sábado, 5 de diciembre de 2009

Episodio XXII

-James, yo...

-Sarah, durante mucho tiempo regañé a Sirius por dar tantas vueltas para hacer las cosas...

Le temblaba la voz mientras me acercaba a él. No sabía si de sorpresa, tristeza... o furia. No sabes cómo temblaba yo... estaba con los ojos nublados por lágrimas contenidas. Fue horrible. Incluso más de lo que pensé que sería.

Ahí estaba yo, parada frente a él, viéndolo así de frustrado por mi culpa. Me había visto besando a...

-Mi peor enemigo, Sarah, y tú lo sabías -dijo subiendo el tono-. Sabes que lo odio, sabes que esa “amistad” tuya con él ha sido una patada en la cara. Justo cuando todo comenzaba a mejorar porque ustedes estaban “peleados” ¡Te descubro con él! ¡Besándose! ¿Sabes cómo me siento? ¡Como un idiota! ¿Por qué mentiste así? ¿Por qué no lo dijiste de buenas a primeras?

-Porque temía que me abandonaran... que no lo comprendieran -dije, llorando- para mí esto es muy difícil. Pienso en Sirius... en lo que va a sentir cuando sepa esto... ¿Crees que para mí es fácil saber que este cinco de Febrero tendré que hablar con él y contarle todo?

Por primera vez, dejó de fruncir el entrecejo.

-Al menos tienes pensado decírselo...

Puse una mano en su hombro, y él se corrió bruscamente.

-James, nunca quise todo esto... ojalá me hubiera enamorado de Sirius... todo habría sido mejor para todos...

-No. No creo que seas lo mejor para Sirius, Sarah... lo siento.

Pausa, me dejé caer de rodillas, y llevé mis manos a la cara. Llorando como nunca lloré en toda mi vida. Ni con las peleas en mi familia, ni con nada. Él no dijo nada, solo me miró, y luego se sentó a mi lado. Callado.

-Perdón, no quise...

-¡Tienes razón, James! ¡Eso es lo que me hace mal! ¡Que es cierto! -grité entre sollozos.

-No, hablé enojado... en realidad...

-En realidad, Sirius se merece mucho más. Desde que empezó este año escolar que no he hecho más que mentir y mentir... cubrirme, cometer errores, y mentir... eso era todo. He dicho más mentiras de las que puedo recordar. No sólo a ustedes, también le he mentido a Severus por ustedes. A veces cuando hablamos, me dice “Eso no lo sabía... me habías dicho que...” ¿Te das cuenta? ¡Ni siquiera él sabe toda la verdad sobre mí! ¡El no sabe cómo soy! ¡Cómo puedo llegar a ser por miedo!

El llanto me ganó y no podía seguir hablando. Me costaba respirar, y el dolor que tenía dentro era tan grande...

Hubo una pausa, en la que mis sollozos eran lo único que se escuchaba. Temí que alguien se despertara y bajara, pero por suerte no ocurrió. Me calmé. Él no dijo nada. Esperamos. Como seguía sin hablar dije:

-Perdón, James, es lo único que puedo decir... porque no puedo enmendar lo que hice.

-Te perdono. Pero no te negaré que me siento... decepcionado.

Lágrimas, esta vez silenciosas, recorrían mi rostro.

-A pesar de la decepción, te compadezco, Sarah... –dijo-. Las cosas no van a ser fáciles para ti.

-Hace tiempo que lo sé. Pero decidí arriesgarme.

-Está bien. Es tu decisión, y mi deber como amigo, es ayudarte, ¿No? Si no puedo hacer nada, solo me queda apoyarte, por más que la sola idea me...

-No lo digas, por favor. Prefiero una mentira que me haga feliz, a una verdad que...

-¿Prefieres vivir engañada?

-Por el momento sí. En las crisis, sí. Cuando todo esto sea una simple anécdota... será distinto.

Silencio.

-No puedo creer que aún quieras ser mi amigo...

-No soy el mismo de antes, Sarah. Hace un tiempo, no habría vuelto a hablarte, y estarías colgando de las piernas en los pasillos como le sucede a Quejicus... pero algo maduré. No digo que mucho, Snape seguirá colgando de las patas, pero...

-Creciste, James. No lo disfraces. Maduraste...

-Sarah, eres mi amiga, y esto no lo cambia. Por más que de ahora en más me cueste confiar en ti, se que algún día todo volverá a la normalidad... digo, entre nosotros...

-Espero. Después de tanto estrés emocional, no podré dormir.

-Nadie... después de esto, yo también tendré insomnio. Pero tengo una idea: aprovechémoslo. Cuéntame todo, toda la verdad, toda la historia de cómo sucedió esto...

-Traeré mi diario, porque no lo recuerdo del todo bien.

-¿Vas a leerme tu diario? -se asombró.

-Sueña, querido. Ese diario es sagrado, nadie lo lee. Voy a traerlo para saber cuando pasó qué cosa, y a contártelo... sólo eso.

-¿Y la diferencia es...?

-Es que a un diario se le cuenta todo con detalles, cosas que no le contaré a nadie... y que nadie querría saber. Cuando arme el relato para ti, los evitaré.

-¡Por favor! ¡No quiero saber cómo besa Quejicus!

-No lo sabrás -le dije, y subí al cuarto.

- - - - -

Le conté... TODO. Tal como hice con Lunático en su momento. Solo que fue peor. Había momentos en los que se llevaba las manos a la cara, y trataba de no acotar nada, para no lastimarme. Esto le duele más de lo que dijo, lo sé. Y lo que sucedió, no es nada al lado de lo que merezco. Pero todo esto se acabará pronto... muy pronto...

Ahora que james lo sabe, por más que no lo haya aceptado aún, es una cuestión menos. Cuando terminamos de hablar, se hizo un silencio reflexivo. Luego le dije:

-Sólo lo sabe Lunático...

-¿A él sí se lo dijiste? ¡Qué bonito! –acotó con sarcasmo.

-Era distinto, él no odia a Severus, no era tan difícil...

-Ya veo –dijo-. Bueno, en conclusión, no sé que decirte... ¿Eres feliz con él?

-Sí.

-Menos mal, algo bueno tenía que salir de esto. Bueno, bien por ti... ¿Qué harás con Sirius?

-Se lo diré a más tardar el 5 de Febrero. Eso arreglamos con Severus.

-¡Más le vale al cobarde de tu novio! Dile que si él se rehúsa a abrir la boca, lo haré yo. Ya verás como canta su canción. Sobre Canuto, estaré ahí para contenerlo cuando lo sepa. No quiero ni pensar en qué dirá cuando le digamos que Lunático y yo lo sabíamos y no se lo dijimos. Nos matará.

-Fue mi culpa, James.

-No, fue culpa de ese... –no terminó la frase- si fuera por ti, lo habrías dicho de una.

-no estés tan seguro, era difícil para mí también...

-Ya me lo dijiste.

-James, perdón, de verdad.

-Ya me lo dijiste.

-Lo siento...

.También lo dijiste... -se rió.

-¡Cállate!

-Me lo dijiste ayer... ¡Nada nuevo!

Y nos quedamos toda la noche charlando. De vez en cuando salía el tema, y después hablábamos de otra cosa, y luego seguíamos hablando de eso... y después de otra cosa... y así sucesivamente...

Gran angustia pasé. Pero tengo un peso menos. ¿Qué pasará mañana?

27-01-84
Querido Diario:

Hace rato que no te hablo de mi relación con Sirius. Estuve releyendo, y noté que las últimas menciones que hice de él, eran sobre mis preocupaciones sobre lo que pasa a sus espaldas, pero no lo que pasaba directamente con él.

Él está con Kat... sí, estos dos van, vuelven, van, vuelven... Y siempre están. Con ella sigo sin hablar, y con Sirius la relación es normal. No tenemos la hermosa amistad que una vez tuvimos, pero nos reímos juntos, y charlamos estupideces, cuando Kat no se lo lleva para algún lado. Y como empezaron los entrenamientos de las porristas, es cada vez menor el tiempo que tienen para verse. Por lo tanto, si quisiéramos, podríamos pasar más tiempo juntos... pero todo el tema de saber que pronto le voy a romper el corazón me hace tomar distancia automáticamente.

Además hay varios cruces de miradas entre James y yo, que me delatan. Por eso, últimamente, hago la mía y ellos la suya. Pero todo va empeorando... cada vez es más evidente que huyo. Por suerte, mi amistad con Lily se repuso en su totalidad, sino andaría sola y sería más obvio que algo pasa. Voy a tener que hacer algo, y pronto.

Por otro lado, Lily no ha cambiado nada con esto de juntarse nuevamente con ellas. Ahora me doy cuenta de que era pura paranoia mía. Se lo reconocí a Lily y me disculpé. Así fue como nos amigamos.

Pasa que... fue muy raro. Nos hicimos amigas muy rápido, y es una amistad muy fuerte. Es la única amiga que tengo, la sola idea de volver a lo de antes me pone como loca.

Y aunque me cueste admitirlo, Lily me cambió en algunos aspectos que creí que jamás cambiarían. Nos influenciamos mutuamente. Ella dejó de parecerse tanto a las esclavitas de Kat, y aflojo un poco con eso de maquillarse siempre, y tanto. En cambio, yo, que era todo lo opuesto, descubrí gracias a ella otro lado de mí, que me agrada más. Insultándolas a ellas por sus coqueterías, estaba queriendo ocultar mi baja autoestima en cuando a la belleza. Para mí era “No me peino, porque no quiero y punto... no como ellas que no pueden estar dos minutos sin peinarse”, cuando en realidad era “No me peino, porque no me queda bien” y era mentira... no era que me quedara mal, sino que yo sentía que me veía así... Y con Lily y su afán por ayudarme (Peinándome mientras yo estudiaba, o regalándome delicadas hebillas), logré superar esto. No soy coqueta, no me visto a la moda (y no creo que lo haga alguna vez en lo que me queda de vida), pero aprendí a mantener mi Esencia Sarah, justo con cosas que creí que jamás sería compatible. Cambié, y la verdad es que me gusta.

Mis ganas de estar con Severus, también hicieron que me preocupe un poquito por lo externo. Quiero estar bien para él. Sé que me quiere como soy. Tal como me lo dijo en el Baile de Navidad, pero de todos modos deseo mejorar para él.

30-01-84
Querido Diario:

Mi primer “mesesario” con Severus... y no lo veré hasta que llegue la noche.

Por suerte, luego del suceso con James, que se apareció con la capa de invisibilidad mientras Severus y yo estábamos juntos, la capa la tengo guardada. Eso me garantiza que Sirius no saldrá a dar una vuelva nocturna y nos descubrirá. De todos modos, solo faltan 5 días para que hable con él... si es que enero tiene sólo 30 días, porque aunque me avergüence admitirlo, soy una gran perdida en asuntos de almanaque.

Estoy muy ansiosa al respecto, de verdad. Entre eso y mis ansias por ver a mi amorcito esta noche ¡No te digo cómo estoy!

Encima cada vez es peor. Ya no puedo mirar a Sirius a los ojos. Imagínate. Tratamos de restablecer una amistad cercana como la que teníamos, y en la noche salgo a verme con su peor enemigo con el que salgo desde hace un mes. Triste, pero cierto.

- - - - -

Ya volví de estar con él... hemos tenido muchas noches hermosas... y esta fue...

Sólo diré que fue la noche más maravillosa de todo mi vida... no puedo decir nada más.

¡SOY MUY FELIZ, GRACIAS A ÉL! ¡LO AMO DE VERDAD!

Hannah dio vuelta la hoja, y su corazón palpitó con una fuerza y una rapidez que jamás había tenido. Parecía que saldría de su cuerpo. Las siguientes hojas estaban marcadas con bruscos rayones, llenos de odio, y la pluma rasgaba el papel hasta hacer pequeñas cortaduras delgadas. Había hojas arrugadas con violencia. Al cerrar el Diario, Hannah notó por primera vez, que el maltrato de la tapa, no era solo del tiempo...

Algo, veinte años antes, había provocado que Sarah dejara de escribir... y que odiara a su diario, hasta ese punto. Había un turbio misterio que resolver, y por alguna razón, ella estaba segura de estar involucrada de algún modo. Esa historia, tenía consecuencias que afectaban su vida. No sabía cómo ni por qué... pero sentía algún tipo de vinculación con El Diario de Sarah...

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