sábado, 5 de diciembre de 2009

Episodio II

Querido Diario:

Mesa del desayuno.

Estoy aquí lista para empezar el año. Sirius se comporta como siempre, como si nunca pasara nada cuando estamos solos. Peter come una tostada de a pequeños mordiscos en los bordes, como si fuera una rata... qué asco. James mira a Lily, que está sentada con unas chicas (lo cual me recuerda algo que tengo que hacer esta noche) y Remus lee El Profeta. Linda forma de empezar el día.

Hoy, revisando los horarios, descubrí que hay tres materias que compartimos con Slytherin, eso es tener mala suerte. Aunque todo tiene su lado bueno, tendremos más tiempo para molestar a Quejicus, si estamos aburridos... es increíble como eso levanta el ánimo antes de una aburrida clase de Historia de la Magia. Las materias compartidas con esos cochinos de Slytherin, son: Cuidado de los Seres Mágicos, Pociones e Historia. Defensa contra Artes Oscuras, la tenemos con Ravenclaw, lo que a James no le gustó: esa es la típica materia que requiere un levante de ánimo, y que a él le gustaría compartir con Slytherin, porque a él odia DAO, tanto como yo HM, y preferiría molestar a Snape antes de Defensa y no de Historia.

Hoy tenemos Botánica primero, y luego dos de Historia (almuerzo) y después... bueno, te pego el horario acá, y listo.

Tengo libre la tarde de los Viernes, con eso le perdono todo a Albus... me gusta tener una tarde libre a la semana, es más práctico que tener siempre alguna clase a la hora a la que me gusta dormirme un siestita. Ahora empieza mi primera clase. No voy a tener tiempo de escribir hasta la noche. Entonces te contaré cómo me fue.

Nos vemos luego… lo cual es una expresión, dado que no tienes ojos.

- - - - -

Ahh… hoy fue un día largo, bah, una noche larga, el día estuvo bien. De las clases, lo único que voy a decir para no hacerlo tan denso, es que todos los profesores se dedicaron a asustarnos acerca de los exámenes para las MHB, que son este preciso año ¡Ay, por favor! ¡Si para temerle a esos exámenes necesitara ayuda, la habría pedido! Lo que sé que voy a hacer es estudiar desde un par de meses antes, para solo dedicarme a repasar, si se me antoja, la última semana.

Lo de noche larga, viene de que a los chicos se les ocurrió algo para terminar nuestro proyecto... ese que venimos planeando desde que los conozco, y ellos desde antes: el de hacernos animagos. Parece que todo está listo y es hora de ponerlo en práctica. Solo queda una cosa, decidir qué clase de animal queremos ser. Necesitamos tres animales grandes y hábiles, que puedieran controlar a un licántropo si fuera necesario; y un animal pequeño, que pueda apretar el nudo del Sauce Boxeador, para pasar por el pasadizo.

Yo había pensado en ser pantera... ya sé que tiene doble sentido la palabra, pero tenemos muchas cosas en común. La pantera, es un animal muy hábil y con buena vista nocturna, trepa muy bien, tiene saltos excelentes y una destreza excepcional. Y yo... yo soy una inútil, soy miope (así que si de día veo mal, piensa que de noche aún peor…), no trepo ni al taburete del Sombrero Seleccionador, no salto ni la soga… ¿y destreza? Para meter excusas para no ir a clase. Digamos que una pantera es todo lo que yo jamás podría ser sin mucha magia ilegal.

Pero... hacer esto nos puede costar la vida, y lo estamos arriesgando por un amigo. Me parece injusto ser la única que no lo haga. Y eso es lo que me quita cualquier duda. Es por él... no hay razón para no cometer este arranque de inconciencia.

Además, que todos se convirtieran en animal menos yo, me distanciaría del grupo. No quiero ser la única estúpida que no sea peluda y con cuatro patas.

Bueno, creo que ya me decidí, voy a ser pantera. Mañana vamos a intentarlo, con suerte seremos animales para la próxima luna llena...

3-09-84
Querido Diario:

Hoy el día empezó con una sacudida a…

-¡Hey, Quejicus! -lo saludé con una gran sonrisa- ¿Cómo te fué en las vacaciones?

Él sacó la varita con la misma velocidad que yo, pero James, ya la tenía afuera, y le ganó.

-Expelliarmus! Impedimenta! -comenzó a forcejear con unas cuerdas invisibles.

-Odio a los que se meten con las mujeres -opinó Sirius.

-¿Ella es mujer? ¿Seguro? -dijo el feo desde el piso.

Las sonrisas de los cuatro chicos se borraron repentinamente, y también las de los que estaban observando alrededor. Y ni te cuento cómo me hervía la sangre. Si me molesta que mis amigos me traten de hombre, ni hablar del idiota ese. Sin embargo, no iba a mostrar que me había afectado. Jugando con la varita en la mano, me acerqué lentamente a él, y dije en tono bajo pero audible:

-Cuando quieras, puedes venir a comprobarlo… -hubo unas risas aisladas, y las sonrisas volvieron a las caras de sus amigos- te doy la invitación. ¿Te gustaría ser el hombre de mi vida, Quejicus?

-Moriría antes de andar con una Sangre Sucia -contestó bruscamente, y todo asomo de sonrisa desapareció de los espectadores; esta vez, no pude disimular que me había afectado.

-No me gustó lo que le dijiste -bramó James-. Locomotor mortis!

Las sogas del maleficio anterior estaban casi sueltas, cuando Quejicus recibió el nuevo hechizo.

-No hace falta que me defiendas, querido, no me afecta lo que dijo -mentí, en una lucha interna para no matarlo-. Es solo que no lo esperaba. Hasta cierto punto me parece justo, después de todo, siempre es él el que la pasa peor… -lo miré con lástima y me acerqué más a él, hasta quedar de rodillas a su lado. Sonriendo con maldad, le puse una mano en el hombro-, ¿Quieres ayuda? Puedo sacarte el maleficio –mi voz tenía un tono de fingido arrepentimiento.

El narigón permaneció en silencio, aunque sus ojos despedían más insultos de los que se pueden pronunciar.

-Te lo digo de verdad –el sarcasmo era cada vez más evidente, y hubo un asomo de risa entre la multitud-. Hoy estoy en mi día “Sexy-niños”, y creo que te lo sacaré.

-¡Oh, vamos! –se quejó James-. Él no quiere que se lo saques, no te ha dicho que sí.

-Es porque lo puse en un aprieto: si responde que no, queda como idiota; y si responde que sí, como marica.

-No ha dicho ‘sí’ y no ha dicho ‘no’. Quizá no se puede decidir si es más idiota que marica -acotó Sirius…

¡Además de lindo, inteligente y cruel! ¡Es imposible no gustar de él!… ¿Quién dijo eso? ¡Yo no fui!

-Finite Incantato! –exclamé finalmente-. Accio varita!

La varita de Quejicus voló a mi mano.

-¿Qué estás…? -comenzó Sirius, pero en ese momento, apareció la profesora McGonagall, por la esquina del corredor.

-¿Qué sucede aquí? ¿Por qué no están en clase? -preguntó con los labios tensos.

-Esperamos al profesor Binns -expliqué.

Pero los ojos de la profesora pasaban de mí a Quejicus y de él al cuarteto que sonreía unos pasos detrás de mí.
-No están peleando ¿verdad? -quiso saber ¡Cómo si fuera a decírselo!

-Por supuesto que no -dije despreocupadamente-. Mi querido amigo Snape tropezó y yo lo estoy ayudando a levantar sus cosas.

Ambos seguíamos en el piso. Me levanté y le tendí una mano a Quejicus. Hubo un momento de tensión en el que nadie se movió. Le dirigí una mirada amenazadora y él tomó mi mano. Lo ayudé a levantarse, y ambos quedamos unidos como grandes amigos, mientras la profesora McGonagall nos miraba cuidadosamente, buscando cualquier indicio de mentira en esa versión.

Finalmente anunció que iría a ver que demoraba al profesor Binns.

-Bien hecho, querido –hice notar-. Se ve que tienes sentido común suficiente como para saber lo que te conviene. Lo había puesto en duda, cuando me dijiste “Sangre Sucia”. Escucha, no siempre lo dejo pasar tan fácilmente.

Volteé, para ver a los chicos.

-Estuviste rápida -me felicitó Sirius-. Si no veías a McGonagall, hubieses perdido ante ella tu papel angelical.

-¿Qué tengo en los ojos, un periscopio? ¿Cómo la voy a ver antes de que doble? Oí el ruido de tacos, y era paso firme. No podía ser otra que ella. Y, querido, ella ya sabe que mis apariencias engañan, si me paso con ustedes todo el día, es evidente que no soy un ángel. El hecho de que jamás me haya visto, no quiere decir que no sepa que lo hago. Es solo que no quiero darle pruebas… todavía…

La gente que se había quedado mirando, comenzaba a seguir su camino. El profesor Binns, que había llegado, nos hizo un ademán de que entremos al Salón. Quejicus y yo cruzamos miradas, la de él, llena de odio y yo simplemente le guiñé un ojo y le tiré “un beso volador”. James lo vio.

-Te ganaste su afecto ¿No? –había sarcasmo en cada palabra.

-¡Uy, sí! ¡Me adora!

Y así concluyó todo.

¡Ah! Otra cosa más importante: ¡Hoy es el día!

Todo está listo, hoy en la noche, nos cubriremos con la capa de James, tomaremos el Mapa Sin Nombre y saldremos de la sala común. Luego de atravesar los terrenos, oprimiremos el nudo del sauce boxeador, e iremos a la Casa de los Gritos, como Dumbledore logró que los de Hogsmeade le digan. Remus vendrá con nosotros, dice que no puede dejarnos solos en el momento en el que “arriesgamos la vida por una locura innecesaria”.

James se decidió por un Alce... aún no sale con Lily, y ya se ha puesto cuernos... ¡Eso es pesimismo!. Peter se decidió por una rata... no nos dijo por qué exactamente. A mí me da igual... lo que no entiendo es cuál va a ser el cambio, ya de por sí, es bien parecido a un rata. La única diferencia que encuentro es que las ratas son más graciosas, sirven de mascota, y tienen un justificativo coherente y lógicamente válido para ser dentudas y con cara peluda... Peter no tiene justificación. Sirius se decidió por un perro. Un gran perro negro, fue lo que dijo, y será útil... a mí me gustan los perros...

Y finalmente, yo seré Pantera, ya te dije por qué y no tengo ganas de andar repitiendo...

En fin... son las diez de la noche, tengo toda la tarea lista. Dentro de dos horas salimos, y cuando regrese, todo será distinto... si regreso...

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