tanto tiempo.

-Bueno... no podía decirle que se fuera así porque sí. Él vino amablemente a hacer las pases. Quiere que seamos ami...

-¡Quiere algo más! ¡Y tú lo sabes! -interrumpió- ¡No quiero que le des espacio de pensar que tiene oportunidades contigo!

-Él sabe que no es así. Me lo dijo. Y además está con Emma.

-¿Emma? ¿Esta chica callada y tímida?

-Esa misma.

-De todos modos, eso no significa nada. Si él llegara a pensar que tiene alguna oportunidad, la dejará inmediatamente, y se jugará por ti...

-¿Cómo hiciste tú?

Sí, ya sé, golpe bajo.

Me miró seriamente. Y luego retiró la mano con la que me abrazaba.

-Nunca dejarás de echármelo en cara ¿Verdad? -dijo con voz débil. Me sentí culpable-. Ya te he dado una fecha para que hagamos esto público, y sabes lo difícil que es esto para mi... y para ti. Estoy tratando de asumirlo desde ahora y hacerme la idea de lo que está a punto de pasar. Si esto sigue así, tal vez no haga falta que hablemos...

-¿Hablas de no llegar juntos al 5 de Febrero?

No contestó, y no hacía falta.

-¿Tan poca fe nos tienes?

-No, no es así. Pero hay tantas cosas que nos separan, que a veces me parece imposible que estemos juntos...

-El que estemos a pesar de todo, es buena señal.

Me sonrió, y me abrazó.

-Me alegra pensarlo –pausa-. Has lo que quieras con Dark, no importa. Si se quiere jugar por ti, que lo haga.

-Porque eso no quiere decir que vaya a romper contigo para irme con él.

-Exacto.

-Y rechazarlo, si eso sucede, va a ser muy difícil. Por eso solo tengo que marearlo y confundirlo, como hice contigo.

Se rió y me dio un beso.

-Mientras esa confusión le dure hasta el 5 de Febrero, no hay de qué preocuparnos...

Nos quedamos ahí un rato más. Creo que luego de una pelea, lo mejor que puede pasar, es que se solucione en el momento. Si hubiera tenido que esperar hasta la noche siguiente para ver lo que pasaría entre nosotros, me habría quemado la cabeza pensando y pensando, analizando cada posibilidad, e imaginando 10.000 discusiones probables, para ver cuál era la más aproximada, y terminar descubriendo que por muy próxima que sea, no tiene nada que ver con lo que sucederá en realidad.
Pero por suerte, las cosas entre nosotros terminaron bien, y no tengo que pensar en eso.

Aunque a cambio, tengo muchas otras cosas en qué pensar. Estábamos lo más bien, besándonos esa misma noche, cuando escuché:

-¡SARAH! ¿Qué...? ¿Cómo...?

Descubiertos...

-Eh... yo... él... -comencé.

Ambos nos pusimos de pie.

-¿Cómo es que tú...? ¿Y él...? ¡Mentiste!

-No, bueno, sí... pero... escúchame. No es tan así como crees. Íbamos a decirlo, pero dentro de unos días y luego...

-¿Será posible que cada vez que las cosas se arreglan, puedas hacer algo para provocar un huracán? ¿Qué la muerte no te ha enseñado nada?

Todos con lo mismo... maldita muerte...

-Yo... no tenía opción... tienes que entender...

-¿Entender qué? ¿Qué nos mentiste a todos? ¿Que mientras lo insultabas de día, lo besabas de noche? ¿Has pensado en nosotros?

-Claro, y eso era lo que hacía más difícil todo esto... no quería herir a nadie...

-Eres una...

-¡CUIDADO CON LO QUE VAS A DECIR! -interrumpió Severus.

-¡Tú cállate, maldito infeliz! -le contestó- Y tú, Sarah, eres una caja de sorpresas. Nunca creí que podrías desilusionarme así...

-Por favor, escúchame...

Pero se fue, no escuchó razones. Instantáneamente, comencé a llorar. Severus me abrazó, me contuvo, me consoló. Dijo que nada pasaría, y que tenía que hablarlo al día siguiente, antes de que todos se enteren, pero que si lo encontraba en la Sala Común al volver, que lo mejor sería hablarlo antes que lo comente con alguien.

-Pero, mi amor... ¿No es mejor aprovechar esta oportunidad para que todos se enteren de una vez?

-Solo unos días más... solo un poco...

Y me convenció. A estas alturas, era lo mismo. Y yo también tenía que asimilar unas cuantas cosas antes de que todos lo supieran.

Que él nos haya descubierto, había sido un sorpresivo golpe duro, pero me sentía un poco más liviana, por el hecho de no tener que sentarlo y decirle todo. Aunque tendría que explicarle cómo fueron las cosas, es más fácil cuando comenzaba hablar, sabiendo que él sabía... ¿Se entiende?

Me costó mucho despedirme de él anoche, e irme, sabiendo lo que me esperaba en la Sala Común, porque conociéndolo, me esperaría ahí...

Mientras caminaba a la Sala Común, pensaba en lo que le diría, en cómo se lo diría, y cómo lo convencería de callar. Era algo muy difícil para él, yo lo comprendo. Una situación en la que a nadie le gustaría estar. Y sin embargo...

¿Qué haría? ¿Me cubriría unos días? ¿O por despecho y orgullo correría a contar el chisme del año? No lo sabía, no podía adivinarlo. Y aún ahora que ya he hablado con él, me cuesta creer que todo esto haya sucedido.

Entré a la Sala Común. En un primer vistazo, no lo encontré. Fui hacia la escalera, y escuché:

-Sarah, tenemos que hablar....

Volteé, y ahí estaba él. De pie junto al fuego. Mirándome con severidad y tristeza.

-Tenemos que aclarar todo esto de una vez... antes de mañana...

Episodio XX

15-01-84
Querido Diario:

Lo mío fue un poco tonto, lo reconozco. Tanto querer estar de novia, para descubrir que lo único que cambia es la regla de que ninguno de los dos puede tener otra pareja… de modo que cualquier cosa que haga, hará que Severus sea oficialmente cornudo…

Y bueno, John Dark me preguntó quién es el chico este con el que estoy, y no supe qué responderle. No quería mentirle, y no quería decirle la verdad:

-No puedo decirte, Joda.

-¡Vamos! ¿Por qué no?

-Sería un escándalo… nadie debe saberlo, es un completo secreto.

-¿Lily lo sabe?

-No te diré quienes lo saben, no te diré nada, compréndeme, por favor.

-¡NO! ¡Necesito saberlo!

-Lo sabrás, pero no aún…

-No me lo esperaba… bueno, sé quienes no son.

-¿Y qué tiene que ver?

-Te quiero, y... no puedo evitar las expectativas, yo creí que iba a ser Black, pero está con Kat. También podía ser James, pero no le gusta nadie en serio, aunque persigue a Lily. Remus, gusta de Tonks, y hasta ella lo sabe… Snape… no, no creo que caigas tan bajo. Además, él no es ni siquiera tu amigo… y es el novio de Bellatrix. Y Petigrew… no, simplemente imposible…

-¿Cómo?

-Que Peter es un idiota, por lo que cuentas…

-¡Ah, sí! No ni borracha estaría con él… -dije, aunque en realidad mi “¿Cómo?” había sido por Severus… ¿Novio de Bellatrix? ¡En el nombre de Yavanna! ¿Qué quiere decir eso?

Seguimos hablando un rato, y luego me fui a pociones. Evité mirar a Lucius. Y también a Severus… Me senté con Sirius, y traté de poner atención en la clase. Pero él estaba muy molesto, me tiraba del pelo, me ponía papelitos en la cabeza, me escribía las manos con la tinta, los pergaminos… cosas así.

Kat, quien por alguna razón se sentó con Tiffany, miraba con la vena a punto de estallar… como Severus.

Luego Sirius comenzó a escribirme el cuello, yo no le dije nada. Siguió, siguió… no se cansaba. Luego dejó de hacerlo y me miró.

-¿No vas a decirme nada?

-No.

Y dejó de hacerlo.

Confesión: fue venganza. Se rumorea que Bellatrix sale con Severus ¡Pues que se rumoreé que Sirius está conmigo y Kat! No importa… pero de todos modos quiero hablar con Severus al respecto.

-¿Te pasa algo?

-No, nene, está bien.

-Ah, como dejaste de seguirme el juego, creí que te habías enojado…

-No, no lo hice, está bien…

La próxima vez le digo que sí… porque en cuanto le dije lo contrario, siguió dibujándome el cuello.

Cuando terminó la clase, Kat tomó a Sirius del brazo y se lo llevo. Yo me fui a hablar con James. El está mal. Desde que pasó lo que paso en Navidad, que él y Lily no se hablan.

-No la entiendo, Sarah ¡La ayudé! ¿Por qué no me habla?

-Bueno, pueden haber dos motivos, a mi entender: uno, le da vergüenza por toda esa situación; dos, luego de Navidad molestaron a Sev-Quejicus… y sabes que no le gusta que hagan eso…

-¿Qué dices?

-Claro, que a ella no le gusta... y tú sabes…

-No, no eso… ¿Cómo que vuelves a llamarlo “Quejicus”?

-Ah… bueno… nos pelamos definitivamente… así que él vuelve a ser Quejicus para mí…

Rió y luego me miro contento.

-¡No sabes lo que me alegra oír eso!

-Sí, sé lo que te alegra…

-¿Sabes? Quizá ande por aquí. Busca a Sirius, y molestémoslo como dándote la bienvenida al mal comportamiento.

-¡No, espera! Me peleé con él… pero no volveré a molestarlo como ustedes… aún…

En ese momento, Sirius y Kat pasaron por mi lado.

-¡Sirius, compadre! ¡Sarah se ha peleado con Snape, definitivamente!

-¿En serio? ¡Qué bueno! -dijo y me abrazó… sí, concuerdo contigo, cualquier excusa es buena…

Cuando me soltó, Kat casi lo mata con la mirada.

-Me tengo que ir con Remus. Luego nos vemos… -dije.

Te parecerá extraño, pero aún no le había dicho a Lunático que estoy de novia con Severus. Eso sólo lo sabe Lily. Y ya pasaron unos cuantos días… me va a matar si no se lo digo pronto, así que iré a hablar con él.

- - - - -

Bueno… una cosa menos en la lista de “cosas pendientes”.

-¿Remus? ¿Podrías soltar ese pergamino y dedicarme una caminata?

-Seguro… ¿Ocurre algo?

-Se podría decir que sí…

Salimos del castillo, hablando de estupideces, caminamos un rato, hablando taradeces, y luego de un rato me interrumpió y me dijo:

-Pero no me trajiste aquí para hablar de eso…

-Eh… no.

-¿Qué pasa?

-¿Te enojarías si supieras que no te dije algo en dos semanas?

-Mmm… tal vez.

-¡Oh, vamos! No me lo hagas más difícil.

-Está bien, no me enojaré por el hecho de que me lo estés diciendo ahora…

-En ese caso… siéntate aquí…

Era un golpe pesado… debía hacerlo sentarse. Así que nos acomodamos en el pasto en las lejanías del castillo.

-Remus, mejor amigo, compadre, confidente, consejero… estoy de novia con Severus…

Se quedó perplejo, y luego de un rato me dijo:

-Bien, felicitaciones. De verdad, debes estar feliz… es lo que querías ¿O no?

-Sí, sí… genial… estoy muy contenta.

-¿Y cuándo se los dirás a los chicos?

-Ah… pues, no sé… no aún…

Negó con la cabeza.

-Oh, Sarah. ¿Tu casi-muerte no te ha enseñado nada?

-Sí, y mucho -respiré profundo-. Pero no puedo decir nada aun, por favor no lo hagas tú.

-No, es tu secreto y tu tema.

-Bien, se los diré, lo sé. Pero no aún. El mundo no esta listo para esto.

-Piensa en Sirius.

-¿Crees que me quedaría callada si no pensara en él? ¡Es por él que lo hago! Es él quien no debe saberlo aún…

-Has como quieras, y suerte… vas a necesitarla.

-Lo sé.

Luego de hacer eso, le conté a Severus que Remus lo sabía. Al principio no parecía conforme con la idea, pero luego lo convencí. Terminó por tomárselo a bien. Lily ya lo sabía desde el día en que sucedió. Se puso muy feliz por mí, pero al igual que Remus, no pudo evitar recordarme lo arriesgado que es esto, y la gran necesidad de que lo hable con Sirius cuanto antes... como si yo no lo supiera...

18-01-84
Querido Diario:

En estos tres días, las cosas no han cambiado mucho... al decir verdad, no han cambiado nada.

Las cosas con Severus van bastante bien, sacando, claro está, el empeño que él tiene en que sigamos a escondidas. Mientras no estoy con él, odio todo lo que pasa, y juro a mí misma que en cuanto lo vea, le diré:

-O cambiamos esto, o se termina todo aquí...

Pero luego nos vemos, en nuestras citas ocultas, y todo eso se pierde. Cuando estoy con él, siento que vale la pena que estemos escondidos, con tal de poder estar juntos, en la calma del secreto. Sin nadie peleándose por eso, enojándose, o simplemente, hablando de nosotros como si fuera de su incumbencia.

Pero aunque parezca mentira que alguien pueda fijarse en lo que hacemos o dejamos de hacer, pasa. Porque en este colegio se habla, de mí, de Lily, de todos. Como tema de conversación, la intimidad de los demás. No me gusta que todos estén en boca de todos, pero tampoco puedo cambiarlo.

Y ahí estoy en un dilema, porque vuelvo a lo mismo: Ocultarse. Cosa que tampoco quiero... ¡TODO UN TEMA!

De modo que la única solución posible, es hacer una especie de Asociación Secreta entre mis más allegados, para que solo ellos lo sepan. Pero eso jamás funciona, siempre todo se termina sabiendo. Así que la única solución posible, es tan posible como que McGonagall se ponga a repartir puntos porque sí...

¡NO SE QUE HACER! Hablo, no hablo, hablo, no hablo. Más de una vez junté coraje como para decirlo. Me armé de valor, enfrenté a los chicos y terminé diciendo cualquier estupidez, por arrepentirme en el último momento.

Veré mañana.

23-01-84
Querido Diario:

Parece que mañana, pasado mañana, o dentro de una semana, fuera lo mismo. Es que... es lo mismo. Aunque debo decir que me estoy acostumbrando. No sé si eso es bueno o malo...

Pero tengo que admitir que le estoy encontrando otro sabor al romance a escondidas. Siento que es más fogoso, más encendido que cuando lo puedo ver en cualquier momento y lugar. Como nos vemos poco y a las apuradas, los instantes que estamos juntos, son espectaculares, apasionados, únicos... geniales. Y está la sorpresa de que nunca sabes cuando va a tocar.

Camino por un pasillo, normalmente, y un brazo me jala hacia un aula. Es él. Tenemos 5 minutos... los mejores cinco minutos del día... y a la noche, más o menos a las tres de la mañana, me despierto, para ir a encontrarme con él. Charlar un rato, ponernos al tanto, y listo, de vuelta a la cama, para dormir un par de horas antes de las clases.

Y luego... está el sentimiento de culpabilidad, cada vez que tengo que mentir o algo así.

Detesto mentir, lo admito. Estar al borde de la muerte, te hace reflexionar y aprender mucho... pero es la misma vida, la que te pone en aprietos que te obligan a arruinarla con mentiras para salvarla, hasta que todo se descubra y quede arruinada otra vez. Pero asimismo, queda arruinada cuando dices una verdad como la que yo oculto. Tus amigos te miran mal, y te abandonan. Tampoco tiene caso. No quiero hablar, y tampoco quiero ocultarlo... ¿Qué camino me queda?

Como no puedo tomar una decisión como esta, solo me queda esperar hasta que a Severus se le antoje decirlo. Pero, conociéndolo... podríamos egresar antes de que eso suceda.

Por otro lado, aún se encuentra reacio a permitirme ir de viaje con los chicos. Por un lado, no es mi mayor estrés… aun falta tanto. Pero por otro lado, me conviene que vaya haciéndose la idea desde ahora. Como sé que por mucho que me lo prohíba voy a ir igual, prefiero pelearme una semana antes, que dos años.

Ah, acabo de recordar que hay algo importante que no te conté. ¿Ves que mi cabeza está en otro mundo? El otro día, estaba con Lily en la Sala común, cuando apareció un pequeño pergamino en la cartelera. Nos acercamos creyendo que sería la fecha de visita al pueblo, para descubrir que era algo totalmente estúpido: La apertura de un grupo de porristas. No hice comentarios al respecto, y subí al cuarto. Un rato después, vino Lily:

-¿Qué opinas del grupo de porristas? -y soltó una risita.

-Es triste... no va a tener a nadie... ¿Quién puede ser tan estúpido como para anotarse en él? Y más sabiendo que es el típico grupo selecto y exclusivo, compuesto por chicas padecientes de hueco craneal, que solo piensan en cómo se ven, y en cuánto pesan... ¡Por Los Ainur!

Pero la sonrisa de Lily se había desvanecido:

-Yo me anoté.

-¡Qué tragedia Lily! ¿Por qué auto-flagelarse en ese modo?

-Bueno... quiero probar cosas nuevas...

-¿Cosas nuevas? ¡Cambia tu peinado!¡Cómprate una Mantícora Macho en Celo Amaestrada Color Naranja, y déjate de estupideces!

-Pero no es lo mismo... estamos hablando de animar al equipo, con bailes, frente a todo el colegio...

-Sí, ya lo sé -le dije-. Sensuales bailes con poca ropa, frente al equipo de Quidditch. Pero vas a distraerlos, en lugar de animarlos para que ganen. ¡Y con lo baboso que es James! Necesitamos que agarre la Snitch, no su pecho derecho...

Lily se sonrojó.

-¡Aja! -pícara sonrisa- ¡Lo que quieres, no es animar al equipo, sino que acercarte a James!

-Tal vez -admitió con voz débil.

Grito de júbilo “¡Gracias Olomë!” y acto seguido, abrazo a Lily.

-Pero... James le gusta otro tipo de chicas. Aunque no puedo negar que captarás su atención...

-¿Por qué no te anotas?

-Eh... ¿No has escuchado todo lo que pienso de las porristas? -le pregunté- Además, mi novio está en Slytherin... ¿Qué crees que piense de eso?

-No tiene por qué retarte... solo estás animando a tu equipo...

-¡NO! -aclaré levantando el índice- Estaría bailando casi desnuda y meneándome frente al equipo, que no es lo mismo. Animarlo, puedo desde las gradas.

-No es tan así.

-Para él será de esa manera.

-Me refiero a que él no tiene por qué decirte que no hagas determinadas cosas.

-No es por lo que él me diga en sí, sino por cosas que yo sé que le molestarían y quiero ahorrárselas porque siento que no valen la pena. Si yo de verdad quisiera ser porrista, valdría de algo discutir al respecto, pero no es así.

-Vamos... hazlo por mí...

Episodio XIX

Esa noche, le robé la capa a Cornamenta, y tomé el Mapa del Merodeador. Salí furtivamente de la Sala Común, a las doce menos cinco. Recorrí los pasillos, con velocidad, ya que con el Mapa eludía a los profesores, y los que eran ineludibles, no podían verme bajo la útil capa de James.

Afuera todo era muy bello. Había una delicada frescura con el especial perfume nocturno. La luna llena brillaba en lo alto del lago, y unas delgadas nubes la acompañaban, reflejando y esparciendo más su luz. Se oía el canto de un búho afortunado que había logrado encontrar un árbol en el bosque, que no tuviera peligrosas plagas mágicas.

Camine sobre la fría hierba. Aunque en las últimas noches no había nevado, había sectores de los terrenos que por razones que desconozco, eran más fríos que otros.

Llegué al campo de Quidditch y miré alrededor. No lo vi por ningún lado. Antes de encaminarme a las gradas de Hufflepuff, hice algo que nunca había hecho en una situación así: me acomodé un poco el pelo.

En el lugar cuidadosamente indicado, me esperaba él. Estaba un poco nervioso, pero lo disimulaba bastante bien. Me saludó con cariño. Luego me indicó una pequeña puerta que había en la pared de madera que sostenía las gradas. Tuve que agacharme un poco, pero pasé con éxito.

Detrás había una escalera de caracol, atravesada con palos de madera, que conformaban la infraestructura. La subí esquivando las telarañas que indicaban que esa escalera no tenía mucho uso. No era por la que subían los alumnos a la hora de ver los partidos. Como ya te describí un centenar de veces, las gradas están elevadas, y en el interior de la gran columna que las sostienen, hay una escalera cuya puerta está en el frente. Por esa subo siempre a ver los partido de Quidditch, pero en los años que llevó aquí, nunca había ido detrás de las gradas a ver si había o no otra puerta. Y la había. Esta escalera era mucho más pequeña que la otra, y era mucho más desprolija. No me explicaba para qué podía ser. Pero tampoco me importaba mucho. No hacía más que pensar en él y en qué se traía entre manos.

En el otro extremo de la escalerita, había otra puerta tan pequeña como la primera, y estaba en el techo, levemente inclinada. Al subir, nos sentamos en el borde.

¿Viste la maravillosa noche que te describí? Pues, desde donde estábamos, se percibía absolutamente todo. El canto del búho, la luna brillante, la perfumada frescura de la noche, las nubes, el reflejo de la luna en el lago, formando millones de destellos plateados en su superficie… todo. Era una hermosura.

No tenía reacción. Estaba muy ocupada admirando todo, como para decir algo al respecto. Luego miré a Severus y le dije:

-Esto es increíble...

-¿Crees que con esto quede perdonado lo del beso?

-¡Jamás!

Debo admitir que el hecho de que me lo mencione en ese momento, me molestó un poco.

El sonrió, como si todo hubiera acabo con ver eso. No podía ser que acabe cuando yo consideraba que estaba empezando. Y no fue así.

-De todos modos, no fue por eso que te traje aquí. Necesitamos hablar.

-Ya lo creo… -dije mirando sus ojos, que en ese momento reflejaban la luna.

No habló inmediatamente. Abrió la boca como para hablar, y la cerró casi inmediatamente. Miró hacia el horizonte, con la mirada perdida. Luego me miró de nuevo. Debió notar mi impaciencia, porque ahí empezó a esbozar lo que parecían retazos de un discurso cuidadosamente practicado. Sin embargo… no se le entendía una frase.

-…no están las cosas muy bien. O sea, es decir… sí están bien… tú yo, bien. Pero…

-Shh –lo interrumpí, y le sonreí-. Tranquilo –y le tomé la mano.

Me miró un instante y exhaló.

-Lamento las complicaciones –dijo secamente, y sin balbuceos-. Somos muy distintos, y hay cosas que me cuesta pensarlas. O me cuesta darme cuenta que para ti son importantes. Eso me confunde. Elegí hacer las cosas rápido, y eso pareció desconcertarte. Intenté ir más lento, y eso parecía sacarte de quicio. Hay ocasiones en las que te enojas conmigo como si yo…

Hizo una pausa. Se había apresurado en un torrente de palabras, pero de pronto, parecía estar en un laberinto.

-…te lastimara a propósito. Y… me cuesta. Sé que no es fácil la situación para ti tampoco. Pero yo soy… muy –buscaba la palabra exacta- difícil. Duro. Toda esta situación es nueva y hay demasiadas cosas que me cuesta comprender o manejar. Para ti parece muy simple. Simplemente te acercas, se arrojas sin temores, con todo tu… tus… pensamientos y sentimientos. Para mí eso es casi imposible, no funciono de esa manera. Pero no quiere decir que no lo intente…

La calidez de sus palabras a pesar de los nervios, alentaron a mi mente a adivinar lo que vendría unos minutos después.

-Cambié mucho mi forma de ver las cosas, y nunca me sentí tan… vivo. Jamás pensé que sentiría algo así por alguien…

Yo estaba completamente en estado de shock, anonadada. Nunca lo había oído hablar así ¿El? ¿Decir lo que siente? ¿Mostrarse vulnerable? En todo este tiempo… estos largos tres meses, había descubierto en él a una persona que desde afuera no se la veía. Y ahí estaba él, diciéndome que esa persona no existía, y que era una creación mía, de la cual estaba muy agradecido. Había miles de cosas que quería decirle, pero me superaba el deseo de seguir escuchando lo que él pensaba.

Y lo amo, y lo sabes. Y me pidió que fuera su novia, y acepté. Desde que me di cuenta de que lo quiero, que ese sentimiento crece dentro de mí. Y no sé cuánto tiempo puedo guardarlo. Pero, esto era lo que durante tanto tiempo había esperado… y él me lo dio. Me hizo sentir querida como nunca nadie lo había hecho antes, y como sé que nadie lo hará jamás. Me quiere conociendo mis defectos, y los acepta. Me quiere tal cual soy, y lo valora.

Nunca creí que querría tanto a alguien, en tan poco tiempo.

13-01-84
Querido Diario:

Dejé las cosas inconclusas porque ya era tarde, y había escrito mucho. Si a Lily se le acalambra la mano con tan poquito ¡Imagínate como la tendría si escribiera todo lo que escribo yo!

Luego de ponernos de novios, seguimos hablando. Como siempre hicimos, pero con más apertura todavía. También nos contamos cosas que habían pasado antes de que nos conozcamos.

-¿Qué fue lo primero que pensaste cuando me viste la primera vez? –pensó y luego agregó- Si es referido a mi nariz, no lo digas… -y se río.

¿No te digo que había más apertura y menos pudor?

-No sé ni cuándo fue la primera vez que te vi. Mmm… déjame pensar -hice un rápido viaje mental a mi primer año en Hogwarts, y lo recordé.

La primera vez que lo vi, fue en la ceremonia de selección.

-En el tren, o en el Hall antes de entrar, no me había percatado de tu presencia. Estaba muy nerviosa. Cuando entramos al Gran Salón y nos situamos ante el sombrero seleccionador, quedaste a mi lado -y junto a Joda, pero eso no se lo quise decir- Entonces, sentí algo extraño… fue como si sintiera que te faltaba algo. Sentía ganas de hablar contigo, de acercarme, como si fueras un misterio a resolver…

Por omitir que era como un pequeño Dementor y que absorbía la felicidad de quién lo rodeara. Era un niño tan deprimido...

-Qué interesante -dijo jugando con mi pelo.

Yo estaba recostada en su pecho, como tantas veces había hecho antes.

-Y pensé: “Si quedamos en la misma Casa, me acercaré a él” -concluí.

-Tenías razón, yo era un misterio a resolver incluso para mí mismo. Pero… ¿Por qué pusiste esa separación según las casas? Tú no tenías idea de la enemistad entre ellas…

-Porque… cometí el error de tomarlo como una señal del destino. Otra Casa, otro camino. Uno que no se cruza con el mío. Un mundo aparte.

Silencio.

-¡Qué estupidez! –opinó. Es tan directo para decir las cosas, que a veces me pregunto por qué me gasto en suavizarlas para él.

-Y tú… ¿Qué pensaste la primera vez que me viste?

-Es que… la primera vez que te vi, no fue solo… John Dark te señaló, y me dijo que le gustabas, eso ya te lo dije… esa fue la primera vez que te vi, pero no la primera vez que me fijé en ti.

-No comprendo.

-Días después de eso, un día de sol, yo caminaba por los terrenos. Iba solo. Y entonces te vi, y sentí algo que no había notado cuando John te señaló. Estabas escribiendo en un rincón donde el sol brillaba más, sentí que pertenecías a otro mundo. Sentada, sin preocupaciones, y sonriendo por nada, al libro que escribías con energía. Vi lo que a mí me falta: ilusiones, proyectos, alegrías… Y pensé: “es extraña, me pregunto si llegaré a conocerla”

Lo que no le quise decir, es que tan ausente no estaba... recuerdo esta tarde, yo estaba escribiendo uno de mis primeros diarios, en el cuál aun de lee con letra infantil “¿Y qué se cree ese idiota que me mira como si yo no me diera cuenta? Además de feo, mirón... menos mal que no quedamos en la misma casa...”

Creo que Dios me castigó por ese comentario...

-Y cinco años después… aquí estamos –concluí-. Es extraño. Pasó muchísimo tiempo, pero aún guardamos en el interior los recuerdos menos pensados. De todos modos, me di cuenta de que me estabas ahí... pero es cierto que la mayoría del tiempo estaba ausente, en otro mundo. Mi mundo, un refugio que había imaginado, y que me hacía sentir bien. Tardé en salir de él, y cuando lo hice, cambié mucho…

-¿Conociste a los chicos?

-Y comencé a fingir como ellos…

-Un gran error.

-No somos lo que parecemos. Aunque no creo que puedas comprenderlo desde afuera, cuando uno los escucha a solas, se da cuenta de que son más de lo que parecen. Sé que se ven como niños malcriados y desobedientes, pero no son así… aparentan… y yo lo adopté como normal, y no lo es.

-Eso me alejó de ti. Aunque no fue lo único. Yo comencé a juntarme con los de Shytherin. A copiar sus modos, y a acostumbrarme a ellos. Te convertiste en una Sangre Sucia de Gryffindor, que se pavonea con sus amigos. Y así siguieron las cosas hasta hoy.

La charla siguió un curso que ya ni recuerdo, porque estaba más pendiente en algo que había notado. Cuando él dijo “Sangre Sucia”, su corazón latió más rápido. Estaba más inquieto, y la mano que tenía en mi pelo, se movía más rápido.

-¿Qué te pasa?

Dije en un momento en el que la paz, parecía retornar. Cuando me contestó, se incorporó.

-Nada.

-No. Sé que algo hay. Vamos, confía en mí. Por favor, sea lo que sea, dímelo. No empecemos a ocultar cosas…

¡CHAN! Sí, lo dije yo... la maldita perra que te acaba de ocultar que unos de sus primeros diarios dice que eres un feo, idiota y mirón...

-Es difícil… es algo que nunca le dije a nadie, y tampoco tenía la necesidad de hacerlo… hasta ahora. Y a pesar de eso, es costoso…

Silencio.

-Yo me siento mal por haberte llamado Sangre Sucia tantas veces… porque al decírtelo te mentí.

Era mi corazón el que se agitaba con brusquedad ahora.

-No sé a qué te refieres… porque está bien. No te diré que no me afectaba, pero… era verdad. ¿Por qué mentías?

-Porque no te lo estaba diciendo a ti. Me lo decía a mí. Cada vez que te lo decía, desahogaba la tensión de guardar este secreto y sobrellevar esa mentira… mi padre… era muggle.

Miró hacia abajo, avergonzado.

-Soy un Sangre Sucia, que carece de valor para admitirlo, y… que se burla de los demás por serlo…

No supe que decir.

-Te entenderé si no lo comprendes ¡No sabes cuánto dudé en decírtelo! Cada vez que hablábamos, en la torre o en los terrenos, en la vieja ventana… siempre estaba latente en mí el miedo a que me rechaces por eso, o que les digas a tus amigos lo que soy. No quiero ni pensar en lo que harían los demás si lo supieran…

-¿Te refieres a los de Slytherin? Mira, esto no cambia nada de lo que siento por ti. Para mí es lo mismo, porque no creo que la sangre tenga algo que ver en nuestro modo de ser, pensar y sentir. Sólo olvídalo ¿Quieres? Yo no se lo diré a nadie, ni lo hubiese hecho si me lo hubieras dicho antes.

Lo besé y me acosté a su lado nuevamente.

No lo podía creer… después de tanto tiempo… una gran revelación.

Estoy agradecida de que me lo haya dicho. De que me haya elegido para guardar ese secreto, eso demuestra confianza… es muy importante.

Pero, no sabes lo feliz que estoy de que seamos novios ¿Entiendes? Es la primera vez que se me da algo así. Después de esperar a Sirius, después de esperar a Severus ¡Por fin!

Pero, algo malo surgió de todo esto, que estaba en mi inconsciente, y que no lo había sacado para analizarlo: ¿Qué pasará con los demás, ahora que somos novios formales?

-Nadie debe saber esto… -sentenció.

-¿Por qué?

-Nadie está listo aún. Esto será una bomba, sobretodo para tus amigos.

-Pero…

-Tendremos que mentir…

-No puedo, no quiero mentir…

-No nos queda otra opción.

-Quizá decir la verdad…

-¿No pensaste en lo que hará o dirá tu amigo Sirius Black, si se entera de esto? ¿Y Potter? ¿Y los demás?

Me entró miedo. Me apareció la imagen de Sirius destruido, y supe que él tenía razón. No podía decirlo, no todavía. Por más que Kat no me gustara para Sirius, si él se enamoraba de ella, podría saberlo sin que le afecte tanto. Pero, tendría que esperar.

Esta mentira no es mala, es solo temporal, porque yo planeo decir la verdad, solo que sé que no es el momento.

-En realidad que no me agrada la idea de mentirles a los chicos, pero por el momento, supongo que será lo mejor… ¿Crees que podremos?

-¿A qué te refieres?

-¿Podrás cruzarme en un corredor, ahorrarte las ganas de darme un beso y además mirarme con odio para que Lucius no sospeche?

-Suena complicado, pero si lo pude hacer en los últimos dos años… supongo que será lo mismo…

-No, mi amor, no será lo mismo, porque ahora sabes que eres correspondido. Hace dos años, no me odiabas, pero pensabas que yo sí. Ahora sabes que del otro lado, voy a estar yo, con las mismas ganas de besarte, pero teniendo que disimularlo para no levantar sospechas…

-Antes sonaba complicado, ahora suena terrible…

Y terrible no es nada comparado con la realidad. O sea, tiene un lado excitante, lo sé... pero el hecho de verlo, y no poder acercarme a él, porque hay gente alrededor... ¡Es un bajón de humor! Esa horrible sensación que produce reprimir algo así. No sé cuanto tiempo más logre sobre llevar esto. Creo que tendré que hablarlo con él. Esto en mucho más difícil de lo que pensamos aquella vez.

Episodio XVIII

Cuando regresamos al castillo, notamos que las cosas habían cambiado mucho. Lily, estaba sola y se la veía decaída y confundida. Marian lloraba y salía del Gran Salón. Ni Wipa ni Cornamenta estaban a la vista.

Yo miraba a Lily, Joda lo notó.

-Ve si quieres.

-¿Me echas?

-No, pero es tu amiga, te corresponde. Lo comprendo. Pero si prefieres quedarte, mejor para mí -dijo.

No llegué a creerle que de verdad pensara eso, pero le agradecí y fui con Lily.

-¿Qué sucedió?

Quitó su mirada del piso, y la puso en mí.

-Fue… confuso -comenzó con voz temblorosa y los ojos llorosos.

-Pero… ¿Qué?

-Estaba bailando con Wipa -luego bajó la voz y Me senté su lado para escuchar mejor- Y me ofreció de ir afuera a charlar, solo a charlar… o al menos eso dijo…

-¡Oh, no! ¿Y entonces? -pregunté ansiosa.

-Bueno, se puso un poco…

-¡Caliente!

-Claro, por decirlo así… intentó besarme. Y bueno, yo se lo permití… pero luego… -hizo una pausa y se secó las lágrimas-. Estábamos en los terrenos, sin nadie alrededor, o al menos eso pensé… intentó… eso… y yo le grité que me suelte. No lo hizo. Le dije que quería regresar al castillo. Me preguntó que por qué había aceptado ir afuera con él si no era para eso. Yo le dije que había ido sólo porque él había dicho “Solo a charlar”. No me creyó, seguía haciendo sus esfuerzos, creía que yo me estaba haciendo la difícil. Pero tú sabes que no es así… yo ya no soy así.

Nadie parecía notar lo que sucedía, lo cual fue decididamente mejor.

-¿Pero, qué pasó? Ustedes no… ustedes no lo hicieron ¿O sí?

-¡NO!

-¿Qué pasó entonces?

-En ese momento empieza lo más confuso. De algún lado salió James, y me defendió…

-¡BIEN! ¡Ese es mi chico! Bueno, es una forma de decir...

-No del todo. Se golpearon, se dieron puñetazos. En un momento de nervios y desesperación, eché chispas rojas al cielo.

-Bueno, eso estuvo bien…

-No del todo…

-¿Otra vez?

-Llegó el profesor de Pociones, los separó y… se los llevó… creo que están con McGonagall, pero no he sabido más de ellos…Mmm… esto está difícil… ¿Qué tal tu noche?

-Bueno… me siento mala nuevamente…

-Esto ya lo hablamos. Deja de sentirte así, no estás lastimando a nadie… ¿Qué pasó?

-¡Jugué a dos puntas!

-¿QUÉ?

-En realidad no me lo propuse… yo estaba con Joda, como habíamos quedado. Vi que Severus salía del Gran Salón, como diciéndome que vaya con él para decirme algo, bah, eso pensé…

-Ingenua.

-Bueno ¿Yo cómo iba a saber que me esperaba detrás de ese arbusto para besarme apasionadamente?

-¡Wow, genial!

-Me siento algo culpable. Digo, yo tenía que estar con Joda, dedicarle esta noche, y no con él. Volví al Gran Salón, y bailé con Joda, me ofreció salir “Solo para charlar”.

-Uy, no…

-Uy, sí. Intentó besarme y le corrí la cara en el último momento… casi-casi, me dejo llevar. Tiene sus encantos.

-Ya lo sé… pobre ¿Qué le dijiste?

-Que me gustaba otro…

-¡Uff! Eso debió doler, pero hiciste lo que debías. Fuiste sincera con él, aunque le duela, eso fue mejor que mentirle… ¿Te preguntó quién?

-Por suerte no… así que me siento aliviada…

-Lamento decirte esto, pero no creo que te duré…

-¿Por qué?

-Porque creo que no te lo preguntó por el estado de shock en que lo dejaste, pero se me hace que cuando reflexione al respecto, te lo va a preguntar…

-¿Qué le digo?

El resto de la fiesta fue tranquilo. Volví con Joda, y me quedé hablando con él, de las cosas que hablábamos antes de todo esto. Pero la charla fue un poco hipócrita y trabada al principio, pero yo no quería dejarlo plantado en la fiesta e irme como avergonzada como pasa en las historias baratas. No podía hacerle eso… preferí volver y rescatar lo que pudiera de relación, porque es una buena persona.

Cuando la fiesta llagaba a su fin, me ofreció acompañarme a la Sala Común.

-Se supone que no puedes…

-Avísame con tiempo, y me regreso antes de ver dónde está…

-Está bien.

Salimos nuevamente, lo último que vi antes de irme, fue a Severus, con Bellatrix muy cerca de él… me dio un arrancón de ira exitosamente reprimido, y me fui con Joda.

Caminamos y charlamos, fue una casualidad que recordara decirle “Alto”, porque tenía la cabeza en otro lado.

-Hasta aquí -dije repentinamente a dos corredores de la sala común, antes de una bifurcación en donde está la estatua del ese brujo de nombre raro, que inventó la Poción de la Amistad… Humberto Grasiento, se llamaba ¿No?

Mmm… acabo de rendir ese examen, y ya no lo recuerdo… ¡Cómo se nota que esta vez estudié sin ganas!

-Bien, que descanses -dijo extendiéndome la mano.

La tomé.

-Tú también…

Nos soltamos y él se dio media vuelta. A continuación, obedeciendo a un impulso, regresó hacia mí. Y dijo:

-Si me hubieras conocido antes…

-No lo sé… -atajé.

Ya había oído esa pregunta antes, y la detestaba… ¿Cómo se supone que pueda saber si me hubiera enamorado o no de él? Mil cosas pudieron pasar, es imposible de saber. ¡Maldita futurología y las millones de variables que deja afuera!

-Ese chico es un idiota. Si lo quieres, y no lo aprovecha, debe ser realmente un imbécil.

Se puso a jugar con mi pelo, y a acercarse a mí nuevamente.

-Lo es, pero espero que se le pase…

-Pero hasta entonces, no lo engañamos si…

Agarró dulcemente mi cara, y me besó suavemente. Sin pasión, pero con dulzura y ternura.

-Un chico con coraje… -dijo una voz masculina, que provenía del principio del pasillo que habíamos transitado con Joda.

-Cierra la boca, Lucius -atacó él, y sacó su varita.

-Déjalo, no vale la pena… -repuse, aunque sabía que este testigo me traería problemas con Severus.

-No puede estar tratándote así porque sí.

-No es porque sí. Aún le duele lo de la otra vez -dije. Miré a su pareja, y luego a Lucius-. Porque lo rechacé para ir al baile…

La chica de Slytherin, lo miró.

-Aunque aún no comprendo por qué lo hiciste… ¿Qué tenías planeado? ¿Dejarme plantada, y aparecerte con otra en el baile, logrando a la vez burlarte y dejarme sin pareja?

-Quizá -confesó.

-Bueno, si te anotas ahora en la lista se espera, quizá llegues a ser mi pareja para el año que viene, pero no te garantizo nada –lancé.

Tomé a Joda del brazo, y me lo llevé.

Pero no fuimos en dirección a la torre de Gryffindor, no podía arriesgarme. Regresamos por el camino al Gran Salón, pero no entramos.

-¿Sabes qué? -le dije- Mejor yo te acompaño a ti, mientras espero que ellos se vayan, a la torre de Astronomía, adonde seguramente se dirigían...

Sí, leo mentes.

-No creo que decidan ir, los oigo discutir.

-Bueno, me va a odiar por arruinarle la noche.

Caminé con Joda, hasta que me dio el alto, y luego me encaminé a la Sala Común. Llegué a la bifurcación, y pasó algo súper extraño. Desde atrás de la estatua, salió Lucius Malfoy. Su pareja ya no estaba, definitivamente yo le había arruinado la noche.

Se me acercó lentamente, y cuando habló lo hizo en un tono más bajo de lo normal, como si estuviera rodeado de gente que no debía escuchar. Sus ojos brillaban con malicia… ¿malicia?

-¿Sabes qué? Me sorprendiste…

Me miraba de arriba abajo, pero no con el gesto de sorpresa de Joda, sino con otro de… no sé, como un tigre que aguarda para lanzarse sobre su presa. O sea que más que sorpresa, él tenía “sobresupresa”. ¡Dios, ese comentario fue muy agudo de mi parte! ¡Qué pena que siempre soy graciosa cuando no hay testigos! Pero volviendo a lo que contaba...

-Nunca creí que podrías verte tan… eh…

-Atractivamente femenina. ¡Qué pena que te hayas cambiado! Haz vuelto a verte como muchacho gay, cuando disfrazarte de mujer no te quedaba mal.

Me miraba como si aún tuviera la ropa de Lilian, pero ya no la tenía, así que bien podría haberme dejado en paz, pero...

-Increíble.

Ya estaba casi sobre mí, no pude retroceder, había una pared. Yo estaba completamente paralizada, no lo podía creer… ¿Lucius? ¿Yo?

-…y creo que como hiciste que mi pareja se fuera, me debes algo, que me podrías pagar…

Sentí su cálido aliento, pero preferí quedarme con la duda de qué olor tenía, preferí aguantar la respiración. Estaba pensando cómo empujarlo.

-Si no fueras una Sangre Sucia de Gryffindor…

Retrocedió un paso.

-Pues… una vez más me alegro de ser una Sangre Sucia…

¡Si no lo fuera él me habría besado! ¡Adoro los matrimonios con muggles! ¡Son un seguro Anti-Malfoys para todas sus hijas!

Pero canté victoria muy temprano, al oír mi comentario, se acercó con brusquedad. Su cara con la mía, su cuerpo pegado al mío. Deslizó una mano por mi cintura, y luego la sacó.

-No me obligues a hechizarte.

-¡Oh, vamos! ¿Por qué no lo has hecho hasta ahora? ¿Qué es lo que te detiene?

Me desafiaba. Él quería oírlo, quería que le dijera que me gustaba, y que confirmara sus estúpidas y erróneas sospechas. Rápidamente, saqué mi varita, lo empujé hacia atrás, y con un conjuro lo levanté en el aire, y lo moví haciendo que me de la espalda.

Lo impulsé hasta la otra pared del corredor, a la que se quedó pegado. El Conjuro del Mata Moscas, es muy eficiente y eficaz.

Bajé mi varita, lo fulminé con la mirada.

-Que pases buena noche –me despedí.

Como su cara estaba pegada a la pared, no había riesgos de que viera qué camino tomaba, y llegara a saber el camino a la Sala Común. Como tenía la boca adherida a la pared, tampoco podía gritar

Por un momento me sentí culpable de dejarlo ahí, pero luego descubrí que no era culpa lo que sentía, sino que estaba un poco incómoda por el miedo a lo que pasaría cuando lo encuentren y me delate.

En la Sala Común estaba McGonagall, hablando con James, en lo poco que escuché antes de que ella me mandara a mi habitación, entendí que ella se encargaría de su castigo, y que se lo trasmitiría a Jefe de Hufflepuff, para que ambos sean castigados juntos. Pobre, eso le va a molestar.

En lo que vi, tenía el labio inferior lastimado pero con una cascarita, lo que me dio a suponer que ya habían estado en la enfermería.

Me cambié de ropa a oscuras, porque Lily ya estaba dormida, y luego bajé a la Sala común a hablar con James, acerca de Lily.

EL 30 DE DICIEMBRE

Lo que los chicos le hicieron a Severus y la humillación que le causaron, no lo voy a contar. Por más que es gracioso, no aporta datos de gran importancia.

Solo recuerdo que ese día no intervine para ninguna de las dos partes, porque estaba enojada con los chicos por portarse así, pero también con Severus. Lo que me hacía estar enojada con Severus, era que él se besó con Bellatrix, según me enteré por Remus… ¡Qué odio!

Te asombrará saber que Lucius no le dijo a Severus nada de lo que vio que yo hice con Joda. Supongo que no quería que todo el mundo terminara enterándose de que él quiso besarme. Afortunadamente, tampoco nadie sabe del conjuro que le hice, así que de eso me salvé… no sé por qué, supongo que un brazo no estaba bien pegado, y que sacó la varita y se salvó antes de que McGonagall saliera de la Sala Común, luego de hablar con James. Especulaciones mías, tan probables como que haya sido salvado por su mejor amigo un topo gigante.

Pero no importaba que no le hubiera dicho a Severus que me vio con Joda, ya que yo misma se lo dije:

-¿Que tú qué? -preguntó enojado, un día que estábamos en la Torre de Astronomía.

La habíamos pasado fenómeno, hasta que le dije eso. Pero no podía ocultárselo: me carcomía por dentro, por más que no fuera mi culpa. Además, como sé que no fue mi culpa, no tengo por qué ocultarlo. Si lo hubiera hecho, daría a pensar que en la profundidad de mi Inconsciente, obré por voluntad.

-Que yo nada. Que él me besó… eso es todo. ¿Qué iba a hacer?

-Correrle la cara.

-¿Con qué fin o motivo? ¿Para hacerlo sentir mal por despreciarlo a pesar de lo bien que se portó conmigo, cuando ni siquiera tú lo hiciste? ¿Rechazarlo para no serle infiel a un novio inexistente? –suspiré- Me tomó por sorpresa, yo ya lo había rechazado una vez, y no esperaba que lo intentara nuevamente…

-No te comprendo… por un lado, dices que no tenías motivo para rechazarlo, y por el otro me dices que sí lo habías hecho…

-Es distinto…

-¿Por qué?

-La vez que lo rechacé, yo me la veía venir, y lo frené a tiempo ¿Por qué? Porque pensaba en ti, y no tenía caso besarlo si no lo quería… y menos, lastimarlo dándole esperanzas, cuando no es necesario. La segunda vez me tomó por sorpresa, no lo pude impedir, porque ni siquiera me dio tiempo de hacerlo. Fue un “Toco y me voy”, no fue un beso en serio. Si lo hubiera sido, yo habría tenido tiempo de decirle “Espera, esto no es así”.

Se hizo silencio.

-Está bien. Pero de todos modos, no me gusta la idea.

-Bueno, tu problema… -saqué un pergamino y me puse a estudiar.

-¿Qué haces?

-Leo.

-No seas aguafiestas… -sonrió con insinuaciones.

-No lo seré.

-Entonces, deja ese pergamino.

-No.

-Vamos.

-¡NO!

Retrocedió. Silencio.

-De acuerdo.

Otra pausa silenciosa.

-¿Qué te sucede?

-Nada.

-Seeh, claro,

Pausa.

-Vamos, dilo, tienes ganas de decirlo.

-Es solo que tengo una duda, y las dudas me ponen de mal humor.

-¿Qué duda?

-¿Cómo besa Bellatrix?

Se quedó helado.

-No lo sé.

-¿Dices que no sucedió nada?

-No, estuvimos cerca, sí. Pero solo fue un inocente cruce de respiraciones. Que tú te hayas besado con Joda, no quiere decir que yo...

-Aja… ¿Sabes qué? Me ofendes al llamar mentiroso a quien me lo dijo.

-¡NO! No digo que mienta, es solo que no puede distinguir entre un beso en serio, y un pobrísimo roce de labios…

Lo supe, pero no le dije nada.
-¿Y en qué se diferencia un beso en serio de un “pobre roce de labios”?

-Sarah… ¡Dime que no necesitas que te lo explique, porque sería estúpido que no lo supieras a estas alturas!

-No me refiero a eso, sé en que se diferencian. A lo que me refiero, es en que cambia que halla rozado sus labios, a que se hallan besado en serio. En caso de haber infidelidad, para ambas es igual. No me informaron que corrieras la cara después, así que para el caso es lo mismo.

-¿Haces tanto escándalo por un beso que ni siquiera pedí?

Se le cayó. No pudo sostener más su temperamento.

-Es distinto -se atajó.

-Primero dijiste que fue un “cruce de respiraciones”, luego fue un “roce de labios”. Lo que ya me dio la pauta de que estabas tratando de minimizar las cosas. Y finalmente es “un beso”. Genial. Mintiendo ¿Eh? -metí el pergamino en la mochila, y me levanté para irme-. Te molesta si me besan, pero está bien que te lo hagan a ti. ¡Qué bueno que no somos pareja, porque si tienes ese concepto, no llegaríamos muy lejos!

Me fui.

Cuando doblé en la esquina, comencé a llorar. Me sentía realmente mal, y sabría que me costaría concentrarme ese día, para estudiar todo lo que correspondía.

De todos modos, hice el intento. Algo logré esa mañana. No fui a ninguna de las clases. Ya me había escapado de una, para estar con Severus, ya que no podría hacerlo hasta después de rendir. Pero como me peleé con él, falté a las otras, porque no tenía ganas de ir a aburrirme y perder el tiempo, ya que sabía que de ningún modo lograría poner atención.

Subí a mi cuarto, y me acosté en la cama. Sacando el trozo de pergamino, me puse a estudiar. Cada tanto mi mente vagaba por Severus, y yo la obligaba a volver al estudio.

-Estudiar, para no llorar -me repetía una y otra vez.

Al mediodía bajé al Gran Salón para almorzar. Me encontré con los chicos, les dije que me había quedado estudiando, y comimos. James eludía la mirada de Lily, y viceversa. Fue un poco incómodo, pero yo estaba demasiado pendiente de Severus como para afligirme. En la mesa de Slytherin, no había rastros de él.

-¿Dónde estará? -pensaba.

Y la respuesta a esa pregunta, llegó un momento después, cuando salí del Gran Salón para estudiar en los veinte minutos que teníamos antes de las clases de la tarde.

En la puerta, choqué bruscamente contra Severus que entraba. Me golpeó el brazo izquierdo, y seguí de largo, sin hacer caso a su grito de:

-¡Fíjate por dónde vas!

Tratando de no sentirme mal otra vez, me tiré en la cama y me puse a estudiar rápidamente, para olvidar ese penoso encuentro.

Pero el brazo izquierdo me dolía. Y sentía una puntada en él, que me lo recordaba a cada segundo. El dolor se fue poco a poco. Pero la puntada seguía allí. Luego noté un cambio. Ese dolor punzante era superficial…

-Las puntadas son en el interior… ¿Qué es esto que me pincha?

A ver en la manga, noté que del lado interior, había un papel. Un trozo de pergamino, como cualquier otro. Estaba doblado hasta ser pequeño y puntiagudo.

Con ayuda de las uñas, lo desdoblé, con movimientos traicionados por los nervios.

Doce de la noche en el campo de Quidditch, detrás de las gradas de Hufflepuff, ten cuidado, sé cautelosa, que ellos no te sigan.

Me puse más nerviosa, ansiosa, feliz… olvidé nuestra pelea de ese día. Ya no importaba, todo tenía solución… lo hablaríamos y lo resolveríamos como adultos.

Era extraño, algo pasaba. Ya que él jamás me cita por las noches, se nos fue esa costumbre. Luego de las dos peligrosas noches que pasamos fuera, decidimos que no podía volver a repetirse, por muy bien que la pasáramos.

Episodio XVII

24-12-84
Hola:

Ya salí de la enfermería. Hoy es el baile. Estoy muy nerviosa. Hoy hablé un ratito con Joda y un ratito con Severus. Me tengo que ir a estudiar.

25-12-84
Hola:

Baile de Navidad. Fue emocionante. Después te cuento. Tengo mucho que estudiar.

26-12-84
Hola:

Estudio, estudio, estudio… Voy a matar a todos. Hoy los chicos molestaron a Severus, estoy enojada, pero no puedo decir nada.

Además de eso todo bien. Lily me está ayudando con mis apuntes. Es más de lo que pensaba, porque además de las pruebas… los apuntes son larguísimos…

27-12-84
Hola:

Esto es terrible.

30-12-84
Hola:

Si antes estudiar y concentrarse era difícil, ahora lo es más… pasó algo increíble y genial… pero no te lo puedo contar ahora.

01-01-85
Hola:

¡FELIZ AÑO NUEVO!

Mmm… apenas va una semana y algo… qué mal. Adiós.

04-01-85
Hola:

Muerta de sueño y sin tiempo. Odio todo esto. Adiós.

12-01-85
Querido Diario:

¡TERMINEEEEEE!

Ya rendí todas las materias que tenía pendientes y voy a empezar a contarte los hechos atrasados:

FIESTA DE NAVIDAD:

Este suceso fue muy emocionante.

Ese día, yo estuve estudiando. Sí, ya sé que es triste, y no necesito que me lo digan, pero tenía un montón de cosas que hacer, como ya te dije varias veces. Imagínate lo que era, para que esté con el tiempo justo a pesar de las vacaciones de Navidad.

Pero, no creas que fui a la fiesta así como así. Había que darle una lección a Kat y sus secuaces. Debo admitir que no fue solo por eso que me arreglé mucho… también lo hice por mí. Aunque te adelanto cómo termina la cosa, y te aviso que de nada me sirvió.

No sé… el otro día, estaba estudiando, acostada en la cama. ¿Y viste el espejo de cuerpo entero que tenemos en el cuarto? Bueno… Lily se había estado probando ropa, y lo dejó justo enfrente de mi cama. Cuando me dejó sola, yo seguí con mis estudios, pero en un momento me distraje y me miré en el espejo. Sí, así como estaba, acostada, con los apuntes en la mano, y pensé: “No soy fea”

Sí, puede sonar colgado, loco, poco creíble. Pero creo que fue la primera vez que me vi, y de verdad me fijé en lo de afuera. “Quizá si me arreglara un poco…”

Y sí, así fue. No, no creas que soy una vendida, porque no lo soy. No me voy a pasar al bando de Kat, o algo así. Es simplemente, que porque me peine un poquito más, no voy a ser una superficial, ni tampoco una desprolija como suelo ser. Tampoco me importa mucho, pero cambiar de vez en cuando no es malo.

El 24 a la tarde, yo repasaba Transformaciones, y Lily me enrulaba el pelo. Alto cambio ¿No? Pero fue su idea. Me dijo que tengo un pelo muy lindo, y del largo ideal para que luzca enrulado… al menos por una noche. Para mí se veía ridículo porque me gustan mucho más mis ondas castañas. Ella dice que mi pelo no es ondeado, que es despeinado. Que si yo quería, me enseñaba un hechizo para ondearlo prolijamente.

Después me pinté las uñas. No les puse color, era solo para que brillen más. Lo siguiente fue una túnica de Gala que me prestó Lily (quien dijo que la mía no tenía gracia), y listo. No era tanto… hasta entonces.

-¿Maquillaje? -preguntó Lily, dándose los últimos toques en el pelo. La desgraciada estaba hermosa. En realidad, ella tiene una belleza espontánea, no necesita maquillaje ni nada, pero ese día estaba increíble. Su túnica era verde y sus ojos apenas sombreados con el mismo color, se destacaban de una manera impresionante.

-En el bolsito de tu cajón… -le señalé.

-No, tonta, te digo que si quieres que te maquille…

-¡NO! Olvídalo…

-¡Déjame maquillarte! ¡Es el toque final! Ni siquiera tengo que ponerte un color notorio, solo unas tonalidades de color piel, para resaltar tu carita… ¡Por favor!

-No.

-Vamos… ¿A qué le tienes miedo?

-A nada.

-¿Por qué te ocultas así?

-No entiendo a qué te refieres.

-A que no puede ser que nunca te dejes hacer nada. Entiendo que los días corrientes no te maquilles para las clases, con tu influencia hasta yo dejé de hacerlo. pero hoy, es un día especial.

-Es un día como cualquier otro… solo que es Navidad.

-Y tienes una cita con Joda.

-¿Y qué?

-¿No era que no te ibas a negar?

-Era, tú lo has dicho.

-¿Qué te hizo cambiar de parecer?

Medité un momento, y luego respondí.

-Muchas cosas cambiaron desde que casi desaparezco. Ya no quiero estar con Joda para vengarme. Ni de Sirius, ni de Severus.

-¿Quién dijo que tienes que estar con él para vengarte?

-Yo lo dije.

-Me refiero a que puedes estar con él por otras razones…

-¿Ejemplo?

-Pasarla bien.

¿Quieres que me bese con un chico para pasarla bien? ¿Estás loca? ¿Es que no me conoces? Comprendo que me lo digas, quieres lo mejor para mí. A mí me gusta Joda, y sí, te confieso que me gustaría besarlo… es hermoso. Pero por un minuto en mi vida, tengo que ser racional: No puedo estar con él, porque no solo lastimaría a mi amigo y a mi futuro novio (con suerte)… sino que lo lastimaría a él. Piensa que gusta de mí desde hace años.

-Tienes razón, no lo había pensado.

-Es más, no sé ni si hago bien en ir con él.

-Bueno, ahí ya pasaste…

-¿Cómo?

-Y sí, una cosa es que no se besen, y otra es que ni siquiera salgas con él.

-Al aceptarlo, le di esperanzas. Si de verdad gusta de mí como me dijeron, irá esta noche con segundas intenciones. Recuerda que él no sabe nada de lo mío con Severus.

-Solo es cuestión de frenarlo, y explicarle.

-No es tan fácil de explicar. Llegado el momento, tendré que hacerlo, no hay otra opción…

-Salvo que no le digas el nombre. Podrías decir “No, Joda, me gusta Sirius”.

-¿Eh? ¿Qué tomaste? ¡No puedo seguir tejiendo redes de mentiras como si fuera normal! Reconozco que antes lo hubiera hecho… pero ya no. No quiero ser como era antes. Tengo que cambiar, por el bien de todos…

-Vaya, sí que te cambió la agonía. Alguien debería hacérselo a Kat… por ahí funciona.

Silencio.

-Lo que yo pasé no se lo deseo a nadie, ni siquiera a Kat.

-¿Es por lo que recordaste? ¿Eso que Dumbledore me dijo que no es ni del colegio ni de tu familia?

-Sí.

-¿Qué es?

-No es el momento -respondí, más cortante de lo que hubiera querido.

A pesar del maquillaje, su rostro se ensombreció.

-Odio que Dumbledore lo sepa, y yo no. Quiero que me lo digas.

-Te lo diré, pero más adelante, no es el momento, Lily. Es muy difícil para mí. Te lo diré cuando esté lista para hablar.

-Como quieras -dijo. Sonrió y agregó- ¿Maquillaje?

-¡NO! ¿Para qué? Ya te lo dije…

-Para hacerle desear a Severus, haberte llevado al baile.

Me reí.

-¡Píntala ya! –dije señalando mi cara- ¿Qué crees que piense cuando me vea?

-Supongo que algo así como “¡Ojalá hubiera sido un poco más hombre como para enfrentar a mis amigos por ella, y de ese modo estar a su lado esta noche, en lugar de estar con esta idiota de Bellatrix!”

-¿Cómo?

-¿Qué? ¿Lo exageré?

-Sí, pero no es eso. ¿Cómo que va con Bellatrix? -pregunté un tanto celosa.

-¿Ah, no sabías?

-No, yo estuve muriendo en la enfermaría, te recuerdo… ¿Por qué no me lo dijiste?

-No me pareció importante… al fin y al cabo, tú ibas a ir con Joda y...

-Lily… te odio -le dije, levemente enojada. Luego me reí- ¡No puede ser que consideres todo irrelevante! ¡Ya van 20 veces que pasa lo mismo!

Y sí, eso me hizo cambiar de opinión. ¿Cómo podía ser que él fuera con Bellatrix? No, eso no lo podía permitir, o al menos no sin tomar represalias. Y, si bien iba decidida a no hacer nada con Joda, eso no quitaba que quisiera que Severus Snape, se muriera del odio consigo mismo por ser tan cobarde.

De todos modos, Lily supo exactamente cómo debía maquillarme. Como dijo, no era un color del estilo del celeste, rosa, plateado. Eran tonos color cremas y amarronados, que no hacía más que resaltar la piel, como si irradiara luz.

Nunca voy a olvidar cómo estaba esa noche. Nunca, jamás, creí que yo podía verme tan… así. No me sentía yo, te lo juro. Desde los aros, hasta las sandalias. ¿Aros? ¿Cuándo en mi vida usé aros? Nunca, nunca antes de esto. Es más, Lily me hizo los agujeritos para la ocasión. Cuando me lo propuso, yo me imaginé caminando por el salón con la oreja sangrando.

Cuando se lo dije, me dijo:

-¡Ay, qué extremista! Te prometo que no te sangrará ni un poquito... usaremos un conjuro.

¿Parte negativa? ¡Tuve que estar largos minutos delante del espejo! No me sentía nada cómoda. Lily me decía que me calme, que me veía encantadora. Pero no me sentía bien. Era como si Kat o ella me miraran desde el otro lado del espejo: no era yo. Me sentía como una muñeca de plástico.

-Te acostumbrarás –me tranquilizó Lily-. Es solo porque nunca te habías arreglado tanto. Te ves muy bien.

-No es eso, es... raro. Incómodo. Hay algo que no me gusta.

-Es que no estás sonriendo. ¡Alégrate!

Pero yo no estaba contenta, sentía que me había convertido en aquello que tanto había criticado. Era un cambio muy brusco. Traté de pretender que nada pasaba, y bajé.

En la puerta, me encontré con Joda, tal como habíamos arreglado. Su túnica era negra, para variar, y se notaba que estaba nervioso. Cuando me vio, sus ojos siguieron de largo… luego retrocedieron. Me miró nuevamente, y su rostro se tornó sorprendido. Me siguió con la vista, mientras bajaba las escaleras del Gran Hall.

-Hola -dijo simplemente.

-Hola -contesté.

Yo también estaba nerviosa… no terriblemente, pero no puedo negar que me sentía un poco extraña. Y más cuando noté que sus ojos me recorrían de pies a cabeza.

-Lo siento, sé que te gustan mis “pantalones buena onda”, pero no me parecieron acordes con la ocasión…

Rió.

-No, no… no importa, es solo que estás… muy linda.

Le sonreí.

-Gracias.

Me ofreció su brazo, y lo tomé. Entramos al Gran Salón.

Espero no excederme con la descripción, porque es tarde, y aún tengo mucho que contar… odio retrasarme en estas cosas.

El lugar estaba excelente. Nunca lo había visto tan bello, a pesar de la cantidad de banquetes que presencié. No solo había velas flotando, parecía que las paredes estaban encendidas. No sé por qué, pero parecían iluminar también. En el lugar donde habitualmente está la mesa de los profesores, había un gigantesco árbol navideño, que casi tocaba el techo. Jamás había visto uno tan grande. Pasé aquí cinco Navidades, pero normalmente, en Hogwarts, se colocan varios árboles alrededor de las mesas, y todo de un tamaño bastante más reducido.

Las mesas no estaban en la posición de siempre, sino que estaban con manteles rojos, verdes y dorados, alrededor del Salón. Parece que Dumbledore optó por el estilo “lunch” para la comida. Lo cuál me parece bien, porque es más cómodo en eventos como este.

Hasta las ventanas habían sido decoradas, con guirnaldas que combinaban con los manteles. Adornos navideños flotaban, dándole un toque de color y brillo. Y hasta ahí mi descripción.

Con Joda no fuimos directo a la pista, en la que algunos ya estaban bailando las suaves melodías de Las Brujas de McBeth, una banda de principiantes, pero saben lo que hacen con los instrumentos. Caminamos junto a las mesas, rumbo a encontrarnos con sus amigos, a los cuales me presentó con gran alegría. Me parecieron agradables, y un par eran muy divertidos, y capaces de hacer un chiste con cualquier cosa. En el tiempo que estuve con ellos la pasé muy bien.

Luego de un rato, fuimos con los chicos. Yo quería que ellos conocieran a Joda.

-Ya nos hemos visto -dijo James, quien llevaba del brazo a Marian-. No creerás que nosotros fuimos los únicos en ir a verte mientras agonizabas ¿No? En la enfermería conocimos a Joda.

-Sí, estuve con ellos un tiempo, hicimos intercambio de información. A medida que nos enterábamos cómo seguías, es decir, lo poco que sabíamos de todo esto, nos lo íbamos diciendo entre nosotros -explicó Lunático, del brazo de Tonks.

-Ah, genial. ¿Han visto a Lily? -pregunté, Cornamenta bajó la mirada, y se fue con Marian. Remus me contestó.

-Sí. James está un poco deprimido por el tema… verla con Howie Patterson no le cayó muy bien.

-¿Le gustó cómo se ve hoy?

-No ha dicho nada, pero la devora con la mirada. Pobre Marian, espero que no se haga muchas ilusiones.

-Lo mismo digo. Y… ¿Qué hay de Sirius? –pregunté olvidando por completo a Joda, quien erguido a mi lado, comenzaba a sentirse incómodo.

-No ha aparecido aún. Tuvo un pleito con Kat.
-¿Otro?

-Sí. No me agrada esa chica para él. Los problemas no terminan, pero quizá baje más tarde -contestó Remus.

-Aja. Bueno, nos vemos más luego.

Joda me invitó a bailar, y nos acomodamos en la pista. Antes de bailar le dije.

-Quizá debí decirte esto antes… pero… no sé bailar…

-Oh, no tenía idea.

-Verás… nada de todo esto es lo mío.

-Igual yo. No te preocupes, es fácil. Acércate más. Así. Pon tu mano aquí… y yo pongo la mía acá… -la posó en mi cintura, y me atrajo a su cuerpo- El resto es seguir la música.

-Creo.

Fábula ancestral,
Sueño hecho verdad,
Una historia ideal,
Mágico final,
Sarah y Joda son...

Más que obvio que esa no era ni la música ni la canción. Es solo el loco pensamiento que me vino a la mente. Te juro que me sentía más que extraña... era como si no estuviera en el salón del castillo donde estoy siempre... era como bailar en las nubes, y en ese momento no pensé en lo que sucedía a mi alrededor.

No fue tan complicado. Cuando escucho que las chicas se ponen nerviosas porque tienen miedo de bailar con un chico, imagino que es mucho más complicado. De todos modos, no fue que ¡Oh, lo bien que danzamos mágicamente a la luz de la luna del techo mágico de Hogwarts! Pero ahí pasaba. Bailamos un largo rato, y… tanto baile me dio calor.

-¿Vamos a tomar algo?

-¡Déjame ir por las bebidas!

Alcé las cejas, algo sorprendida del énfasis que puso en esa frase, que no me parecía la gran cosa.

-Claro, claro, no te preocupes -dije como en defensa.

-Lo siento, no quise decirlo así… es que lo vi en una película, y siempre lo quise decir.

-Bueno, príncipe azul, no te alarmes.

-Nada me gustaría más.

-¿Que alarmarte?

-No, que ser tu príncipe azul…

Nuevamente subí una ceja.

-Eso también es de una película –se justificó y se fue.

A los dos segundos, alguien me tocó el hombro. Era Lily.

-¿Cómo va todo? -me preguntó en un susurro.

-Bien, supongo.

-Se veían muy bien bailando… se ve que está enamorado. Pero la próxima vez que bailes, afloja más las piernas. Parecía que estabas dura.

-Ni lo digas. ¿Dónde está Wipa? ¿No deberías estar con él?

-Está con los pesados de los amigos, hablando de Quiddich. No me da ni la hora… mmm…

-¿Qué significa “mmm”?

-Acabo de ver algo… -explicó.

Yo había notado que ella estaba mirando sobre mi hombro, pero no me había importado hasta que dijo eso.

-¿Qué? ¿Qué pasa?

-Severus…

-¿Qué con él?

-Te está mirando… pobre. Te come con la mirada… aunque parece que te mira con desagrado. Debe ser porque estás con Joda. No lo puede creer. ¡Já! Y el muy idiota está con Bellatrix…

-Lily, quiero ir a cambiarme, me siento muy incómoda.

-Sarah, no es por nada, pero su atuendo cotidiano es un suicidio social en una fiesta así.

-Lo sé, pero me siento como una muñequita de colección. ¿Cómo pretendes que afloje las piernas? ¡Acabo de aprender a andar con tacos! ¡Caminando de un lado al otro de la habitación mientras leía apuntes de Transformaciones!

-Hola, Lily -dijo la voz de Joda, que me sorprendió a mis espaldas.

-¿Cómo va la fiesta?

-Podría ir mejor…

-Suerte -dijo Joda amablemente, mientras me daba una copa.

-Gracias.

Lily se fue.

-Por esta noche -dijo Joda ofreciéndome un brindis, y aún hablando en broma con un exagerado tono de película.

-Por esta noche -repetí, golpeando suavemente mi copa a la suya.

Bajé la mirada a mis pies, que estaban ardiéndome.

-¿Qué sucede? –preguntó él.

-Nada simplemente estoy odiando que mi cromosoma no tuviera sólo tres patitas. ¿Me esperas?

-Sí, claro.

Salí del Gran Salón, y subí al cuarto. Es lindo ser princesa un ratito, pero solo eso. No aguantaba mis pies, no soportaba tener que moverme con delicadeza y estar pendiente de que no se me manche el vestido...

Pensarás que estoy loca porque es un suicidio social, pero no soportaba un minuto más aparentando algo que no soy. ¿Y cuántas veces se habló de mí y de lo rara que soy? ¿Qué le hace una mancha más al tigre?

De regreso a los pantalones buena onda, a las zapatillas, a las remeras ajustadas, sin adornos o volados. ¿Los rulos que me hizo Lily? En lo que tardaría en desarmarlos se acabaría la fiesta. Me los dejé, junto con el maquillaje, que tampoco sabía cómo se quitaba de la cara.

Regresé al Gran Salón, pero no me animaba a abrir la puerta. Tenía más miedo de ser juzgaba vestida como siempre, que intentando ser otra persona ¡Eso es lo que logra esta cochina adolescencia! Me armé de valor, respiré hondo, y estuve de regreso.

Traté de no mirar alrededor, de no fijarme si me veían o no. Sentía miradas en la nuca, pero prefería no cerciorarme de su presencia en ella. Busqué a Joda, o a sus pies para no levantar la cabeza, y tardé un par de minutos en encontrarlo.

-¿Por qué te cambiaste? –preguntó sorprendido, no parecías disgustado, pero tampoco estaba contento.

-Me sentía muy mal con todo eso puesto ¿Te molesta?

-Me incomoda que llames tanto la atención, pero... supongo que está bien.

Paseamos un rato, haciendo sociales, y saludando a conocidos. Volvimos con sus amigos y mientras hablábamos, vi que Severus hacía algo bastante arriesgado: parado cerca de la puerta, me hizo una seña, bastante disimulada, de que saliera.

Se fue. Yo no podía ser tan evidente, debía esperar. Y luego de un rato, dije a Joda:

-¿Me disculpas un momento? Ya regreso…

-¿Vas a cambiarte nuevamente? –se burló.

-No. Espérame.

Caminé lento hacia la salida. Miré alrededor, y controlé a las personas menos indicadas para darse cuenta de que lo estaba haciendo. Todas parecían estar en lo suyo, y el único que sé que me vio, no pareció darle mucha importancia.

Salí del Gran Salón, y luego del Gran Hall. Me encaminé a los terrenos, y fui directo a los arbustos en los que me había escondido de Lucius un tiempo antes de mi bajón de salud. Tras ellos, tal como lo imaginaba, estaba Severus esperándome. Sin previo aviso, me tomó de la cintura y me besó. Apasionado, el chico ¿Quién lo diría?

Desde que sus manos tocaron mi cintura, y sus labios los míos, que mi corazón se aceleró. Un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo, y alejó de mi cabeza todo pensamiento.

-Me moría de ganas de hacer eso… estás hermosa -dijo luego.

-No, ya no. Me cambié porque los pies me dolían y la túnica era incómoda.

-¡Era horrible! Ahora sí te ves bien.

Me reí, era gracioso pensarlo.

-¿No te gustaba cómo me había arreglado?

-Esa persona se veía bien, pero no eras tú. No para mí. Me gustas así...

-Pues… ¡Lo hubieras pensado antes de invitar a Bellatrix!

Sonrió.

-Esa frase la habías pensado para cuando te elogiara la túnica ¿Cierto?

Me sonrojé.

-Cierto –admití-. Pero de todos modos cuenta.

-Mmm… ¿Celosa?

-Tal vez… y tengo motivos…

-¿Por qué? No somos novios…

-Perfecto -dije ocultando mi enojo-. Gracias por recordármelo la noche que salgo con Joda, y en la que piensa declarárseme… ¡Así me das otro motivo para aceptarlo! -viré hacia el castillo-. Debo irme con él…

Me detuvo. Si lo de él había sido un golpe bajo, lo mío había sido una paliza.

-¿Qué pasa? No tengo tiempo, debo irme con Joda.

-Estás jugando sucio…

-¿Yo? ¡Tu fuiste el romántico que me besó y luego me recordó que no es mi novio!

-Lo siento, era una broma… ¿Cómo es que Joda se te va a declarar?

-No sé, pero puedo esperar a que se me declare, venir, contarte, e irme con él…

-¿Qué vas a decirle?

-Mmm… no sé. Hace rato que tengo ganas de una relación seria… y te dormiste en los laureles.

Me soltó, me di vuelta, di un paso. Volteé nuevamente.

-Tal vez uno más -dije, y esta vez lo besé yo.

Me retiré al castillo. En el vacío Gran Hall, me encontré a Dumbledore, la única persona que me había visto salir y la única que hacía que el Hall no estuviera completamente vacío.

-¿Jugando a dos puntas? ¿Te parece bonito?

-¡No! ¡Me parece horrible! Pero no sé cómo parar esto.

-¿A qué te refieres? -preguntó en un susurro.

-A que me metí en tremendo lío. Si hubiera sabido que Joda está enamorado de mí, nunca habría aceptado venir para no entrar en compromisos. Pero como nadie me lo dijo, lo acepté. Y ahora que estoy aquí, no puedo hacer más que lograr que Severus se muera de celos, pero en lugar de eso, me amargo porque invitó a Bellatrix…

-Mmm… ¿Celosa?

-¿Usted también con eso? ¡Sí, estoy celosa!

Severus entró en el Hall, no esperaba encontrarnos ahí. Me dirigió una fugaz mirada, y entró en el Gran Salón.

-El también está celoso -susurró Dumbledore. Viejo chusma.

Reí, y me fui.

Bailé con Joda un rato más. Sin tacos y con pantalón es más fácil bailar. Lily interrumpió un par de veces para recordarme algo relacionado con “El Siucidio Social”. Y luego llegó el momento que yo tanto temía.

-¿Quieres ir a dar una vuelta?

Algo debió aparecer en mi cara, porque salió a la defensiva.

-¡A charlar! Solo a charlar...

-Bien -dije.

Tomé su brazo y salimos. Al pasar por la puerta no pude evitar cruzar miradas con Severus… a quién no le gustó esa escena.

La noche estaba muy bella. La luna brillaba en cuarto creciente, y una brisa fresca paseaba por los terrenos. Era extraño. Estamos en invierno, y debería hacer frío y nevar. Sin embargo, el clima parecía estar de nuestro lado.

Una vez más, comenzamos a bordear el lago, solo que era la primera vez que lo hacíamos de noche. Tomó mi mano. No me opuse, pero estaba bastante tensa. Cada vez nos alejábamos más.

La conversación tardó en entablarse. Y cuando él habló, no entró en el terreno que más me conviniera.

-Te ves realmente hermosa, y creo que jamás me cansaré de repetirlo: esos pantalones tienen estilo.

-Eh… gracias…

-¿Te molesta?

-No, claro que no… esta bien.

Silencio.

-¿Sabes? Hace poco tiempo que te conozco, es decir, que he hablado contigo…

Dejamos de caminar. Y habría estado mucho más nerviosa, pero mi mente aún vagaba por los arbustos, con Severus, y aún no me percataba de lo que estaba sucediendo.

-…pero, ya te siento cerca y…

Se me acercó más. Me tomó suavemente. Su boca casi en la mía, su respiración cerca… cada vez más… a un milímetro. Cautivante, casi me dejo llevar, pero retrocedí en el último momento.

-¿Qué pasa? -preguntó.

-Dijiste solo a caminar -le recordé infantil e ingenuamente.

Sonrió.

-Es cierto, pero no me pude contener… y es una pena que tu sí…

Nos miramos un momento.

-No es tan fácil.

-¿Qué dices? Si contenerte es difícil… tomemos el camino fácil… -dijo, y se me acercó. Una vez más corrí la cara.

-No, no me refiero a eso… Joda, esto es difícil… no sé cómo decírtelo. Eres una gran persona, y mereces que sea sincera contigo…

-¿Qué vas a decir? “Te quiero como hermano mayor”, “Eres más como un amigo para mí”...

-No… es que… a mí… yo… estoy enamorada… de otro… -concluí.

Por un momento, él no tuvo reacción. Luego me miró con incomprensión. Me soltó, retrocedió un paso y miró hacia todos lados, como esperando que todos salgan de sus escondites y griten: “¡Caíste!”.

Me sentí horrible. El también. Se puso serio y sombrío.

-No… ¿Por qué…? ¿Por qué no lo dijiste antes? ¿Por qué viniste conmigo a la fiesta y no con él?

-No es todo tan fácil como tu crees. Lo siento mucho, yo no quería lastimarte… -silencio- El no me invitó. Yo no sabía que tu sentías esto, y cuando me enteré era demasiado tarde…

-¿A qué te refieres?

-A que hubo un par de personas que me dijeron que esto pasaría, pero ya no era tiempo de retractarme… no podía… perdóname…

-Me engañaste muy bien -dijo de mal modo-. Por un momento… me sentí correspondido…

-No era mi intención… yo no quería hacerte todo esto, ya te lo dije. Cuando me invitaste a venir, yo jamás te había visto ¿Cómo iba a saber que querías?

-Olvídalo… soy un idiota… regresemos.

-No eres un idiota, no digas eso… fuiste muy hombre y muy valiente al decir todo esto…

-Hice el ridículo -contradijo.

-No lo creo, no te sientas mal. No todos se animan… -dije.

De repente me sentí muy triste y mi voz tembló. Nuevamente recordé mi situación con Severus. Aún me sentía mal por lo que me había dicho… “No somos novios”. Lo había dicho en broma… ¿Lo había dicho en broma?

Sea como sea me había afectado y entristecido. Joda lo notó. Me miró a los ojos, como lo hace Dumbledore: viendo más allá… viendo los pensamientos… los sentimientos…

-Ya veo… ése es el problema. El no se ha animado a esto ¿Verdad? Tienen algo, pero él no se ha atrevido a decir lo que siente...

Su voz ya no sonaba a reproche, era suave, dulce, comprensiva.

-No sabes cómo desearía estar en su lugar…

Miró el piso.

-Ya basta, volvamos al castillo…

-¿Estás enojado?

-No, solo me siento estúpido…

-¿Me perdonas?

-No es tu culpa…

No me pude contener y lo abracé. El no lo esperaba, pero me correspondió.

-Perdóname, de verdad, lo siento… -le susurré al oído.