sábado, 5 de diciembre de 2009

Episodio X

Bien, más o menos, esto fue lo que pasó...

Cuando entré al baño, Kat dejó de mirarse en el espejo, aunque parezca imposible, y me enfrentó con los brazos cruzados.

-Viniste hasta aquí para burlarte ¿No es así?

Quizá no le hubiera contestado tan mal, si no hubiese empezado el diálogo de ese modo...

-¿Crees que si quisiera burlarme de ti caminaría hasta aquí, cuadno puedo hacerlo en cualquier lugar y cualquier lado? -ella miró el piso, dejó caer un par de lágrimas.

-Debes estar feliz ¿No? Lo conseguiste. Conseguiste separarnos...

-No, no estoy feliz, y no, no era eso lo que me proponía. Lo único que quería era terminar nuestra pelea y lo hice. Si él te usó o no, no es mi problema. Si lo estaba haciendo, deberías estar feliz de haber cortado con él, porque se sentirán mejor los dos, a la larga. No tiene sentido mantener una relación de ese tipo.

-¿Ni siquiera cuando amas a alguien y eres feliz viviendo una mentira? –siguió con lágrimas desprendiéndose poco a poco, juro que me conmovió muchísimo- ¿Negarás que le aconsejaste que rompiera conmigo?

-No, no lo negaré. Creí que era lo mejor para ambos...

-“Ambos” refiriéndote a ustedes, no a nosotros... ¡Lo quieres para ti!

-Te equivocas, “ambos” refiriéndome a ustedes. Y sé que esto sonará increíble, pero no me gusta Sirius...

Me miró muy sorprendida y con incredulidad.

-Mientes... ustedes, ustedes... ustedes siempre andaban por ahí...

-Sí, es que me gustaba... pero ya no más. Lo sigo queriendo mucho, pero él es mi amigo, y no tengo interés en cambiar eso... antes lo tenía, no lo negaré, pero ahora no.

-¿Por qué ese empeño en separarnos?

-Era solo porque él te estaba mintiendo, te estaba engañando, y no lo creí bueno. Me molestaba que estuvieran juntos frente a mis ojos, era porque no soportaba ver a mi amigo del alma, hecho un cretino. Te estaba haciendo víctima de nuestra pelea...

-¡El! ¡El era perfecto! ¿Entiendes? Y tú, y tu estúpida manera de confundirlo lo hicieron comportarse como un... como un...

-Como un cretino, sí, sé que yo motivé eso. El está arrepentido, Kat. Quiere que lo perdones porque sabe que estuvo mal.

Reflexionó mirándose al espejo.

-¿Y tú que estás haciendo aquí, si no viniste a burlarte?


-Solo vine porque me gustaría terminar con... este comportamiento de nenas chiquitas. Somos distintas, y eso no va cambiar. Pero me gustaría que tú y tus amigas se dejaran de juzgarme por ser tan ignorante en asuntos de moda y estilo.

Ella se río, pero no era la risa burlo de siempre.

-Y porque creo que Sirius y tu deberían hablar de esto un poco más calmados. Ayer estábamos todos muy nerviosos y dijimos muchas cosas que no queríamos.

Repentinamente, se puso a llorar.

-¡Sé que te traté mal! ¡Pero no fue porque seas distinta en sí! –hizo una pausa- ¡Yo estaba celosa!

-¿De este pelo despeinado que jamás ha visto una hebilla?

-No... de todo. Me llenaba de odio que yo, soy tan cuidada de mí y como me veo, muchos chicos de este colegio quieren estar conmigo, no logro ni que Sirius me mire; y tú, sin el menor esfuerzo lo tienes como atado a ti.

Me quedé pasmada. Yo siempre dije que ella es fea, pero no es cierto. La verdad es que es muy linda. Tiene el cuerpo perfecto, el cutis radiante y un cabello envidiable. Y es cierto que todos los chicos de este colegio quieren estar con ella.

-Yo tampoco estoy contenta con eso, créeme. Sirius es un gran chico, pero no el que quiero como novio. Ojalá se enamorara de ti, y las dos seríamos felices.

-Es imposible. Cuando estábamos juntos, vivía hablando mal de ti, pero yo lo miraba a los ojos y me daba cuenta de que lo que decía no era lo que sentía y que era un enojo pasajero. ¡Pero claro! ¿Qué mujer enamorada quiere creer que las cosas son de ese modo? Yo prefería mentirme conque todo era real.

-Sirius es un chico muy simple, Katherine. Si te pasas la vida fijándote en cómo te ves, pensando en eso, eso es lo que verá Sirius. Muéstrate tal cual eres. Cómo piensas. Y estoy segura de que se fijará en ti como mujer, y no como muñeca de colección.

-¿Estás diciendo que para conquistarlo, sea como tú?

-Bueno, no nos vayamos al otro extremo. No te estoy diciendo que no vuelvas a tocar un cepillo; te estoy diciendo que en lugar de pasarte tres horas maquillándote, pases media. Y que en lugar de hablar de la nueva crema para peinar, hables de tus cosas realmente importantes, las dudas que te gustaría compartir, tus miedos, tus logros, tu propuestas... y todo eso...

Ella sonrió débilmente, y recorrió el contorno de sus ojos con la yema de los dedos.

-Me arde –dijo-. Desearía tener una crema para eso.

-Hay pociones. Pregúntale a Lily, es especialista en ellas.

Extendió su mano, como para estrechar la mía.

-¿Tregua? –preguntó.

-Tregua –respondí y nos dimos la mano.

Busqué a Lily, y le conté lo sucedido con Sirius. Se puso muy feliz por mí, pero le costó entender que no estuviera enamorada de él. Luego, a la tarde, fui al despacho de Dumbledore a contarle lo mismo. Quiero que sepa que así como miento, también digo la verdad. Ya la otra vez embarre mi bien cuidada imagen, y tenía que remediarlo.

Luego se hizo de noche, así que vine, y me puse a escribir... la tarea ya me la había hecho Cornamenta. Yo le había pedido que me la hiciera, pero lo decía en broma. Cuando entré a la sala común diciendo “¡Ufa, todavía tengo que hacer la tarea!” me dijo:

-No, porque ya la hiciste -y me extendió un pergamino escrito con mi letra... al parecer.

-¿Cuándo aprendiste a falsificar mi letra?

-Le hice un Hechizo Dictador a tu pluma, para que cuando le dicte, salga con tu letra... ¿Cómo llegaste a quinto sin saber eso?

-Es que no falsifico la letra de nadie... -me miró con decepción, pero no dijo nada.

Hoy no vi a Severus en todo el día, así que no le conté lo de Sirius, pero supongo que estaría en el gran comedor, y que habrá visto que nos reconciliamos. Te veo pronto...

12-11-84
Querido Diario:

Pareció que hoy compensamos lo de ayer. Estuvimos toda la tarde juntos y parte de la noche, solo que en distintos lugares.

Primero estuvimos donde siempre, sentados junto a la piedrota que hay en un claro, en la lejanía del castillo. Estábamos charlando luego de hacer la tarea. Como era de suponerse, el tema de mi reconciliación tardó en salir. Hablamos de estupideces, cosas que pasan en clase, frases que dicen los profesores que no son muy inteligentes, cosas que usualmente hacemos para que los profesores crean que estudiamos... todo eso. Nos reímos bastante, tenemos profesores que realmente nos dan mucho material. De paso le conté lo que vi una vez acerca de la profesora McGonagall y el señor Perkins. Lo encontró bastante divertido.

Yo sé cómo son las cosas, o sea, tengo presente lo que él siente por mí. Pero cuando estoy con él no me importa si se dan situaciones dudosas, es decir, no importa que él pueda mal interpretar algo. Yo estoy ahí, con su compañía, y no me siento para nada incómoda. Hablamos de lo que sea, no me inhibo para nada, la paso bien. Y parece que él también, si no, no seguiría yendo a encontrarse conmigo.

Pero últimamente, hubo señal de alerta un par de veces, tuvimos ciertos acercamientos que... bueno, pudieron llegar a ser algo. Como la interrupción de la lluvia, y bueno, la que se sumó hoy, que fue diez veces peor.

Cuando estábamos charlando, nos fuimos acercando, acercando (confieso que no me distancié) cuando de golpe oímos un:

-¡Hola, chicos, qué gusto verlos! -dijo Cornamenta.

-Hola ¿Qué están haciendo? -les pregunté a James, Sirius, Remus y Peter.

-Vagueando, ¿Y tú?

Severus y yo nos pusimos de pie.

-Conversando -respondí -. Estábamos haciendo la tarea, y cuando terminamos nos pusimos a charlar...

-¿Están aquí? ¿Tan lejos de todo? -preguntó Peter.

-No... si en realidad estamos por allá ¿Qué no ves que todo esto es un juego de espejos? -contesté con sarcasmo. Los chicos rieron.

-Piensa mejor tus preguntas Peter –dijo Canuto- ¿Por qué están aquí, de quién se esconden?

-De todos aquellos idiotas que osan a perturbarnos –intervino Severus. Creo que con la mirada de advertencia que le eché bastó para callarlo.

-Bien, ya nos vamos -dijo Cornamenta-. O la segunda opción es aprovechar la presencia de Quejicus aquí...

Sacó la varita, pero yo fui más rápida.

-¡AUCH! ¿Qué demonios...? -soltó la varita y me miró como confundido, no entendía por qué era yo la que le apuntaba. Las yemas de sus dedos habían enrojecido.

-Maldición Quemante –respondí-. Está en el capítulo diecisiete del libro de DAO.

-No hay nada de eso en nuestro libro -dijo Sirius.

-Yo no dije que fuera en el nuestro. James, hicimos un pacto, créeme que lamento mucho haber hecho eso, pero fue un reflejo.

-Está bien. Pero tendrás que hacer mi tarea esta noche.

-Lo haré.

Se fueron, nunca olvidaré la sombría cara de Canuto cuando nos vio, fue muy triste.

-Este lugar ya no es seguro -anunció Severus-. Ahora que nos vieron, no podemos seguir viniendo aquí.

-Si sigues empeñado en que debemos escondernos, conozco uno que puede servir. Está vacío y sin llave durante el día. Pero no podemos ir juntos, es un poco sospechoso. Te veo dentro de un rato en la torre de Astronomía, yo iré ahora, tu espera...

Y me fui.

Cuando llegué, me asomé al paisaje. Es una vista tan hermosa. Estaba apoyada en la pared y bastante inclinada hacia delante. Cuando Severus entró, no me di cuenta, hasta que me aferró de los brazos y me empujó un poco hacia delante diciendo “¡Cuidado!”. Yo solo sentí un repentino empujón y creí que caía, pero él me tenía aferrada. No te puedo explicar cómo me sobresalté. Pero algo apareció en mi cara, porque él rió, y me dijo:

-Qué susto ¿Eh?

-Chistoso... -dije sarcásticamente.

-Los siento, te vi ahí y no me pude resistir –intentó justificarse, pero para mí es un argumento completamente inválido.

-Lo noté.

Nos quedamos hablando y riendo. Yo le conté algunas anécdotas graciosas de mi infancia. Debo admitir, que a pesar de querer irme de casa desde los diez años, me divertí bastante en los colegios muggle y jugando en el barrio.

En un momento nos acercamos mucho, pero se echó atrás. Pura mariconeada suya, porque yo no lo esquivé.

El tema de mi reconciliación, salió al aire. Yo trataba de mantener la conversación alejada de eso, pero no puede.

-Veo que hiciste las pases con Black...

-Ah... sí.

-Es raro porque la última vez que te vi el día anterior, le gritaste que no querías hablar con él, y a la siguiente vez que te vi, te abrazaba...

-Es que... en realidad... yo... -intenté.

-Si vas a decirme, sé sincera. Si no, dime que no quieres hablar. Pero no me mientas.

-No quería hablar, ahí. En ese momento, porque estabas tú. Y sabía que si hablábamos, pondríamos las cartas sobre la mesa y saldrían cosas que son privadas, y que no saben ni Remus ni James...

-Creí que a Remus le contabas todo. De todas formas, te hubieras desecho de mí, si me decías que querías hablar con él...

-De las cosas privadas que te menciono, hablo de detalles, a Remus le cuento todo lo importante. Y no iba a deshacerme de ti. En ese momento estábamos hablando lo más bien. A Sirius lo puedo ver en la sala común, y en las clases, a ti no.

-Bueno... gracias –dijo, para variar, sin entusiasmo- ¿Pero qué pasó con Black?

-Nada. Le pedí hablar con él, cuando estaba Kat, la mandamos a la cama y nos pusimos a hablar. Me eché la culpa de todo, porque sabía que él era muy orgulloso y que dependía de mí arreglar el problema. Pero cuando él habló, me liberó de todas las culpas que me había echado y después hablamos de esas cosas privadas que ya te dije.

Se quedó en silencio y luego dijo:

-A Kat le herviría la sangre, supongo.

-Ni te imaginas, pero ya arreglé las cosas con ella. Estuvimos hablando y estamos en tregua.

-Parece que todo volvió a la normalidad.

El cielo se había puesto oscuro.

-Tal vez deberíamos bajar –sugirió-. En cualquier momento llegarán los alumnos de Astronomía.

-Bien. Baja tu primero, yo iré después.

Nos pusimos de pie. Una vez más estuvimos cerca de algo, pero se fue. O tiene miedo o… es gay.

Y esto va a sonar tonto, y muy extraño, pero yo quiero que pase algo. Necesito una prueba. Quiero saber qué siento y qué cosas cambiaron desde la última vez. Sé que él se muere de ganas, me doy cuenta de esas cosas. Es solo que quiero saber…

22-11-84
Querido Diario:

Eso sigue igual. Seguimos cerca, cerca, cerca… pero nada, él siempre se arrepiente al final, me está cansando. La próxima vez, lo voy a apurar, así no tendrá tiempo de echarse atrás.

Pero no voy a especificar en hoy, porque es lo mismo que la otra vez… salvo quizá que nos encontramos en la torre de Astronomía, pero sin el pretexto de hacer la tarea juntos. Nos juntamos por lo concreto: hablar y pasar un rato juntos.

Era la oportunidad, pero nada pasó…

Sobre el resto, no tengo nada importante que contar. Las cosas entre Sirius y yo siguen igual. Sobre lo que vieron en el claro, no dijo palabra, y yo tampoco, porque no me gusta hablar de eso con él. De todos modos, Severus y yo no estábamos besándonos, pero estábamos sospechosamente cerca el uno del otro.

Con el único con quien hablé de eso, fue con Remus. El otro día nos sentamos juntos en la clase de Transformaciones. Nos fuimos bien al fondo del salón y hablamos un rato.

-Esa amistad entre tú y él, se está fortaleciendo…

-Sí, he llegado a quererlo… -confirmé.

-Bien por ustedes, pero… ¿Has pensado en Canuto?

-Fuiste tú quien me dijo que estaba bien que Severus y yo seamos amigo.

-No me refiero a eso. La vez que los interrumpimos, no parecían… amigos…

-¿Y?

-Parecía que estaban a punto de…

-Por favor no lo digas -interrumpí.

-Mira, sea lo que sea… Canuto lo notó…

-¿Qué el, qué?

-Notó que había… algo…

-Es porque se está persiguiendo. Nada sucede, en serio.

-Ese es el tema… que nada sucede, pero Canuto no lo cree así. Luego de que los vimos, estuvo todo el día hablando de eso, y haciendo especulaciones. Pero todas llegaban a lo mismo: nada.

-¿Entonces?

-Que mientras especulaba, hubo algunas cosas que no tuvo en cuenta, solo que yo no se lo dije. Todo lo que te pido es que hagas lo que quieras, pero no dejes de hablar con él. No le ocultes nada respecto de ustedes. Si le ocultas algo, será peor…

-Mira, no eres el primero que me dice algo así. Dumbledore también cree que algo sucede, pero no es así… ¿Quieren todos calmarse y buscar un tema de conversación que no tengas que ver con nosotros?

-Así que Dumbledore también se dio cuenta...

-Basta, te digo que nada sucede…

Silencio.

-Sarah, soy tu confidente desde hace tiempo… puedes confiar en mí. No te voy a juzgar por lo que sea que suceda, pero me gustaría que una vez más...

Ya no podía decir más para seguir haciendo de cuenta que jamás pasó algo. Debía contárselo a él, aunque sea el único:

-No es el momento ni el lugar. Cuando llegue el momento, hablaremos.

Amo esa excusa. Va más de una vez que me funciona ¡Bendito Cornamenta por enseñármela!

26-11-84
Querido Diario:

¡Suenan las alarmas! ¡Uiu-uiu-uiu-uiu-uiu! Estoy enamorada. Soy una estúpida ¿Por qué no lo vi antes?

Creo, para mi desgracia, me enamoré de Severus. Sí, sé que suena tonto, pero después de que escribí eso pasaron unos cuantos días, y pasaron algunas cosas que me llevan a pensar que, bueno… me enamoré.

Para empezar, sirvió de algo que yo apurara las cosas. Nos besamos y dentro sentí algo tan raro y fuerte, que me di cuenta de lo que pasaba, y por estúpida y orgullosa, no lo había visto antes.

Al principio no me animé a forzar situaciones, como te dije que haría. No quise apurar nada. Luego me descubrí con ganas de verlo, y pensando en él durante las clases. Después tuve muchas ganas de verlo durante las clases, y luego durante cualquier momento. Me descubrí extrañándolo y con muchas, pero muchas, ganas de estar con él.

Decidí ignorar todo eso Los chicos y Lily, debían decirme las cosas tres veces para que las entendiera. Es que no les prestaba atención mientras hablaban, y cuando me preguntaban “¿Qué piensas?” yo decía “Lo siento, ¿Me estabas hablando?”

Una vez me encontré con Severus en la torre (esto sucede un par de veces a la semana), me quedo bastante tiempo con él. Hasta muy entrada la noche.

Fue todo un riesgo, es decir, el profesor de astronomía estaba enfermo, y sabíamos que no habría clase. Pero siempre está vigente la posibilidad de que un alumno despistado, entre en la torre…

Durante nuestra charla, tuvimos un par de silenciosos acercamientos que terminaron en la nada. En el tercero, yo me cansé, y cuando estuvo por alejarse, yo me acerqué y, esta vez… lo besé yo. Le pasa por miedoso. Lo que no sé es por qué, yo no muerdo… a veces.

Pero te puede asegurar que no fue nada parecido a la vez anterior. No fue de sorpresa, yo estaba de acuerdo, estaba vez éramos amigos. Fue distinto, fue… genial. No lo sé, no encuentro palabras que puedan describirlo con mayor precisión, así que no lo voy a hacer.

Cuando el beso termino, él pareció confundido, supongo que no se había dado cuenta de mi actitud ni de mi cambio, y que por eso no esperaba que lo hiciera. No dijo nada y yo tampoco. Me limité a recostarme en su hombro y nos quedamos ahí, mirando las estrellas.

Luego de un rato, la conversación se entabló nuevamente. Pero fue muy distinta a cómo venía. Te puedo asegurar que eso marcó un “antes” y un “después”.

¿Pero qué tengo que hacer ahora? Tengo que hablar con Remus sobre todo esto…

Voy con él, luego te cuento.

- - - - -

No fui nada con él. Me dio miedo. No se lo voy a decir a nadie, después de todo, no es nada serio. Me gusta, sí, pero nada. Un par de besos, no es motivo suficiente para pelearme con mis amigos. Pero... Lily es mujer, es más comprensiva en estos temas... creo que llegó la hora de contarle toda la historia.

27-11-84
Querido Diario:

-Lily, tengo que hablar contigo -la interrumpí cuando leía un libro.

-Por supuesto ¿Qué sucede?

-Antes que nada, quiero pedirte perdón y que no me mates.

-¿Te le tiraste a Wood sabiendo que me gusta?

-¡NO! ¿Cómo voy a hacer eso? Jamás me le tiraría a nadie que le guste a una amiga... ¿Qué tan necesitada crees que estoy?

-No, no es eso. Es por como encaraste el tema, y porque sé que estás enamorada de alguien...

-¿Cómo lo sabes?

-¡Es obvio! Pero no te lo pregunté porque estaba esperando que vengas y me lo digas.

En ese momento entró una de las chicas con la que compartimos habitación, así que tuvimos que ir para otro lado. Para estar tranquilas, salimos y nos sentamos junto al lago.

-Lily, esto te puede traer un ligero o brusco shook, así que prepárate.

Ella demostró gran intriga, entonces, con un hilo de voz dije:

-Me enamoré de Severus.

Se quedó boquiabierta, luego dijo:

-Debí suponerlo. Tenían una relación muy extraña.

-Lo habrías supuesto si supieras la historia completa. Y te lo voy a contar todo ahora.

Y se lo dije. Comencé por esa oscura noche en la que él me besó por primera vez, y no frené hasta contarle lo que pasó la última vez que lo vi.

-Hay algo que no entiendo... –comenzó-. Si tu le gustas, y él te gusta ¿Por qué no están de novios?

-Por lo mismo por lo que nunca estuve con Sirius: No me lo pidió.

-¿Y eso es un impedimento?

-¡Pues claro! Ni modo que vaya y le diga: ‘Oye, se me ocurrió algo, y estuve esperando un tiempo, pero como no me lo dijiste te lo digo yo ¿Quieres salir conmigo?

En ese momento se escuchó una risotada detrás de nosotras. Una risa fría y desagradable. Lucius Malfoy estaba ahí...

-Vaya, vaya, muggle, sabía que eras medio hombre, pero nunca creí que tanto.

-Pues creíste mal -contesté.

Entonces noté que estaba con Snape. Lily los miró si el menor disimulo, yo la codeé. No me molesté en echarlos.

-Ahora, si nos disculpan, estamos en algo importante: ‘Lily, dime que tu respuesta es SI’ -ella tuvo que aguantar una carcajada, pero de todos modos se notaba que quería reír.

-¡SI! Esa es mi respuesta -siguió el juego. Yo lo exageré cada vez más.

-¿De veras quieres salir conmigo?

-Sí, de veras quiero salir contigo.

-Genial... entonces salgamos... ¡De aquí!

Nos levantamos y salimos de la orilla del lago. Cuando entramos en el castillo, comenzamos a reírnos.

-Tendremos que dar muchas explicaciones después de esto.

-¿Explicarle qué a quién? -pregunté.

-Todo esto a todos. Son de Slytherin, y creen que somos lesbianas... este rumor volará más rápido que los Threstales.

-Bueno, si quieres gastarte, a mí no me importa...

-¿Qué? ¿No te importa?

-Si me importara, no te habría pedido que seas mi novia delante del chico que me gusta.

-Ah, claro.

-De todos modos, él me preguntará por esto tarde o temprano... siempre lo hace.

-O se lo tomará a mal, y no volverá a hablarte nunca más.

-Bien, eso también podría suceder. Pero lo arreglaré.

Seguimos caminando. Volvimos a la sala común, y fuimos a nuestras habitaciones para cambiarnos. Habíamos faltado a la última clase del día, y queríamos ponernos ropa muggle, que es mucho más cómoda. Mientras lo hacíamos le pregunté:

-Pero, dime una cosa ¿Qué hubieras hecho si yo me hubiese avanzado al chico que te gusta?

-¿A Wood?

-Eso depende ¿Cuántos chicos te gustan?

-Solo Wood... -pero fue muy evidente que me estaba mintiendo.

Pero se retractó y contradijo:

-No te hubiera hecho nada. Es que... bueno me toca confesar a mí: No me gusta Mark Wood. ¡Por Dios, esto es más difícil de lo que pensé! ¡Me gusta James!

-¿Potter? ¿Estamos pensando en el mismo Jame?

Ella asintió tímidamente.

-No exactamente.

-¿Por qué?

-Porque nunca llegaré a nada con él.

-¿Quién dice? No me molesta que me seas infiel, en serio.

Reímos.

-Genial, la primera vez que tengo novio, y resulta ser una mujer -se burló.

-Pero una mujer muy linda... -seguí.

Reímos otra vez.

-Escucha –dije tratando de calmar la risa-. Encuentro muy posible que llegues a algo con James. Gusta de ti. Pero no le digas que te dije, me matará.

-El no gusta de mí, es demasiado jactancioso para que le guste una sola. Le gustan todas, y le gusta él mismo.

-¡Pero tú más que todas, estoy segura!

-No lo sé, nos hablamos tan poco...

-¿Y que tiene? ¿Necesitas que te recuerde cómo empezó mi relación con Severus?

-Es distinto, porque no fue ahí cuando empezó a gustarte.

-Bueno... ni yo estoy segura. Pero hablaré con James.

Y eso es precisamente lo que haré ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario