sábado, 5 de diciembre de 2009

Episodio XI

-James ¿Tengo puedo hablar contigo? -dije tirándome en su cama, mientras él buscaba algo en su baúl.

-Si no te molesta que te preste la mitad de atención, mientras el resto se lo dedico a buscar algo.

-No, no me molesta.

-Dime, entonces.

-¿Hasta dónde llegarías con Lily?

-¿A qué viene esa pregunta?

-¿A que viene esa clara evasión a mi pregunta?

-¿A qué viene esa evasión a mi evasión?

-¿A qué viene esa evasión, a mi evasión de tu eva...? ¡Oh, vamos! –terminé algo exasperada.

-Dime por qué lo preguntas, y te responderé.

-Adiós –me levanté-. Así no tiene sentido hablar.

-Es cierto –dijo mientras buscaba debajo de un montón arrugado de ropa en el fondo del baúl-. Debes tener información muy preciada para venir a preguntarme, así como así, y pretender que o pase por alto.

-¿Qué quieres decir? –pregunté con una mano en el picaporte.

-Que si lo preguntas es porque sabes algo que Lily te dijo y que no quieres decirme. Ese algo tiene que ser, o muy positivo como para que ella se sienta avergonzada de que yo lo sepa; o lo suficientemente negativo, como para que me rompas el corazón si me los dices.

Hay veces que adoro que mis amigos sean tan inteligentes. Hay veces que detesto eso tanto como mi propia estupidez.

-Tienes razón.

-¿Entonces hablaste con Lily?

-Sí, hablé con ella.

-¿De mí?

-Sí.

-¿Y qué te dijo? –preguntó algo nervioso, caminando hasta donde yo estaba.

-Adiós, Cornamenta. Estuviste de acuerdo en que no tenía sentido hablar así. Yo no voy a responderte sin saber, cuando tú acabas de negarte a lo mismo.

Abrí la puerta y él me detuvo cerrándola.

-Estás jugando sucio. Aunque yo respondiera esa pregunta, tú no accederías a contarme lo que ella te dijo.

-Es cierto –confesé.

-Entonces sólo dime una cosa: ¿Tengo la más mínima oportunidad?

-Siempre existe la más mínima posibilidad, Cornamenta, el punto es estar atentos y no dejarla pasar.

Me sonrió.

-¿Y cómo va todo con Canuto? -preguntó.

-¿Todo qué?

-Tu relación.

-¡Vamos! ¿Intentas fingir que no se lo has preguntado a él antes?

-Bueno, sí. He hablado de este asunto con él.

-Entonces, debes saber que somos simplemente amigos, y que nada ha sucedido entre nosotros desde que nos amigamos. Que hemos acordado que así se quedarán las cosas...

-En realidad, él me dijo que eso fue lo que le dijiste, yo trato de averiguar qué es lo que en realidad quieres.

-Eso es lo que quiero en realidad. No te mentiría. Además, es estúpido preguntarlo, sabiendo que si quisiera algo, no querría responder, para no tener que mentirte... ¿Qué te hace pensar que si aún sintiera algo por él, te lo diría sabiendo que él te mandó a que averiguaras, ignorando completamente que eres un inútil para sacarle información a alguien.

-¡Mirá quién lo dice! “¿Hasta dónde llegarías con Lily, Cornamenta?” –imitó en todo burlón.

-Ni mi voz es tan chillona, ni hablo con ese tonito que denota estupidez.

-De todos modos, no es así. No me mandó a sacarte información.

-No esperas que crea eso ¿O sí?

-Es que es cierto. No me mando a sacarte información. Me dijo que se lo dijera si lo supiera, y yo le dije que no estaba seguro, pero que creía que no. Me entraron dudas, y decidí preguntarte. No negaré que quería contárselo después. No me mires así. Te conviene que lo rechace yo, porque no quieres hacerle frente. Además, a ti te hice saber lo que él quería, se podría decir que me debes una. ¿No podrías encontrar el modo de que Lily me diga lo que siente? Yo traicioné a Canuto por ti...

-¡El se lo merecía! ¡Estaba siendo un idiota! Además, yo no te pedí que lo hicieras. No es justo.

-Es verdad, no es justo. Pero tenía que intentarlo. Si mordías el anzuelo...

-Ja, ja, ja... –dije con sarcasmo.

-En serio, Bagy. Soy conciente de que te ayudé porque quería y que no me debes nada. De todos modos, desilusionaré a Canuto todo lo que pueda. A mí también me gustaría que él se enamorara de alguien que lo hiciera feliz.

No me atreví a contradecirlo. Ambos sabemos que es verdad que no podría hacerlo feliz. Principalmente, porque no lo amo. Y además, ni siquiera estoy segura de qué hacer con la persona que me gusta en este momento ¿Cómo podría contradecir algo así?

18-11-84
Querido Diario:

Lily tenía razón. El rumor de que somos pareja se propagó rapidísimo. Al igual que la noticia de que quemamos un aula... y bueno, ya que estábamos, quemamos un pasillo también. Fue muy divertido, casi nos atrapan, pero nos salvamos. Y por más que McGonagall sospecha, no tiene prueba para acusarnos.


Pero, volviendo al otro tema... tendrías que haber visto las caras con las que todos nos miraron, cuando entremos en el Gran Salón para desayunar.

A propósito, hoy hablé con Severus. Al principio él estaba un poco cortante conmigo, no le gustaba nada pensar que yo era lesbiana y a pesar de eso lo había besado. Eso es bueno, si le molestó en vez de aliviarlo, quiere decir que le había gustado y se había hecho ilusiones.

Para romper el hielo, le dije la verdad aventándosela como un piedrazo. A la tercera vez que me respondió con las palabras mínimas e indispensables, a mi intento de comenzar una conversación, le dije con tono de evidencia:

-No habrás creído que de verdad soy lesbiana ¿Verdad? Era demasiado estúpido que justo tú lo creyeras, luego de todo lo que pasó entre nosotros...

-¿Quién, yo? ¡No! –pero pareció más aliviado, pero incómodo-. Es solo que se decía que andabas enamorada de Lucius, y que habías dejado de tratarme mal sólo para acercarte a él.

-¿Yo... de él? ¿Y ESO TE MOLESTA MÁS QUE, QUE YO SEA LESBIANA?

-Pero no es ilógico pensar que te gusta Lucius... dicen que los que se pelean se aman.

-Si fuera cierto no habría tantos divorcios ¿No crees?

-No lo había pensado.

-Pero no me dijiste por qué preferirías que yo sea lesbiana, a que me guste tu amigo.

-No saques temas de los que luego huirás.

Fue una falacia excelente, no solo esquivó la respuesta, sino que además logró que yo estuviera de acuerdo a pesar de haberme dado cuenta.

Nos quedamos ahí un buen rato charlando. Debo admitir que luego de eso se veía mucho mejor, evidenciando que definitivamente estaba seco conmigo, porque creía que yo andaba con Lily. ¡Qué estupidez! Está bien que me cae bien y la quiero mucho... pero no en ese sentido.

Yo estaba recostada tomando sol con la camisa levantada para sentir el calor en la panza. En un momento, intentando molestarme (me dijo que le encanta mi cara de enojada), cortó una flor y empezó a hacerme cosquillas en la panza con ella. Quizá esperaba que yo creyera que era un bicho, pero no sé...

¿Te he dicho alguna vez que me encanta que me hagan cosquillas en la panza?

-No, no lo sabía. Supongo que Black te lo haría todo el tiempo.

¿A ti te molestó ese comentario tanto como a mí, querido cuaderno? ¡Porque me pareció tan molesto como para desquiciar a un objeto inanimado!

-¿Por qué cuando estamos solos, de lo más bien, se te ocurre nombrar a Sirius? ¿Estás celoso de la relación que tuvimos, o qué?

No respondió.

-Ya no la tenemos más, si eso es lo que quieres saber. Desde que nos amigamos la última vez que... las cosas cambiaron. Pero si quieres saber más de nuestra ex intimidad, a él jamás se le había ocurrido intentarlo, y por lo tanto, no le dije que me gustaba; ergo, no lo sabe.

Me recosté otra vez, y cerré los ojos. Seguramente lo había incomodado, porque había dejado de hacerme cosquillas.

-No me he enojado, por favor, sigue con la flor -le dije sonriendo con los ojos cerrados, nuevamente de cara al sol. Otra vez la flor comenzó a moverse.

-Jamás lo hubiera imaginado de ti... Al menos antes de conocerte. Creía que no tenías sentimientos, y no se me hubiera ocurrido imaginarte tendida al sol, con alguien haciéndote cosquillas...

-Y mucho menos que ese alguien eras tú ¿Verdad?

-Verdad. Pero las cosas cambiaron mucho.

22-11-84
Querido Diario:

¡No te imaginas lo que vamos a hacer con los chicos! Fue idea de Cornamenta. ¡Haremos un viaje para celebrar que finalizamos una etapa de nuestras vidas, cuando terminemos séptimo año!

Estuvimos cerca de media hora tratando de decidir a dónde iríamos, pero no llegamos a ningún acuerdo hasta que dije:

-¡Recorramos todas las ciudades que quieran! Total, para entonces tendremos edad para aparecernos...

-¡Eso cierto!

Es gracioso, porque estábamos muy metidos analizando las variables, tomando nuestro presente como punto de partida. ¡Mira que pasar por alto algo tan importante!

Ah, y otra cosa. ¡Me haré un tatuaje! Bah, Canuto lo hará. Esta es la historia completa:

Estaba en la biblioteca, sacando un libro del mismo estante oculto en el que alguna vez, Bellatrix le coqueteaba a Severus. En ese momento, Canuto apareció, radiante de felicidad. Y me dijo:

-Tengo algo que mostrarte.

Seguro es tarde para decir “No pienses mal, no se bajó los pantalones”, pero aunque no sea así, es gracioso escribirlo. Sobretodo porque lo que hizo fue desabrocharse la camisa, y También puede pensarse mal cuando digo eso.

Pero era para mostrarme un dibujo en tinta negra. Era un dragón chino, delgado, que estaba doblado en forma de “S”. Estaba genial. Yo sabía que él dibujaba bien, porque más de una vez me hizo dibujos en los pergaminos de HM. No te hagas la idea de que era una monstruosidad, porque no era grande. Estaba hecho justo sobre el corazón.

-Es genial, Sirius. Pero ¿No es demasiado trabajo para algo que se borrará en cuanto te bañes? ¿O piensas no bañarte nunca más?

-No se borrará con nada, tiene una Maldición Quemante.

Comencé a deslizar mi dedo por el dibujo, comprobando que la tinta no se moviera.

-¿Por qué no está rojo? –observé.

-Quedó rojo en un momento, pero luego quedó así, ni la más mínima marca...

En ese momento, Severus apareció. Era una situación un poco comprometedora, digo, él con la camisa desabrochada y yo bien cerca de él, con mi mano en su pecho...

-Lo siento -dijo, y se fue.

Ni me inmuté, no podía correr tras él delante de Sirius.

-¿No correrás detrás de tu amigo?

-Allá él, no importa lo que piense –mentí-. ¿Me harías uno?

-¿Qué dibujo quieres?

-No lo sé... ése es muy lindo, y Sarah, al igual que tu nombre, empieza con “S”. Pero sería una estupidez que tuviéramos el mismo tatuaje.

-En realidad no, puede ser un tatuaje recordatorio de nuestra renovada amistad. Además, la “S” la hice pensando en “Sarah”, no en “Sirius”. Claro que no iba a decírtelo, hasta que dijis...

-Prefería no saberlo, Sirius.

El resto de la tarde, fue una insistencia cada vez que nos encontrábamos. No iba a dejarme convencer, pero en un momento que perdió la paciencia, dijo:

-No es gran cosa, Sarah. ¿Qué mas da si me lo hice pensando en la “S” de “Sarah”, de “Sirius”, de “Severus”, de “Serrucho”. Es una “S” y punto. Que te haga el mismo dibujo no tendrá más significado que el que quieras darle, y no me importa si es de mi nombre, del tuyo, de una amistad, o de un... –frenó incómodo- romance –concluyó algo nervioso.

-¡Está bien! –me apresuré a decir, más para salir del paso que por estar sinceramente de acuerdo- si no dará lugar a malas interpretaciones, me haré el mismo modelo.

Sonrió conforme, y se fue. Supongo que sabe que cada vez que vea el tatuaje pensaré en él, y creo que eso lo hace feliz.

- - - - -

Hace un rato, cuando ya todos habían subido a dormir, nos quedamos junto al fuego, charlando como en los viejos tiempos.

Luego de un prolongado silencio, dijo:

-¿Estás lista?

-Sí.

-¿Dónde lo quieres?

Me di vuelta, y me levanté la remera.

-Justo sobre donde empieza el pantalón.

O sea, en la parte inferior de la espalda.

-Mmm –expresó decepción.

-¿Qué sucede?

-Nada, estoy pensando en cómo dibujarlo. Hagamos lo siguiente, recuéstate con la espalda para arriba, porque así sentada, será imposible.

Luego de un rato de dibujo preciso (casi me duermo, acabo de descubrir que también me gustan las cosquillas en la espalda), anunció que ya estaba listo:

-Ahora viene la parte dolorosa. Avísame cuando estés lista...

Suspiré juntando coraje.

-Ya.

Tomó su varita y realizó la maldición. Tuve que ahogar un grito, cuando un profundo ardor apareció en mi espalda. Luego desapareció un buena parte, pero como toda quemadura, quedan resabios de dolor... aunque esta vez, no dejó ninguna marca. Tal vez la piel algo rosada, pero al cabo de un par de horas, estaba intacta.

Por otro lado, fuera del tema del tatuaje, estuve mucho tiempo pensando en Lily y James. Realmente tengo ganas de que anden juntos, sería tan lindo... ¿Sabes qué? Cuando pase algo entre ellos, dejaré que Lily lo escriba aquí. Porque si lo cuento yo, no será lo mismo.

Otra cosa en la que estuve pensando y no me deja dormir, es en Severus. Debe estar pensando lo peor de mí, tendré que hablar con él... pero no puedo esperar hasta mañana. ¡Ya sé! Voy a ir a la vieja ventana, donde los besamos la primera vez... quizá pase por ahí hoy. Además no necesito pedirles a los chicos el mapa del Merodeador, porque lo guardo yo desde la semana pasada. Quizá me convendría pedirle a James la Capa de Invisibilidad, pero tendré que pensar una excusa, o más bien, una mentira.

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