sábado, 5 de diciembre de 2009

Episodio VIII

20-10-84
Querido Diario:

Nunca creí que habría algo peor que pelearme con Cornamenta, pero pelearme con Black es definitivamente peor.

Al menos Lunático está de mi lado. Dijo que estoy en derecho de enojarme, porque Black se pasó de la raya con lo que hizo, y que canalizó su resentimiento por medio de un noviazgo absurdo. Y lo es. En estos días que no escribí, más de una vez me encontré a Black besando a la idiota de Katherine... y sé que no hace para fastidiarme. No es que sea una paranoia mía, es que a Cornamenta se le escapó. Triste, pero el que sale perdiendo es él, que tiene que besar a Katherine. ¡Y con esos besos que yo ya conozco! Y te digo más ¡Y que me gustan!

Bueno, que esté peleada con Black y que ya no guste de él, no quiere decir que por eso, vaya a decir que besa mal. Te digo más, acabo de tener la fantasía loca de agarrarlo contra una pared, otra vez. No porque me guste de nuevo, pero con todo lo que pasa con Katherine, me agarraron ganas de enseñarle una lección. Estoy segura de que si agarrara a Sirius y lo partiera de un beso, él ni borracho me corre la cara. Pero eso sería jugar muy sucio, o sea, como él, y no voy a hacerlo.

Como si fuera poco, aún tengo que aguantar a Katherine, que cada vez que puede, me echa en cara la situación. Y no tengo respuesta para eso:

-Ay, nena, yo entiendo que no tengas ganas de escucharme, ahora que soy la novia de Sirius... por eso no te seguiré tratando mal... debes tener suficiente con todo lo que él anda diciendo de ti.

Excepto la que le dije ayer:

-Mira, conozco a Black desde mucho antes que tú. Él es así... agarra a una, viene conmigo, agarra a otra, viene conmigo... así sucesivamente. Disfrútalo, no durará... él siempre regresa al final.

Lo que no pude evitar notar es que últimamente Lily está más distanciada de ese grupo. Desde que vio una vez más cómo me trataban sus amigas (hablo de la situación del espejo), se ha separado casi completamente de ellas. Yo creo que esa vez le llegó más, porque ya me había conocido y había comprobado que no soy lo que ella creía. A esto se le suma el hecho de que conoce cómo fueron las cosas entre Black y yo, y no le resulta gracioso lo que sus amiguitas me dicen. Y por eso el tiempo que pasamos juntas se incrementa día a día. Esto hasta tal punto, que habló con una chica de mi cuarto para intercambiar de lugar, y ahora está en mi habitación.

Todo tiene su lado malo. Desde que Cornamenta descubrió nuestra amistad, se ha vuelto muy pesado conmigo. Siempre, cuando estoy con Lily, interrumpe con cualquier excusa para hacerse ver. Lo cuál no es bueno, porque realmente parece más presumido de lo que ya es. Un día le dije:

-Te ayudaré con ella... pero deja de meterte porque me complicarás las cosas.

Lo loco de todo esto es que estoy escribiendo en plena Sala Común, en un rincón, con Black y su maldita novia besándose “frente a mí”, por así decirlo. Y siento algo que me desgarra por dentro. Estoy con Lily, estábamos haciendo tarea hasta que le dije en voz baja:

-No puedo concentrarme, necesito escribir y desahogarme...

Ella me agarró la mano y la aferró:

-No te preocupes, todo saldrá bien. Es un idiota, solo ignóralo –dijo-. Yo haré la tarea, si quieres puedes copiártela luego.

Y supongo que es lo que haré. Pero me sirvió tanto lo que me dijo, me hizo sentir contenida. No sé cómo hice todo este tiempo para estar sin una amiga mujer... hay cosas que sólo nosotras entendemos. Oops, ahí viene Cornamenta, después te cuento.

- - - - -

Cornamenta, que estaba sentado cerca de Black, se cansó y se acercó a nosotras, para seguir haciendo su tarea. Creo que después de todo, entendió la forma en la que tiene que comportarse cuando está Lily cerca.

-Hola -saludó simplemente- ¿Les molesta si me siento? No soporto a esos dos.

-Siéntate, no hay problema -respondió Lily, no muy convencida.

-Sirius se volvió insoportable desde que se juntó con esa...

-Idiota -concluyó Lily, para sorpresa de nosotros-. Es una idiota, no sé cómo era su amiga, ahora me doy cuenta de cómo es.

James asintió.

-Sarah, tienes que perdonarlo, así él la soltará inmediatamente y todos seremos felices... -sugirió Cornamenta.

-James, se te olvida que él no ha venido a disculparse... yo no puedo ir y decirle: “Sirius, querido, yo te perdono, no me lo has pedido, pero de todos modos quise venir a decirte que te disculpo por como portarte como un idiota ¡Seamos amigos de nuevo!” –hice una pausa para que apreciaran mejor mi sarcasmo, y luego agregué-. Suena estúpido.

-Tienes razón.

-Le diré que se disculpe, hablaré con él.

-¡NO! –dije- Quiero que surja de él... no vale de nada si alguien le dijo...

-Cierto -dijo James-. Pero si le doy un pequeño empujón y le abro los ojos...

-Si vas a empujarlo, que sea del 7° piso.

-Es que no lo soporto. Ha cambiado mucho. Está hecho un... de verdad... si no vuelve a la normalidad, se quedará solo.

-Quizá esa sea la solución -supuso Lily-. Si se queda solo aprenderá.

-Ojalá -dijimos James y yo.

Él se levantó y salió por el agujero del retrato. Cuando se perdió de vista, Lily dijo:

-No parece tan farsante, estúpido y arrogante, como yo creí.

-No, no lo es, solo es una postura frente a los demás, para hacerse el ganador. Es bueno, solo que... a veces se guía mucho por lo que puedan pensar los demás. Pero es buen chico, cuando llegas a conocerlo.

Los ojos de Lily habían pasado a su ex amiga y mi ex amigo.

-Esto es grotesco, yo tampoco lo soporto... vámonos.

Pero no fue lo único que pasó en el día. Estamos cerca de una luna llena. Y hace una rato, más o menos a las doce de la noche, comenzamos a discutir qué haríamos para la próxima visita nocturna a Hogsmeade. Black no estaba, él y su novia no habían llegado de los terrenos (habían salido a pasear a la luz de la luna, con la capa de James... Cornamenta dijo que luego de eso la quemaría).

En un momento escuchamos voces del otro lado del retrato y nos quedamos callados. Ellos entraron riéndose y ella se fue, luego de un ratito. Black se acercó, me ignoró completamente, y dijo:

-¿Qué hacían?

-Planeábamos nuestra próxima incursión al pueblo -respondió Colagusano.

-¿Por qué no me esperaron? -protestó Black.

-Porque no sabíamos a qué hora llegarías, ni si querrías venir...

-¿Por qué no querría ir?

Silencio tenso.

-¿Por mí? -aventuré. Y por primera vez, me miró a los ojos unos instantes.

-¿Por ti? -se burló- ¿Abandonaría a mis amigos... por ti? -se rió.

Me sentí muy mal, pero, con firmeza, respondí:

-Te desconozco ¿Sabes?

-Lo que conozcas o no conozcas, no me importa -contestó.

Miré el piso, y luego a Lunático.

-Está claro como el agua –dije-. No se puede hacer como dijiste. En el grupo ya no entramos los dos. No podremos ir los ambos al pueblo. Vayan ustedes y diviértanse... yo me quedaré aquí...

Intenté irme, pero Lunático me detuvo.

-Deja que se vaya si quiere. Se está haciendo la víctima -reprochó Black, Remus no hizo casó, y mirándome a los ojos, dijo:

-Es que... yo quiero que vengas...

Lo que por lo que yo acaba de decir, excluía a Black, que lo miró confundido.

-¿Estás sugiriendo que vaya ella en mi lugar? –preguntó.

-Ella no tiene dificultades para cerrar la boca, y últimamente tú sí... en todos los sentidos que le encuentres a la frase –me defendió James.

-Veo que no son tan neutros como decían... están todos de su lado... vayan ustedes al mugroso pueblo... -y se fue.

Yo me dejé caer a los brazos de Remus, mientras James me palmeaba la espalda, y Colagusano... no, él nada.

-Escuchen... -dije cuando me calmé- No quiero que se separen de él... vayan ustedes, será lo mejor...

-Somos nosotros lo que quieren separarse de él -dijo James, y se notaba que estaba muy dolido con esa decisión, aunque quisiera ocultarlo-. Necesita recapacitar... es insoportable, tiene que aprender... iremos al pueblo nosotros, aunque tengamos que atarte para que vengas.

Y así hicimos.

27-10-84
Querido Diario:

La verdad es que no sé a dónde va a terminar todo esto. Severus dice que terminaré amigándome con él, como sucedió con Cornamenta, y es posible... pero poco probable. El otro día estaba con él, manifestando mi enojo, y luego de cinco minutos de despotricar contra ambos, me preguntó “¿No será que estás celosa?” No le respondí, la verdad es que con la cara de ternero degollado con la que me lo preguntó, me dio la sensación de que en realidad no quería que le contestara. De todos modos, yo sé que no son celos.

Es que cambió tanto, que no se si la verdadera persona es el Canuto que yo conocía, o ese no era más que un juego, y que la verdadera identidad es la de Mr. Black.

Es algo que no soporto, y sé que esto va a sonar feo, pero parece que lo hacen a propósito, hablo de Black y Katherine... siento que todo eso no existe, que es ficticio, y lo hacen solo para fastidiarme.

Es que Sirius no puede ser tan cretino, no puede... no el Sirius que yo conozco ¿Pero Black? Son como el Dr. Jeckyl y Mr. Hyde... ¿Cuál de los dos es el real?

El otro día, estaba sentada en un sillón de la sala común donde Sirius y yo solíamos jugar, y llegaron, se sentaron los dos en un sillón individual y comenzaron a besarse. “Hazlo un poquito evidente, si quieres”, pensé ¿Viste? Hasta pienso con sarcasmo. Pero fue horrendo, él le besó el cuello y todo. Tuve que irme, no lo puede soportar.

Cada vez que sucede algo así, tengo unas terribles ganas de separarlo y pegarle a él... por cochino. Me contengo solo porque sé lo estúpido que eso sería.

En este momento es de noche, estoy en la Sala Común. Cornamenta está en una mesita próxima haciendo la tarea que no hizo por estar entrenando Quidditch. Uia, se oyen risas afuera, deben ser Mr. Black y Kat.

- - - - -

Sí, eran ellos. Y lo que hizo Cornamenta, le hace merecer un premio. S portó como el mejor, pero Black nunca debe enterarse de esto.

Como yo no tenía ganas de discutir, como sabía que sucedería si llegaba a encontrármelo, me hice la dormida. Me recosté en el sillón, con este libro en mis brazos. Antes de que ellos dos llegaran, Cornamenta susurró:

-Seré el peor mejor amigo después de esto... pero quizá sirva...

El problema fue que no me dio tiempo de preguntar, ya que Cosa y Coso entraron.

-Bueno, nos vemos luego, tengo algo que hacer antes de subir.

-Adiós -dijo ella y subió las escaleras muy contenta.

Sentí la mirada de Black en mí, pero no lo pude confirmar. Cornamenta chasqueó la lengua con desaprobación.

-¿Qué quiere decir eso? -preguntó Sirius en voz baja.

-Ya sabes, te lo dije la última vez que hablamos -respondió Cornamenta en voz bastante alta.

-Shh... te oirá...

-¿Quién? ¿Sarah? En sus condiciones no oirá a nadie... pégale si quieres y no despertará...

-¿Qué sucedió? -preguntó Black. Pero esa vez era la voz de Sirius, de mi Canuto. Incluso sonó un poco preocupada.

-Ah, nada exactamente... es solo que... -comenzó Cornamenta, y luego de lo que dijo a continuación, tuve que aguantarme una risa-. Está muy estresada con todo esto. Un poco de depresión, y es comprensible. No duerme bien por las noches, me confesó que hasta llora dormida. Por eso está tomando pociones para dormir... tomó una recién, y cayó al instante. Ella creyó que si la tomaba ahora, tendría tiempo de subir, pero se equivocó...

Percibí la tensión de Black, pero él permaneció en silencio un momento, luego se acercó a mí, sentí su respiración, y noté que algo obstruía la luz roja del fuego, a pesar de que tenía los ojos cerrados. Entonces hizo algo que casi hace que yo lo eche todo a perder: puso una mano en mi diario. Pero Cornamenta lo detuvo:

-No vayas a hacerlo, no lo hagas...

-No se enterará...

-Si lo haces, se lo diré. Piensa... ¡Tiene que ser muy malo para que hasta yo sepa que está mal! No puedes meterte en su intimidad, por el respeto que le debes de los años que llevan juntos...

-Es que tengo que quitarme un par de dudas... -objetó Black.

-¡Entonces habla con ella, pero no hagas eso! Estoy seguro de que si hablas, ella te aclarará las cosas...

Black desistió y se alejó nuevamente, sentándose en un sillón enfrentado a Cornamenta.

-No puedo hablar con ella... simplemente no puedo.

-¿Por qué?

-Porque no tengo fuerzas para enfrentarla, luego de todo lo que hice... no tengo la cara... y corazón tampoco. Yo sé lo que sucederá. Me dirá algo, me hará sentir la peor basura del mundo, me perdonará y seremos amigos de nuevo.

-¿Y qué hay de malo en eso?

-¡Todo! ¡Yo no puedo estar más junto a ella, no puedo! La tengo cerca, y al mismo tiempo lejos. Se va con ese pelmazo a dar vueltas por los terrenos, la habla, se ríen. No puedo soportarlo. Si ella está enojada conmigo y no me habla puedo hacer de cuenta que no existe, pero si la tengo cerca... –hizo una pausa, luego siguió- Estaba muy enojado, no sé si conmigo o con ella, pero despechado. Actué impulsivamente. Cuando me di cuenta, ya era muy tarde para volver atrás.

-Aún no es tarde, tienes que romper con esa cosa, y luego hablar con Sarah, de frente. Ella cree que eres solo un idiota que no se da cuenta de las cosas... si no sabe que no es así, pero que lo aparentas para distanciarte de ella... si le dices lo que sientes...

-¡NO LO HARE! -dijo Black, elevando la voz.

Hubo un instante de silencio.

-Allá tú -concluyó Cornamenta. Cerró el libro que tenía en la mano, y se fue.

Cuando sus pasos se apagaron, supe que estaba a solas con Black, y que todavía no debía levantarme. Pero me equivoqué, porque no estaba a solas con Black, sino con Canuto.

Se acercó y se sentó en el piso, al lado del sillón donde yo “dormía”.

-Si supieras todo lo que tengo dentro en este momento... si pudieras entender lo que siento... –dijo- Es muy complicado de decir... y se arruinó por un descuido mío. Lo que más me gustaría es que me perdones, porque... te amo. Pero esta es la única forma en la que puedo decírtelo.

Me besó, se levantó y se fue.
No te puedo describir lo que sentí dentro en ese momento. Fue tan grande el impulso de detenerlo, decirle que lo perdono y abrazarlo... que no sé cómo hice para no arruinar las cosas. Pero tenía en la garganta un nudo gigante... y me sentía más angustiada de lo que me sentí en todo este tiempo.

Si me lo dijera cuando yo pudiera contestar, se solucionaría un problema, pero surgiría otro. Se solucionaría el que tenemos, pero si me dice que me ama, como me lo dijo entonces (¡ES LA PRIMERA VEZ QUE ME DICE ALGO ASÍ!), yo no sabría que contestar... porque lo quiero... pero no estoy enamorada de él. Ya no... o sea, lo quiero como a un hermano, por muy loco que eso suene... y no podría decírselo, sería muy difícil. Al menos ahora se algo muy importante.

30-10-84
Querido Diario:

Hablé con Cornamenta, le agradecí por haber inventado eso, y le conté lo que sucedió luego de que él se fue.

-¿Y qué vas a hacer? -preguntó.

-Aún no lo sé.

Al menos pasó algo que por un momento me hizo olvidar todo esto: llovió. Sé que suena extraño, pero acá está la historia completa:

Estuve toda la tarde, estudiando en la parte más alejada de los terrenos, en compañía de Severus. El día estaba muy nublado, pero él me estaba ayudando con DAO, y es el único lugar dónde es seguro que nadie no encontrará.

Cuando terminamos de estudiar, guardamos las cosas y nos pusimos a charlar, como hacemos siempre. Tuve suerte de que no me preguntara sobre Sirius, porque no tuve que mentirle otra vez.

Pero de todos modos estuvimos hablando de los chicos.

-A Peter, el que tiene cara de rata, nunca lo quise como a los otros. Es con el que menos relación tengo... con Cornamenta me llevo muy, muy, muy bien... hablamos de todo y le cuento de todo. Pero con el que más hablo y más en serio es...

-Black.

-No, no con él, con Remus. Cuando hablo con Remus tocamos el tema que sea con más seriedad, es el más maduro de todos nosotros...

-Nunca te vi mucho con él.

-No, es que cuando estamos juntos, pasamos desapercibidos, además paseamos por lugares como este, donde la gente no nos ve, pero pasamos mucho tiempo juntos... pero no importa, no quiero hablar de eso... -dije antes de que se le ocurriese hablar de Sirius.

De tema en tema, tocamos el de su infancia y su familia... pobre, la vida difícil que tuvo de chico, justifica que sea tan cerrado y seco con la gente...

-Pero hay algo que no entiendo -comencé.

-¿Qué?

-¿Cómo haces para soportar todo solo, sin tener un amigo en quién refugiarte, un amigo de verdad, que te ayude cuando lo necesites, que te escuche para que puedas desahogarte y todo eso que hace un amigo?

No me respondió, al menos no con palabras. Me miró en silencio, su mirada penetró hasta lo más profundo de mis ojos. Fue suficiente. Me sentí extraña, como si algo se agitara dentro de mí, como un cosquilleo. Algo mágico, parecido a lo que sentí cuando Sirius me besó, pero sin necesidad del menor contacto. Fueron unos segundos, pero fue intenso.

Le sonreí, y él miró hacia otro lado.

En un momento, estuvimos tan cerca, que tuve la sensación de que algo pasaría, pero en ese momento tan oportuno, se largo a llover. Pero realmente fuerte, y con gotas grandes, solo que no había viento. Me puse de pie de un salto y él hizo lo mismo, solo que se preparó para ir al castillo y yo no. En lugar de eso, me quité la túnica. Abajo tenía puesta la falda gris y los zapatos del colegio, como todas las demás, pero arriba, tenía puesta una remerita, bastante chiquita y a breteles, blanca, que no era la reglamentaria... y nunca podría serlo.

-¿Qué haces? -me preguntó.

-Nada -dije cerrando los ojos, e inclinando la cabeza hacia arriba. Eres testigo se lo mucho que me gusta mojarme cuando llueve así, y de cómo me hace olvidar por un instante, todos mis problemas.

Me tomó la mano e intentó hacerme caminar, pero en lugar de eso, yo lo mantuve ahí. Si él hubiera hecho fuerza, hubiera podido llevarme, pero no lo hizo... se quedó ahí conmigo. No es idiota, a pesar de que yo no me quería ir, no le había soltado la mano, y él tampoco se soltó.

Luego de unos momentos, dijo:

-¿Vamos?

-Vete si quieres, yo me quedo.

-Te empaparás.

-Sí, y es precisamente eso lo que quiero. Mojarme con la lluvia. Me encanta.

-No veo por qué.

-Yo tampoco... -respondí.

Luego de un par de minutos, bajé la cabeza y abrí los ojos otra vez, para mirar el paisaje del castillo, que se veía a duras penas. Ya estaba completamente mojada, como si me hubiera metido en una pileta. Mi pelo estaba pesado, y mi ropa también. Tomé la túnica del piso y mi mochila.

-¿Caminamos? –sugerí.

Él me miraba como si estuviera loca, asintió lentamente, y comenzamos el camino hacia el castillo. Seguimos tomados de la mano con total normalidad, y yo me sentía cómoda. Cuando Sirius me tomaba la mano, yo temblaba de pies a cabeza, me sentía tan nerviosa... pero no con Severus. Era sereno y natural.

Llovía menos cuando llegamos ahí. Estábamos a punto de abrir la puerta, cuando escuché pasos de alumnos en el Gran Hall. Que seguramente tenían ganas de tomar algo bien caliente.

-Quédate aquí, si no quieres que nos vean juntos -le dije, y entré, cerrando la puerta detrás de mí.

En el Gran Hall se hizo silencio. Ahí había diez o quince personas. Algunos de Slytherin, que subían de las mazmorras, y otros de Gryffindor, que bajan de la torre. Entre los primeros se encontraba Lucius Malfoy con sus guardaespaldas, Crabbe y Goyle, dos idiotas-cerebro-de-mosquito. Cuando me vio (me miró de arriba abajo), me sonrió burlonamente, y dijo:

-¿Te bañaste en el lago con ropa? ¿Tan estúpida eres?

A lo que yo respondí:

-Sí, me bañé en el lago y con hombres desnudos ¿Algún problema con eso? -se hizo silencio.

Malfoy dijo acercándose hasta pararse frente a mí:

-Te encanta admitirlo ¿Verdad? Te encanta admitir que no solo tu sangre es sucia...

-¡NO LE DIGAS ASÍ! -retumbó en el Gran Hall.

Remus, James, Peter y Sirius, acababan de aparecer en el corredor, y habían visto todo. Tenían las varitas levantadas, sí, también Sirius.

-Te lo advierto, si le haces algo... -decía James- Quita tu mano de ahí, lentamente...

Malfoy obedeció, a regañadientes.

-Parece que la Sangre Sucia necesita amiguitos que cuiden de ella. Y lo que me asombra, es que todos ustedes son magos de Sangre Pura... ¡Qué decepción!

Pero en el momento en que James abría la boca para decir una maldición, apareció McGonagall:

-¿Qué está sucediendo aquí?

-Mafoy me llamó Sangre Sucia, y mis amigos me estaban por defender... -contesté.

-Mal hecho, debieron informarme, y yo hablaría con el jefe de Slytherin, pero esto... Usted señor Malfoy, se comportó mal al provocarlos con un insulto tan, tan... tanto Slytherin como Gryffindor perderán 20 puntos... y... ¿Por qué está tan mojada, señorita?

-Estaba en los terrenos estudiando, cuando se largó a llover, y tropecé y caí en el lago -respondí, ella me miró un momento, mientras pensaba si estaba o no mintiendo, y cuando vio que “era cierto”, me miró con lástima, como diciendo “Pobre nenita torpe”-.
Pues, vuelva a su casa, y póngase ropa seca... -dijo, yo asentí y ella se retiró, todos se fueron.

Crucé una mirada significativa con Sirius, que me miraba como queriendo hablar y justificarse. Abrió la boca, pero en ese momento llegó Kat, y se lo llevó, seguramente a la Sala Común. Me quedé a solas con los chicos, que se acercaron.

-¿Te gustaría hablar con él? -preguntó James. Yo asentí-. Ve, entonces y hablen.

-No lo perseguiré para hablarle –sentencié-. Y gracias por defenderme, chicos...

-Ese maldito... -comenzó Remus, pero terminó la frase en voz baja y no lo pude oír.

-Bueno, voy a cambiarme.

Cuando llegué a la Sala Común, no entré de golpe, me quedé escuchando sigilosamente.

-No, no estoy de humor -decía Sirius.

-Vamos, vamos, acércate... tu amiga llegará en cualquier momento, y no será bueno que te vea así... -insistía Kat-. Si viera que estamos mal, inmediatamente creería que es porque no piensas más que es ella, y eso no es cierto... -dijo muy segura de sí.

-Pero no tengo... -era tarde, Kat se le había “tirado” encima, y lo estaba besando cuando yo entré.

-Sirius -dije haciéndome ver.

El la apartó tan violentamente, que ella casi cae del sillón donde estaban ¡Qué pena que no se cayó! Habría sido muy gracioso.

-¿Qué? -preguntó interesado.

-Gracias.

-No hay de qué -contestó, tratando de disimular su interés. Y parecer despreocupado-. Tú habrías hecho lo mismo por mí.

-Sí, pero aún así, gracias.

-De nada -dijo, con una voz profunda que no le oía desde hacía bastante.

Yo comencé a subir las escaleras, y cuando estaba llegando al final, dijo:

-Sarah...

Yo frené en seco y lo miré, el clavó sus ojos en mí.

-¿Sí?

-Nada, olvídalo –se arrepintió, y volvió a mirar a Kat.

Cuando desaparecí de su vista, ella dijo:

-¿Qué significa eso, eh? ¿Es que la extrañas? ¿No quieres reconciliarte, verdad? Dijiste que estabas mejor sin ella... y lo estás ¿Verdad?

-Sí -contestó él desanimado, para no discutir-. Es verdad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario