sábado, 5 de diciembre de 2009

Episodio XVII

24-12-84
Hola:

Ya salí de la enfermería. Hoy es el baile. Estoy muy nerviosa. Hoy hablé un ratito con Joda y un ratito con Severus. Me tengo que ir a estudiar.

25-12-84
Hola:

Baile de Navidad. Fue emocionante. Después te cuento. Tengo mucho que estudiar.

26-12-84
Hola:

Estudio, estudio, estudio… Voy a matar a todos. Hoy los chicos molestaron a Severus, estoy enojada, pero no puedo decir nada.

Además de eso todo bien. Lily me está ayudando con mis apuntes. Es más de lo que pensaba, porque además de las pruebas… los apuntes son larguísimos…

27-12-84
Hola:

Esto es terrible.

30-12-84
Hola:

Si antes estudiar y concentrarse era difícil, ahora lo es más… pasó algo increíble y genial… pero no te lo puedo contar ahora.

01-01-85
Hola:

¡FELIZ AÑO NUEVO!

Mmm… apenas va una semana y algo… qué mal. Adiós.

04-01-85
Hola:

Muerta de sueño y sin tiempo. Odio todo esto. Adiós.

12-01-85
Querido Diario:

¡TERMINEEEEEE!

Ya rendí todas las materias que tenía pendientes y voy a empezar a contarte los hechos atrasados:

FIESTA DE NAVIDAD:

Este suceso fue muy emocionante.

Ese día, yo estuve estudiando. Sí, ya sé que es triste, y no necesito que me lo digan, pero tenía un montón de cosas que hacer, como ya te dije varias veces. Imagínate lo que era, para que esté con el tiempo justo a pesar de las vacaciones de Navidad.

Pero, no creas que fui a la fiesta así como así. Había que darle una lección a Kat y sus secuaces. Debo admitir que no fue solo por eso que me arreglé mucho… también lo hice por mí. Aunque te adelanto cómo termina la cosa, y te aviso que de nada me sirvió.

No sé… el otro día, estaba estudiando, acostada en la cama. ¿Y viste el espejo de cuerpo entero que tenemos en el cuarto? Bueno… Lily se había estado probando ropa, y lo dejó justo enfrente de mi cama. Cuando me dejó sola, yo seguí con mis estudios, pero en un momento me distraje y me miré en el espejo. Sí, así como estaba, acostada, con los apuntes en la mano, y pensé: “No soy fea”

Sí, puede sonar colgado, loco, poco creíble. Pero creo que fue la primera vez que me vi, y de verdad me fijé en lo de afuera. “Quizá si me arreglara un poco…”

Y sí, así fue. No, no creas que soy una vendida, porque no lo soy. No me voy a pasar al bando de Kat, o algo así. Es simplemente, que porque me peine un poquito más, no voy a ser una superficial, ni tampoco una desprolija como suelo ser. Tampoco me importa mucho, pero cambiar de vez en cuando no es malo.

El 24 a la tarde, yo repasaba Transformaciones, y Lily me enrulaba el pelo. Alto cambio ¿No? Pero fue su idea. Me dijo que tengo un pelo muy lindo, y del largo ideal para que luzca enrulado… al menos por una noche. Para mí se veía ridículo porque me gustan mucho más mis ondas castañas. Ella dice que mi pelo no es ondeado, que es despeinado. Que si yo quería, me enseñaba un hechizo para ondearlo prolijamente.

Después me pinté las uñas. No les puse color, era solo para que brillen más. Lo siguiente fue una túnica de Gala que me prestó Lily (quien dijo que la mía no tenía gracia), y listo. No era tanto… hasta entonces.

-¿Maquillaje? -preguntó Lily, dándose los últimos toques en el pelo. La desgraciada estaba hermosa. En realidad, ella tiene una belleza espontánea, no necesita maquillaje ni nada, pero ese día estaba increíble. Su túnica era verde y sus ojos apenas sombreados con el mismo color, se destacaban de una manera impresionante.

-En el bolsito de tu cajón… -le señalé.

-No, tonta, te digo que si quieres que te maquille…

-¡NO! Olvídalo…

-¡Déjame maquillarte! ¡Es el toque final! Ni siquiera tengo que ponerte un color notorio, solo unas tonalidades de color piel, para resaltar tu carita… ¡Por favor!

-No.

-Vamos… ¿A qué le tienes miedo?

-A nada.

-¿Por qué te ocultas así?

-No entiendo a qué te refieres.

-A que no puede ser que nunca te dejes hacer nada. Entiendo que los días corrientes no te maquilles para las clases, con tu influencia hasta yo dejé de hacerlo. pero hoy, es un día especial.

-Es un día como cualquier otro… solo que es Navidad.

-Y tienes una cita con Joda.

-¿Y qué?

-¿No era que no te ibas a negar?

-Era, tú lo has dicho.

-¿Qué te hizo cambiar de parecer?

Medité un momento, y luego respondí.

-Muchas cosas cambiaron desde que casi desaparezco. Ya no quiero estar con Joda para vengarme. Ni de Sirius, ni de Severus.

-¿Quién dijo que tienes que estar con él para vengarte?

-Yo lo dije.

-Me refiero a que puedes estar con él por otras razones…

-¿Ejemplo?

-Pasarla bien.

¿Quieres que me bese con un chico para pasarla bien? ¿Estás loca? ¿Es que no me conoces? Comprendo que me lo digas, quieres lo mejor para mí. A mí me gusta Joda, y sí, te confieso que me gustaría besarlo… es hermoso. Pero por un minuto en mi vida, tengo que ser racional: No puedo estar con él, porque no solo lastimaría a mi amigo y a mi futuro novio (con suerte)… sino que lo lastimaría a él. Piensa que gusta de mí desde hace años.

-Tienes razón, no lo había pensado.

-Es más, no sé ni si hago bien en ir con él.

-Bueno, ahí ya pasaste…

-¿Cómo?

-Y sí, una cosa es que no se besen, y otra es que ni siquiera salgas con él.

-Al aceptarlo, le di esperanzas. Si de verdad gusta de mí como me dijeron, irá esta noche con segundas intenciones. Recuerda que él no sabe nada de lo mío con Severus.

-Solo es cuestión de frenarlo, y explicarle.

-No es tan fácil de explicar. Llegado el momento, tendré que hacerlo, no hay otra opción…

-Salvo que no le digas el nombre. Podrías decir “No, Joda, me gusta Sirius”.

-¿Eh? ¿Qué tomaste? ¡No puedo seguir tejiendo redes de mentiras como si fuera normal! Reconozco que antes lo hubiera hecho… pero ya no. No quiero ser como era antes. Tengo que cambiar, por el bien de todos…

-Vaya, sí que te cambió la agonía. Alguien debería hacérselo a Kat… por ahí funciona.

Silencio.

-Lo que yo pasé no se lo deseo a nadie, ni siquiera a Kat.

-¿Es por lo que recordaste? ¿Eso que Dumbledore me dijo que no es ni del colegio ni de tu familia?

-Sí.

-¿Qué es?

-No es el momento -respondí, más cortante de lo que hubiera querido.

A pesar del maquillaje, su rostro se ensombreció.

-Odio que Dumbledore lo sepa, y yo no. Quiero que me lo digas.

-Te lo diré, pero más adelante, no es el momento, Lily. Es muy difícil para mí. Te lo diré cuando esté lista para hablar.

-Como quieras -dijo. Sonrió y agregó- ¿Maquillaje?

-¡NO! ¿Para qué? Ya te lo dije…

-Para hacerle desear a Severus, haberte llevado al baile.

Me reí.

-¡Píntala ya! –dije señalando mi cara- ¿Qué crees que piense cuando me vea?

-Supongo que algo así como “¡Ojalá hubiera sido un poco más hombre como para enfrentar a mis amigos por ella, y de ese modo estar a su lado esta noche, en lugar de estar con esta idiota de Bellatrix!”

-¿Cómo?

-¿Qué? ¿Lo exageré?

-Sí, pero no es eso. ¿Cómo que va con Bellatrix? -pregunté un tanto celosa.

-¿Ah, no sabías?

-No, yo estuve muriendo en la enfermaría, te recuerdo… ¿Por qué no me lo dijiste?

-No me pareció importante… al fin y al cabo, tú ibas a ir con Joda y...

-Lily… te odio -le dije, levemente enojada. Luego me reí- ¡No puede ser que consideres todo irrelevante! ¡Ya van 20 veces que pasa lo mismo!

Y sí, eso me hizo cambiar de opinión. ¿Cómo podía ser que él fuera con Bellatrix? No, eso no lo podía permitir, o al menos no sin tomar represalias. Y, si bien iba decidida a no hacer nada con Joda, eso no quitaba que quisiera que Severus Snape, se muriera del odio consigo mismo por ser tan cobarde.

De todos modos, Lily supo exactamente cómo debía maquillarme. Como dijo, no era un color del estilo del celeste, rosa, plateado. Eran tonos color cremas y amarronados, que no hacía más que resaltar la piel, como si irradiara luz.

Nunca voy a olvidar cómo estaba esa noche. Nunca, jamás, creí que yo podía verme tan… así. No me sentía yo, te lo juro. Desde los aros, hasta las sandalias. ¿Aros? ¿Cuándo en mi vida usé aros? Nunca, nunca antes de esto. Es más, Lily me hizo los agujeritos para la ocasión. Cuando me lo propuso, yo me imaginé caminando por el salón con la oreja sangrando.

Cuando se lo dije, me dijo:

-¡Ay, qué extremista! Te prometo que no te sangrará ni un poquito... usaremos un conjuro.

¿Parte negativa? ¡Tuve que estar largos minutos delante del espejo! No me sentía nada cómoda. Lily me decía que me calme, que me veía encantadora. Pero no me sentía bien. Era como si Kat o ella me miraran desde el otro lado del espejo: no era yo. Me sentía como una muñeca de plástico.

-Te acostumbrarás –me tranquilizó Lily-. Es solo porque nunca te habías arreglado tanto. Te ves muy bien.

-No es eso, es... raro. Incómodo. Hay algo que no me gusta.

-Es que no estás sonriendo. ¡Alégrate!

Pero yo no estaba contenta, sentía que me había convertido en aquello que tanto había criticado. Era un cambio muy brusco. Traté de pretender que nada pasaba, y bajé.

En la puerta, me encontré con Joda, tal como habíamos arreglado. Su túnica era negra, para variar, y se notaba que estaba nervioso. Cuando me vio, sus ojos siguieron de largo… luego retrocedieron. Me miró nuevamente, y su rostro se tornó sorprendido. Me siguió con la vista, mientras bajaba las escaleras del Gran Hall.

-Hola -dijo simplemente.

-Hola -contesté.

Yo también estaba nerviosa… no terriblemente, pero no puedo negar que me sentía un poco extraña. Y más cuando noté que sus ojos me recorrían de pies a cabeza.

-Lo siento, sé que te gustan mis “pantalones buena onda”, pero no me parecieron acordes con la ocasión…

Rió.

-No, no… no importa, es solo que estás… muy linda.

Le sonreí.

-Gracias.

Me ofreció su brazo, y lo tomé. Entramos al Gran Salón.

Espero no excederme con la descripción, porque es tarde, y aún tengo mucho que contar… odio retrasarme en estas cosas.

El lugar estaba excelente. Nunca lo había visto tan bello, a pesar de la cantidad de banquetes que presencié. No solo había velas flotando, parecía que las paredes estaban encendidas. No sé por qué, pero parecían iluminar también. En el lugar donde habitualmente está la mesa de los profesores, había un gigantesco árbol navideño, que casi tocaba el techo. Jamás había visto uno tan grande. Pasé aquí cinco Navidades, pero normalmente, en Hogwarts, se colocan varios árboles alrededor de las mesas, y todo de un tamaño bastante más reducido.

Las mesas no estaban en la posición de siempre, sino que estaban con manteles rojos, verdes y dorados, alrededor del Salón. Parece que Dumbledore optó por el estilo “lunch” para la comida. Lo cuál me parece bien, porque es más cómodo en eventos como este.

Hasta las ventanas habían sido decoradas, con guirnaldas que combinaban con los manteles. Adornos navideños flotaban, dándole un toque de color y brillo. Y hasta ahí mi descripción.

Con Joda no fuimos directo a la pista, en la que algunos ya estaban bailando las suaves melodías de Las Brujas de McBeth, una banda de principiantes, pero saben lo que hacen con los instrumentos. Caminamos junto a las mesas, rumbo a encontrarnos con sus amigos, a los cuales me presentó con gran alegría. Me parecieron agradables, y un par eran muy divertidos, y capaces de hacer un chiste con cualquier cosa. En el tiempo que estuve con ellos la pasé muy bien.

Luego de un rato, fuimos con los chicos. Yo quería que ellos conocieran a Joda.

-Ya nos hemos visto -dijo James, quien llevaba del brazo a Marian-. No creerás que nosotros fuimos los únicos en ir a verte mientras agonizabas ¿No? En la enfermería conocimos a Joda.

-Sí, estuve con ellos un tiempo, hicimos intercambio de información. A medida que nos enterábamos cómo seguías, es decir, lo poco que sabíamos de todo esto, nos lo íbamos diciendo entre nosotros -explicó Lunático, del brazo de Tonks.

-Ah, genial. ¿Han visto a Lily? -pregunté, Cornamenta bajó la mirada, y se fue con Marian. Remus me contestó.

-Sí. James está un poco deprimido por el tema… verla con Howie Patterson no le cayó muy bien.

-¿Le gustó cómo se ve hoy?

-No ha dicho nada, pero la devora con la mirada. Pobre Marian, espero que no se haga muchas ilusiones.

-Lo mismo digo. Y… ¿Qué hay de Sirius? –pregunté olvidando por completo a Joda, quien erguido a mi lado, comenzaba a sentirse incómodo.

-No ha aparecido aún. Tuvo un pleito con Kat.
-¿Otro?

-Sí. No me agrada esa chica para él. Los problemas no terminan, pero quizá baje más tarde -contestó Remus.

-Aja. Bueno, nos vemos más luego.

Joda me invitó a bailar, y nos acomodamos en la pista. Antes de bailar le dije.

-Quizá debí decirte esto antes… pero… no sé bailar…

-Oh, no tenía idea.

-Verás… nada de todo esto es lo mío.

-Igual yo. No te preocupes, es fácil. Acércate más. Así. Pon tu mano aquí… y yo pongo la mía acá… -la posó en mi cintura, y me atrajo a su cuerpo- El resto es seguir la música.

-Creo.

Fábula ancestral,
Sueño hecho verdad,
Una historia ideal,
Mágico final,
Sarah y Joda son...

Más que obvio que esa no era ni la música ni la canción. Es solo el loco pensamiento que me vino a la mente. Te juro que me sentía más que extraña... era como si no estuviera en el salón del castillo donde estoy siempre... era como bailar en las nubes, y en ese momento no pensé en lo que sucedía a mi alrededor.

No fue tan complicado. Cuando escucho que las chicas se ponen nerviosas porque tienen miedo de bailar con un chico, imagino que es mucho más complicado. De todos modos, no fue que ¡Oh, lo bien que danzamos mágicamente a la luz de la luna del techo mágico de Hogwarts! Pero ahí pasaba. Bailamos un largo rato, y… tanto baile me dio calor.

-¿Vamos a tomar algo?

-¡Déjame ir por las bebidas!

Alcé las cejas, algo sorprendida del énfasis que puso en esa frase, que no me parecía la gran cosa.

-Claro, claro, no te preocupes -dije como en defensa.

-Lo siento, no quise decirlo así… es que lo vi en una película, y siempre lo quise decir.

-Bueno, príncipe azul, no te alarmes.

-Nada me gustaría más.

-¿Que alarmarte?

-No, que ser tu príncipe azul…

Nuevamente subí una ceja.

-Eso también es de una película –se justificó y se fue.

A los dos segundos, alguien me tocó el hombro. Era Lily.

-¿Cómo va todo? -me preguntó en un susurro.

-Bien, supongo.

-Se veían muy bien bailando… se ve que está enamorado. Pero la próxima vez que bailes, afloja más las piernas. Parecía que estabas dura.

-Ni lo digas. ¿Dónde está Wipa? ¿No deberías estar con él?

-Está con los pesados de los amigos, hablando de Quiddich. No me da ni la hora… mmm…

-¿Qué significa “mmm”?

-Acabo de ver algo… -explicó.

Yo había notado que ella estaba mirando sobre mi hombro, pero no me había importado hasta que dijo eso.

-¿Qué? ¿Qué pasa?

-Severus…

-¿Qué con él?

-Te está mirando… pobre. Te come con la mirada… aunque parece que te mira con desagrado. Debe ser porque estás con Joda. No lo puede creer. ¡Já! Y el muy idiota está con Bellatrix…

-Lily, quiero ir a cambiarme, me siento muy incómoda.

-Sarah, no es por nada, pero su atuendo cotidiano es un suicidio social en una fiesta así.

-Lo sé, pero me siento como una muñequita de colección. ¿Cómo pretendes que afloje las piernas? ¡Acabo de aprender a andar con tacos! ¡Caminando de un lado al otro de la habitación mientras leía apuntes de Transformaciones!

-Hola, Lily -dijo la voz de Joda, que me sorprendió a mis espaldas.

-¿Cómo va la fiesta?

-Podría ir mejor…

-Suerte -dijo Joda amablemente, mientras me daba una copa.

-Gracias.

Lily se fue.

-Por esta noche -dijo Joda ofreciéndome un brindis, y aún hablando en broma con un exagerado tono de película.

-Por esta noche -repetí, golpeando suavemente mi copa a la suya.

Bajé la mirada a mis pies, que estaban ardiéndome.

-¿Qué sucede? –preguntó él.

-Nada simplemente estoy odiando que mi cromosoma no tuviera sólo tres patitas. ¿Me esperas?

-Sí, claro.

Salí del Gran Salón, y subí al cuarto. Es lindo ser princesa un ratito, pero solo eso. No aguantaba mis pies, no soportaba tener que moverme con delicadeza y estar pendiente de que no se me manche el vestido...

Pensarás que estoy loca porque es un suicidio social, pero no soportaba un minuto más aparentando algo que no soy. ¿Y cuántas veces se habló de mí y de lo rara que soy? ¿Qué le hace una mancha más al tigre?

De regreso a los pantalones buena onda, a las zapatillas, a las remeras ajustadas, sin adornos o volados. ¿Los rulos que me hizo Lily? En lo que tardaría en desarmarlos se acabaría la fiesta. Me los dejé, junto con el maquillaje, que tampoco sabía cómo se quitaba de la cara.

Regresé al Gran Salón, pero no me animaba a abrir la puerta. Tenía más miedo de ser juzgaba vestida como siempre, que intentando ser otra persona ¡Eso es lo que logra esta cochina adolescencia! Me armé de valor, respiré hondo, y estuve de regreso.

Traté de no mirar alrededor, de no fijarme si me veían o no. Sentía miradas en la nuca, pero prefería no cerciorarme de su presencia en ella. Busqué a Joda, o a sus pies para no levantar la cabeza, y tardé un par de minutos en encontrarlo.

-¿Por qué te cambiaste? –preguntó sorprendido, no parecías disgustado, pero tampoco estaba contento.

-Me sentía muy mal con todo eso puesto ¿Te molesta?

-Me incomoda que llames tanto la atención, pero... supongo que está bien.

Paseamos un rato, haciendo sociales, y saludando a conocidos. Volvimos con sus amigos y mientras hablábamos, vi que Severus hacía algo bastante arriesgado: parado cerca de la puerta, me hizo una seña, bastante disimulada, de que saliera.

Se fue. Yo no podía ser tan evidente, debía esperar. Y luego de un rato, dije a Joda:

-¿Me disculpas un momento? Ya regreso…

-¿Vas a cambiarte nuevamente? –se burló.

-No. Espérame.

Caminé lento hacia la salida. Miré alrededor, y controlé a las personas menos indicadas para darse cuenta de que lo estaba haciendo. Todas parecían estar en lo suyo, y el único que sé que me vio, no pareció darle mucha importancia.

Salí del Gran Salón, y luego del Gran Hall. Me encaminé a los terrenos, y fui directo a los arbustos en los que me había escondido de Lucius un tiempo antes de mi bajón de salud. Tras ellos, tal como lo imaginaba, estaba Severus esperándome. Sin previo aviso, me tomó de la cintura y me besó. Apasionado, el chico ¿Quién lo diría?

Desde que sus manos tocaron mi cintura, y sus labios los míos, que mi corazón se aceleró. Un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo, y alejó de mi cabeza todo pensamiento.

-Me moría de ganas de hacer eso… estás hermosa -dijo luego.

-No, ya no. Me cambié porque los pies me dolían y la túnica era incómoda.

-¡Era horrible! Ahora sí te ves bien.

Me reí, era gracioso pensarlo.

-¿No te gustaba cómo me había arreglado?

-Esa persona se veía bien, pero no eras tú. No para mí. Me gustas así...

-Pues… ¡Lo hubieras pensado antes de invitar a Bellatrix!

Sonrió.

-Esa frase la habías pensado para cuando te elogiara la túnica ¿Cierto?

Me sonrojé.

-Cierto –admití-. Pero de todos modos cuenta.

-Mmm… ¿Celosa?

-Tal vez… y tengo motivos…

-¿Por qué? No somos novios…

-Perfecto -dije ocultando mi enojo-. Gracias por recordármelo la noche que salgo con Joda, y en la que piensa declarárseme… ¡Así me das otro motivo para aceptarlo! -viré hacia el castillo-. Debo irme con él…

Me detuvo. Si lo de él había sido un golpe bajo, lo mío había sido una paliza.

-¿Qué pasa? No tengo tiempo, debo irme con Joda.

-Estás jugando sucio…

-¿Yo? ¡Tu fuiste el romántico que me besó y luego me recordó que no es mi novio!

-Lo siento, era una broma… ¿Cómo es que Joda se te va a declarar?

-No sé, pero puedo esperar a que se me declare, venir, contarte, e irme con él…

-¿Qué vas a decirle?

-Mmm… no sé. Hace rato que tengo ganas de una relación seria… y te dormiste en los laureles.

Me soltó, me di vuelta, di un paso. Volteé nuevamente.

-Tal vez uno más -dije, y esta vez lo besé yo.

Me retiré al castillo. En el vacío Gran Hall, me encontré a Dumbledore, la única persona que me había visto salir y la única que hacía que el Hall no estuviera completamente vacío.

-¿Jugando a dos puntas? ¿Te parece bonito?

-¡No! ¡Me parece horrible! Pero no sé cómo parar esto.

-¿A qué te refieres? -preguntó en un susurro.

-A que me metí en tremendo lío. Si hubiera sabido que Joda está enamorado de mí, nunca habría aceptado venir para no entrar en compromisos. Pero como nadie me lo dijo, lo acepté. Y ahora que estoy aquí, no puedo hacer más que lograr que Severus se muera de celos, pero en lugar de eso, me amargo porque invitó a Bellatrix…

-Mmm… ¿Celosa?

-¿Usted también con eso? ¡Sí, estoy celosa!

Severus entró en el Hall, no esperaba encontrarnos ahí. Me dirigió una fugaz mirada, y entró en el Gran Salón.

-El también está celoso -susurró Dumbledore. Viejo chusma.

Reí, y me fui.

Bailé con Joda un rato más. Sin tacos y con pantalón es más fácil bailar. Lily interrumpió un par de veces para recordarme algo relacionado con “El Siucidio Social”. Y luego llegó el momento que yo tanto temía.

-¿Quieres ir a dar una vuelta?

Algo debió aparecer en mi cara, porque salió a la defensiva.

-¡A charlar! Solo a charlar...

-Bien -dije.

Tomé su brazo y salimos. Al pasar por la puerta no pude evitar cruzar miradas con Severus… a quién no le gustó esa escena.

La noche estaba muy bella. La luna brillaba en cuarto creciente, y una brisa fresca paseaba por los terrenos. Era extraño. Estamos en invierno, y debería hacer frío y nevar. Sin embargo, el clima parecía estar de nuestro lado.

Una vez más, comenzamos a bordear el lago, solo que era la primera vez que lo hacíamos de noche. Tomó mi mano. No me opuse, pero estaba bastante tensa. Cada vez nos alejábamos más.

La conversación tardó en entablarse. Y cuando él habló, no entró en el terreno que más me conviniera.

-Te ves realmente hermosa, y creo que jamás me cansaré de repetirlo: esos pantalones tienen estilo.

-Eh… gracias…

-¿Te molesta?

-No, claro que no… esta bien.

Silencio.

-¿Sabes? Hace poco tiempo que te conozco, es decir, que he hablado contigo…

Dejamos de caminar. Y habría estado mucho más nerviosa, pero mi mente aún vagaba por los arbustos, con Severus, y aún no me percataba de lo que estaba sucediendo.

-…pero, ya te siento cerca y…

Se me acercó más. Me tomó suavemente. Su boca casi en la mía, su respiración cerca… cada vez más… a un milímetro. Cautivante, casi me dejo llevar, pero retrocedí en el último momento.

-¿Qué pasa? -preguntó.

-Dijiste solo a caminar -le recordé infantil e ingenuamente.

Sonrió.

-Es cierto, pero no me pude contener… y es una pena que tu sí…

Nos miramos un momento.

-No es tan fácil.

-¿Qué dices? Si contenerte es difícil… tomemos el camino fácil… -dijo, y se me acercó. Una vez más corrí la cara.

-No, no me refiero a eso… Joda, esto es difícil… no sé cómo decírtelo. Eres una gran persona, y mereces que sea sincera contigo…

-¿Qué vas a decir? “Te quiero como hermano mayor”, “Eres más como un amigo para mí”...

-No… es que… a mí… yo… estoy enamorada… de otro… -concluí.

Por un momento, él no tuvo reacción. Luego me miró con incomprensión. Me soltó, retrocedió un paso y miró hacia todos lados, como esperando que todos salgan de sus escondites y griten: “¡Caíste!”.

Me sentí horrible. El también. Se puso serio y sombrío.

-No… ¿Por qué…? ¿Por qué no lo dijiste antes? ¿Por qué viniste conmigo a la fiesta y no con él?

-No es todo tan fácil como tu crees. Lo siento mucho, yo no quería lastimarte… -silencio- El no me invitó. Yo no sabía que tu sentías esto, y cuando me enteré era demasiado tarde…

-¿A qué te refieres?

-A que hubo un par de personas que me dijeron que esto pasaría, pero ya no era tiempo de retractarme… no podía… perdóname…

-Me engañaste muy bien -dijo de mal modo-. Por un momento… me sentí correspondido…

-No era mi intención… yo no quería hacerte todo esto, ya te lo dije. Cuando me invitaste a venir, yo jamás te había visto ¿Cómo iba a saber que querías?

-Olvídalo… soy un idiota… regresemos.

-No eres un idiota, no digas eso… fuiste muy hombre y muy valiente al decir todo esto…

-Hice el ridículo -contradijo.

-No lo creo, no te sientas mal. No todos se animan… -dije.

De repente me sentí muy triste y mi voz tembló. Nuevamente recordé mi situación con Severus. Aún me sentía mal por lo que me había dicho… “No somos novios”. Lo había dicho en broma… ¿Lo había dicho en broma?

Sea como sea me había afectado y entristecido. Joda lo notó. Me miró a los ojos, como lo hace Dumbledore: viendo más allá… viendo los pensamientos… los sentimientos…

-Ya veo… ése es el problema. El no se ha animado a esto ¿Verdad? Tienen algo, pero él no se ha atrevido a decir lo que siente...

Su voz ya no sonaba a reproche, era suave, dulce, comprensiva.

-No sabes cómo desearía estar en su lugar…

Miró el piso.

-Ya basta, volvamos al castillo…

-¿Estás enojado?

-No, solo me siento estúpido…

-¿Me perdonas?

-No es tu culpa…

No me pude contener y lo abracé. El no lo esperaba, pero me correspondió.

-Perdóname, de verdad, lo siento… -le susurré al oído.

2 comentarios:

  1. Hola!!
    Empecé a leer tu historia hace ya bastante tiempo, y he de decir que me enganché enseguida y me encantó, pero no conseguí leer la tercera parte, ¿podrías decirme si la has publicado en algún sitio? De vez en cuando me entro en Potterfics, que ahí si la tenías publicada, pero pone que está en proceso de corrección...
    Muchas gracias y sigue así, que escribes realmente bien!!
    Un beso! :)

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  2. Donna, gracias por tu comentario. La tercera parte la estoy escribiendo todavía. No quiero publicar hasta que no esté terminada, porque los capítulos se van a disfrutar mejor todos juntos.
    ¡Besitos!

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