domingo, 11 de septiembre de 2011

Capítulo 13 --- Rompimientos y reconciliaciones

Hannah sentía que su corazón explotaría pronto. En un principio, ese hombre estaba completamente perplejo, luego sintió caricias en su espalda, y en menos de un segundo. Un leve empujón:

_¿Qué haces? –preguntó Severus sorprendido.

Ella no le respondió, le temblaban las piernas, pero no se arrepentía.

_¡Entiendo que estés aturdida por todo o que te dije, pero hay cosas que tú no entiendes! –advirtió con seriedad.

_Entiendo más de lo que crees. Entiendo todo lo que mi hermana vio en ti... lo que no entiendo es por qué no lo supo aprovechar... –se acercó de nuevo a él, que no retrocedió-. Déjame enmendar su error –suplicó acercándose más.

Por primera vez en mucho tiempo, Snape no supo qué hacer. Había cierto encanto que había descubierto en Hannah, pero en una fracción de segundo, recordó a Sarah. Era eso lo que sucedía. El parecido entre ellas y el contradictorio deseo de que su amor pasado regresara, estaba perturbándolo demasiado. En el último segundo retrocedió:

_¡Estás hablando bobadas! ¡Soy tu profesor! –dijo con más dureza de la que pretendía-. Eres adolescente y estás justo en esa edad en que las niñas se ponen locas por...

_No me vengas con el cuento de las flores y las abejas, querido, ya estoy grandecita para eso...

Severus sintió debilidad. Aquella maldita voz. Aquel tono que tantas veces había oído en sus pesadillas. Estaba inmóvil.

_¡Hannah, basta! ¡Mejor no confundas las cosas! ¡Ya te dije todo lo que tenía que decirte al respecto y no quiero que volvamos a hablar de esto nunca más! –exclamó rotundamente, y con paso apresurado salió casi huyendo del lugar.

Hannah volvió a la Sala Común de Gryffindor. Estaba bastante nerviosa, fugaces imagines del beso volvían a su mente. Necesitaba desahogarse pero le daba demasiada vergüenza, incluso con Summer, pero sabía que se lo contaría tarde o temprano.

Estaba sentada en uno de los sillones, abrazando sus rodillas y mirando el suelo. Los alumnos que bajaban a desayunar la ignoraban por completo. Una niña se sentó junto a ella, Ann ni la miró. Pensó que era Summer, pero era Chloe.

_¿Podemos hablar?

_Eh... sí.

_Bueno, ahora cuando todos hayan bajado y esto quede tranquilo, comenzaremos –explicó.

Hannah asintió. Fueron unos incómodos segundos, hasta que la mayor parte de la gente terminó de pasar. Cuando los que bajaban eran dormilones ocasionales, entre ellos Summer, la conversación pudo empezar.

_Mira, Ann, sé que las cosas no andan muy bien últimamente. Sé que estás celosa de Nícolas pero...

_Bueno, ahí ya cometiste un error... –interrumpió Ann-. No es Nícolas el problema, no pasa por ahí. ¡Mucho menos celos! Lo que a mí me molesta puntualmente es la cantidad de veces que me dijiste o escribiste en cartas que estarías ahí cuando yo te necesitara, y cuando llego el momento, no lo cumpliste. Celos serían si a mi me molestara la relación de ustedes, o me perturbara que pasaras más tiempo con él que conmigo, pero ese no es el punto, Loe. No me importa si pasas con él seis días a la semana... ¿pero vas a decirme que en tanto tiempo no tuviste ni un minuto libre para verme?

_No, no voy a decirte eso...

_Menos mal, porque no sería cierto. Yo siempre supe que esto iba a suceder, pero realmente tenía la esperanza de que te preocuparas al menos un poco por todo lo que estoy pasando, no son celos, es decepción.

_¿Todo lo que estás pasando? –repitió Chloe sin creerlo-. ¿Todo por un libro viejo que no sabes ni quién lo escribió?

_¡No! ¡Hablo de haberme enterado que mi familia no es mi familia, que la autora del diario es mi hermana, que me gravó en la cabeza un montón de recuerdos, por ello mi familia biológica me odia y me abandonó en la casa de la hermana del hombre que en las últimas dos semanas creí que era mi tío, mi padre, que en realidad resultó ser mi cuñado!

_¿Severus Snape es tu cuñado?

_¡Lo era mientras estaba con Sarah, antes de que ella lo abandonara para fugarse con Sirius Black, y no significaba nada para mí hasta que me enamoré de él y lo besé!

Chloe se llevó ambas manos a la cara. Pasaron unos segundos. Hannah no podía ver qué gesto estaba realizando. Sin sacar las manos, y espiando entre los dedos, dijo:

_¿Te das cuenta que en tu vida no había pasado nada interesante hasta que me fui.

Hannah rió. Extrañaba esas acotaciones de Chloe:

_Se podría decir que sí.

_¡Ay, Annie! Sé que estuve mal, y te digo que es mentira si crees que no me afectó. Cada vez que tenía que cancelarte algún plan que teníamos juntas, me sentía mal y pensaba “mañana hablaré toda la tarde con ella para compensar”, pero llegaba el momento y lo posponía... no sé por qué... pasa que Nícolas es... es...

_¿Especial? –preguntó Ann.

_Más que eso, Ann. Creo que más que eso –le sonrió-. Pero tú eres... tú, mi amiga, la amiga “especial”, la amiga de “por siempre”... y me hiciste falta. Cualquiera de los dos que me faltara, me haría sentir vacía.

_¡Lo sé! ¡Yo no dudo eso! El problema es... que yo te hacía falta, pero lo tenías a él para hacerte feliz. ¡Tú me hacías falta, y yo no tenía nada, Loe! Y veía que no te dabas cuenta y me daba bronca... ¿cómo podía ser que no te dieras cuenta de lo mucho que te necesitaba?

Silencio.

_Sé que te sentías mal, pero ¿qué puedo hacer? ¡No puedo regresar el tiempo! Sólo puedo prometerte que intentaré organizar mis tiempos para estar presente para ambos...

_¡Vamos, Loe! ¿Cuánta organización puede requerir? Vas con él a todas las materias, lo ves en todos los tiempos libres, en las comidas, en las tardes sin materias, en el pueblo, en los entrenamientos de Quidditch... ¡vivimos en el colegio!

_Es muy fácil decir eso, pero algún día estarás en mi situación, y lo entenderás...

Hannah odiaba esa frase. Era muy fácil hablar sobre algo que hipotéticamente ocurriría, de lo que no se tenían pruebas ni indicios. Para ella más que un argumento, era una falacia. Pero no dijo nada. Chloe la miraba. Luego de un rato le dijo:

_¡Vamos, Ann! ¡Tú eres como mi nalga derecha! ¡Sin ti no me “siento” igual! –exclamó Chloe seriamente, pero Hannah prorrumpió en carcajadas.

_Lo creas o no, es lo más poético que me han dicho en toda mi vida... –rió Ann, luego agregó-. Tú eres mi único... apéndice.

_¿Por qué?

_¡Eres chiquita, molesta, no sirves para nada... pero extirparte de mí sería doloroso! –se burló Hannah.

Ambas rieron, y con un abrazo, la amistad había regresado. Cuando se soltaron sonrientes, hubo unos instantes de silencio.

_¿Cómo es eso de que besaste a Snape?

_¡Ay, Dios! ¡No sabes lo larga que es esa historia!

_¿Puedo no creerte por el bien de mi salud mental?

_No, no puedes.

Hannah le contó toda la historia que se había perdido en el último tiempo. Desde que leyó el Diario de Sarah, las pesadillas, las visiones, la casa vieja, sus conversaciones con Lupin, y por último, la historia de Snape el día anterior. Todo lo que él le había dicho acerca de su pasado, la noche en la torre de Astronomía, y finalmente, el beso que le había arrebatado tan solo una hora antes.

_Bueno, yo comprendo que el pobre sufrió, yo entiendo el dolor de haber sido un cornudo toda su vida, que va a morir solo, que nadie lo quiere... ¡pero no era tanto como para besarlo, nena! ¡Piensa! ¡Ese chico Kippildore es igual de feo y no es como para andar besándolo por eso! –exclamó Loe, quien aún no lograba comprender la situación.

Hannah se reía, hacía mucho que no escuchaba ese tipo de crueldades que sólo con Chloe podía decir sin sentirse culpable.

_Es que no es lástima, Loe, no. Es que... lo veo tan fuerte, tan resistente... es capas de proteger a cualquier persona de cualquier cosa... ¡Luchó contra el Innombrable! ¡Arriesgó su vida para pasarle información a Dumbledore! ¡Se puso en contra de sus amigos para poder estar con la mujer que ama! Todo lo que necesita, es a alguien que lo haga feliz. Y es tan serio y estructurado, que cuando lo veo... –hizo un gesto de picardía- me provoca corromperlo, hacerlo quebrar las reglas. Y él es... todo lo que yo busco en alguien...

_¡Menos un rostro decente y veinte años menos! –dejó escapar Chloe, fastidiada de ver que a su amiga las cosas parecían no entrarle en la cabeza-. ¡Hannah, por Dios! Yo coincido con él, en que todo esto tiene que ver con la tensión por la historia que te enteraste, y se te va a pasar. Y sólo cuando se te pase... vas a querer matarte porque darle tu primer beso a... esa cosa. Sólo ahí vas a poder ver lo horripilante que es en realidad.

Hannah negaba con la cabeza:

_Yo ya sentía cosas desde antes. Pero lo negaba porque todo este tiempo él era “pariente”. Cuando sellamos el trato de qué el me contaría la historia... yo sentí... cosas... él ya me había resultado especial.

_¡Es solo porque es un hombre profundamente enigmático, y eso siempre te sedujo! ¡Cada chico que te gustó era un reprimido social con problemas en la cabeza! ¡Y esta vez, no es la excepción! Pero una vez que sepas todo sobre él, ya no te va a gustar...

Silencio.

_Eso no voy a saberlo hasta que no sepa todo sobre él...

_En cuanto terminé de hablar –comenzó Chloe-, empecé a temer esa respuesta... ¡Ay, Hannah!

_¡¿“Ay Hannah”, qué?!

_¡Que habiendo tantos hombres en el mundo... ¿Justo ese tiene que ser mi cuñado?! –se quejó enojadísima.

_¡Discúlpame! ¡Mi cuñado juega al Quidditch para ser golpeado por Bludggers! –objetó Ann.

_¡Pero tiene una nariz perfecta y se baña! ¡Mira el pelo de Snape! ¡Seguro no se baña desde que está con Sarah!

_Para empezar, él ya era sucio cuando la conoció. Ella lo decía en el diario. Pero a mí no me importa lo de afuera.

-¡Ojalá te importara! ¡Así no tendría que ser su cuñada!

Así siguieron unos minutos, hasta que tímidamente, Summer entró en la Sala Común. Ambas estaban riendo.

_¡Niñas! ¡No fueron a clase hoy! –las regañó, sonriente de verlas felices- ¡Tuve que sentarme con Rose y escuchar de nuevo todo ese tema del chico que no le da ni la hora!

_Pues... –comenzó Chloe- si hubieras faltado tal como nosotras habrías escuchado que tú amiguita... ¡se besó al profesor de Pociones!

_¡SHH! –la chistó Hannah- ¡Lo único que me falta es que el mundo se entere!

Summer no decía nada. Tenía la boca abierta de par en par. Luego la cerró, clavó su mirada en Hannah, como si esperara que esta le dijera que no era cierto. Luego tartamudeó:

_Que tú... ¿QUE? ¡Eso no puede...! ¡No! ¡NO!

_¡SI! ¡SI! –contradijo Chloe, aún riéndose.

Hannah le contó a Summer una versión detallada de la historia. Cuando iba a llegar a la parte del beso, Chloe se tapó la cabeza con los almohadones del sillón y se quejó:

_Con una vez fue suficiente... –y se rehusó a escuchar la anécdota de nuevo.

_...Y era como si no pudiera pensar, como si obedeciera a mi instinto más animal. No sabía qué era lo que iba a decirle o cómo. Y cuando lo tomé de la mano, no sentí la necesidad de hablar...

_¡Con la necesidad de hablar te hubiera ido mejor! –opinó Chloe.

_¿No era que no estabas escuchando? –preguntó Hannah ofendida.

_Ah, cierto... continúen... –y con los almohadones aún a los costados de la cara, siguió fingiendo que no escuchaba.

_... y lo besé. Y él se quedó duro, pero luego me correspondió. Fue extraño, más bien parecía que quería pero no se dejaba.

_¿Y qué esperabas? ¡No sólo eres su alumna, eres menor de edad! ¿Qué pasó después?

_Me separó, me hizo a un lado y fingió que no le había gustado...

_¿Eso te dijo?

_No, sólo se dedico a balbucear explicaciones. Empezó a justificarme “Tu sientes esto, tu sientes aquello...”. Como si él supiera mejor sobre lo que pasa por mi cabeza...

_Era de suponerse... –reflexionó Summer.

Hannah se quedó esperando que Sum expresara sus valiosos pensamientos.

_Seguro quedó tan alterado emocionalmente, que empezó a buscar muchas explicaciones para haberte correspondido, pero no quería responsabilizarse, así que hizo de cuenta que las explicaciones eran para ti.

_Tiene sentido. Sus frases fueron “Hay cosas que no entiendes, lo haces porque estás emocionada por todo lo que escuchaste, mejor no confundas las cosas, no quiero hablar de esto nunca más”.

_Exacto. Mi teoría es que lo que él quería decirte es “Hay cosas de mí que no comprendo, estoy mal por haberte contado todo esto y me basta con revivir mi pasado como para pensar en el presente, no quiero confundirme más, así que no vuelvas a recordarme todo lo que me haces sentir”.

Hannah y Chloe intercambiaron miradas. Loe seguía con los almohadones en las orejas, pero era demasiado obvio que oía perfecto así que los acomodó nuevamente en el sillón. Ann fue la primera en hablar luego de la pausa:

_¿No te parece medio... exagerado?

_No –dijo muy segura-. Lo que pasa es que estás demasiado acostumbrada a pensar que eres la única afectada de todo esto, pero si todo lo que te contó es cierto, a él no debe haberle hecho ni pizca de gracia contarte cómo terminó el único romance de su vida, cómo dos personas se burlaron de él toda su juventud y se escaparon delante de sus ojos. Quedó a tus ojos, según él, como un idiota. Pero lo más complicado debe ser asumir que se enamoró de la hermana de ese único amor de su vida, y que encima esta tenga trece años. Y al no querer admitir que siente cosas tan fuertes, trata de justificarlas con tu parecido con Sarah para tener un motivo más para decirte que no.

A eso le siguió un nuevo intercambio de miradas entre Loe y Ann, y un silencio más extenso, después del cuál Chloe fue la primera en hablar:

_¿De dónde sacaste a esta persona? –le preguntó a Hannah señalando a Summer-. Me asusta. Sabe todo. Lee mentes.

_¿Viste? ¡Es asombrosa! –siguió Hannah.

_¿Cómo vivimos tanto tiempo sin ella?

Summer se ruborizó, a las chicas les encantaba hablar bien de las personas delante de ellas para poner a prueba su humildad.

_¡Basta, chicas! ¡No jueguen! ¡Lo digo en serio!

_¡Eso es lo más asombroso de todo! –corroboró Chloe, esta vez mirando a Summer-. Realmente nunca había escuchado un análisis como ese.

_Bueno... ¡Si vamos a meter a una más al grupo, mejor que sea una inteligente, que es lo único que no tenemos! –se burló Ann.

_Sí, tienes razón, una más como yo y no tendríamos salvación. Y una más como tú, y Snape inflaría su ego sabiendo que dos niñas se pelean por él, incluso sabiendo que es feo, maldito y sucio.

* * *

_Ahora la pregunta es... ¿Qué vas a hacer? –eso lo había preguntado Chloe, esa misma tarde, camino al aula de Pociones.

Hannah estaba pálida y temblaba de los nervios. No dejaba de beber de la poción que Severus le había dado para controlar los desmayos.

_Mmm... se te está haciendo adicción tomar de esa cosa... ¿Segura que no llega Volka como ingrediente.

_Si no bebo me voy al piso... –se justificó.

_Eso dicen todos cuando recién empiezan –se burló Summer y Chloe rió.

_Con las taradeces que dice todo el tiempo, y que le gusta Snape, no me extrañaría que e4stuviera ebria –acotó Chloe y Sum reía- ¿Le sacamos la botella por las dudas?

_¡Ay, chicas! ¡Me encanta que puedan reírse, pero la verdad es que esta situación me supera! ¡Besé a un profesor! ¿En que estaba pensando?

Chloe le pasó un brazo por los hombros, y le dijo con sarcasmo:

_A ver... déjame pensar... ¡en su sensualidad! mmm... no. ¡En su hermoso rostro! mmm... no. ¡En su amabilidad cada vez que te ve! mmm... no. ¡En lo bien que trata a todo el mundo! mmm... no. ¡En su dulzura! mmm... no. ¡NO! ¡La verdad es que no tengo ni la menor idea de qué pudiste estar pensando!

Summer lloraba de la risa. Nunca había conocido al dúo, y entre ellas se potenciaban. La única que no tenía ganas de reír en ese momento, era Ann, que caminaba mirando el suelo, como si fuera a encontrar en él un papel con la solución.

_¡No! ¡No voy a clase! –dijo frenando a mitad del último corredor.

La puerta del aula estaba solo a unos metros, y los alumnos estaban esperando la llegada del profesor.

_No, no voy... lo mejor será que no nos veamos en unos días...

Snape acababa de llegar, e indisimuladamente había mirado hacia donde ellas estaban. Pero sus ojos habían pasado de Chloe a Summer. Hannah estaba como si la hubieran petrificado. Luego reaccionó, se dio media vuelta, y salió caminando rápidamente hacia cualquier lado... pero bien lejos del aula de Pociones.

_¿Qué hacemos? –le preguntó Summer a Chloe.

_Bueno, sin Hannah centralizando en ella la conversación, te propongo que nos conozcamos. Me llamo Chloe, me dicen Loe, y soy enana a propósito porque si tuviera medio metro más, sería demasiado perfecta...

Entraron en el aula y Summer iba directo a sentarse con Rose, cuando Loe la tomó del brazo y la sentó con ella:

_Te enseño cómo funciona, yo te salvo de Rose, y tu me compras un caramelo en Honeyducks...

_Hecho.

Ambas pasaron una clase de pociones bastante extraña. Era divertido imaginarse los pensamientos que Snape. Él seguía tan indiferente como siempre, restando puntos a Gryffindor como siempre, retándolas por hablar en clase como siempre. No había ningún cambio, y era eso lo que ellas suponían que iba a suceder y por lo cual consideraban innecesario que Ann faltara a clase:

_...igual, yo la comprendo –decía Chloe-. Es más, si yo hubiera hecho eso, lo menos que me hago es: tres cirugías faciales, dos cambios de nombre, me cambio de nación, país y colegio... y luego me tiro debajo de un tren.

Summer reía en voz baja y tapándose la boca.

_¿No será mucho? –preguntó.

Chloe negó con la cabeza y señaló al profesor.

_Mírale la cara, y luego dime qué harías tú.

* * *

Hannah estaba recostada en su cama mirando las cortinas con la mente completamente ausente. Había intentado planear su comportamiento delante de Severus luego de lo que había hecho, pero era en vano. Sabía que él era capaz de extraer lo peor de ella con unas pocas palabras, y que cualquier cosa que planeara terminaría siendo arrojada por la borda en cuanto se cruzaran. Podría faltar a un par de clases, pero no podía huir para siempre.

Cada vez que pensaba en ese beso, el corazón se le aceleraba y le costaba respirar. Daba vueltas en la cama, pero ninguna posición le resultaba cómoda. Tomaba El Silmarillón de su mesa de noche, pero leía cientos de veces el mismo párrafo sin darse cuenta y sin entender lo que leía. Miraba la hora y los minutos parecían no estar pasando. Se preguntaba qué estaría sucediendo en clase y luego se giraba nuevamente en la cama. Más de una vez pensó bajar y decir que había llegado tarde por “alguna cosa que pensaría luego” y sentarse junto a sus amigas. Pero luego pensó que sería demasiado llamativo y lo que menos quería era que la atención se centrara en ella.

_En realidad... no estoy seguro de que sea cierto... me cuesta pensar que hay un mago tenebroso matando muggles por ahí –decía un joven de 18 años, recostado en el césped del patio trasero de una casa, a una mujercita de su misma edad.

_Es increíble tanta maldad sin motivo, pero si lo dice Albus, por algo será...

_¿Qué es lo que él te ha dicho? –preguntaba Severus.

Ella alzó las cejas.

_Nada demasiado específico, sólo que el sujeto estaba formando una especie de grupo anti-sagre sucia. La verdad es que no entiendo cómo los seres humanos llevan siglos intentado alejarse de la barbarie, para que aparezcan seres como estos que echen todo atrás.

Él le tomó mano y la besó.

_No se puede entender la mente de todo el mundo, Sarah –le sonrió.

_¡Es que me indigna!

_¡A mí también! ¡Hola! ¡Mi padre era muggle! –decía Snape, mientras le acomodaba el pelo detrás de la oreja a su prometida; le sonrió-. Puedo contar tus pecas, cuando tomas sol se te ven mejor... una, dos, tres...

Ella se reía. Se miraron a los ojos. Seriedad y silencio.

_¿Puedes prometerme algo?

_Lo que sea.

_¿Prometes que jamás te unirías a un grupo mata-muggles?

El miró hacia otro lado, luego la observó nuevamente.

_¿Por qué crees que me uniría a un grupo así?

_Para vengarte de tu padre.

_No lo había pensado...

_Bueno, pero ahora que se me ocurrió meterte esa mala idea en la cabeza... ¿Prometes que jamás formarás parte de algo así?

_Lo prometo. ¿Tú lo prometes?

_Claro que sí –dijo Sarah y le dio un beso.

Se quedaron en silencio.

_Además no veo por qué intentar cambiar las cosas –reflexionó Sarah-. Estoy muy bien así, como estamos...

_Y como para no, si no haces nada... te levantas y te quedas todo el día en la casa con esa excusa de que no tienes trabajo, duermes hasta cualquier hora, te quedas en pijama todo el día. Cuando llego a almorzar, encima te quejas de que estás aburrida –se burló, ella lo golpeó en el brazo.

_¡Ahora que la ropa te la lave Merlín! ¡Y esta noche duermes en el sillón! –dijo fingiendo estar ofendida.

El la miró con picardía.

_Sólo si me acompañas...

Y la besó, mientras todo comenzaba a disolverse...

_¡Juana!

Indudablemente era la voz de Summer.

_¡Juana!

Ann se incorporó y se desperezó.

_Así que con esa excusita de “¡Tengo pudor, besé a un profesor!” te quedaste durmiendo, mientras nosotras estudiábamos Pociones –reprochó Chloe.

_¡Pero si nos pasamos la clase hablando de...!

_Te enseño como funciona –comenzó Chloe-: Cuando yo digo algo... tú jamás lo contradices. Sea lo que sea, la respuesta es “sí”. Ann lo hace hasta cuando está más dormida que despierta. Mira: “Ann... ¿Tengo razón?”.

_Por supuesto que sí, enana mentecata –dijo con sinceridad.

_Bueno... eso estuvo casi como lo esperaba. Pero la esencia se puede captar igual –intentó salvar la situación.

_¿Qué soñaste? –preguntó Summer.

_Una idiotez acerca de los arrumacos entre esa perra y Severus.

_¡Claro! ¡Ahora que es tu competencia, pasó de ser la Diosa del Misterio, a ser Esa Perra! –apuntó Chloe.

Summer rió.

_Y... ¿ya decidiste que es lo que vas a hacer?

_Sí. Primero, pegarle con este almohadón a Loe –lo hizo-. Y luego, confesar que no tengo ni la menor idea de cómo sigue todo esto. En realidad, supongo que lo mejor será hablar con Severus. Pero ahora todo está muy reciente y no quiero presionarlo con mi presencia, pero las cosas no pueden quedar así. Dejaré pasar unos días sin hablar con él, y luego veré que sucede.

_Parece buena idea lo de tomar distancia... ¿Pero qué planeas decirle dentro de unos días cuando hables con él? ¿“Perdón que te besé”?

_No sé qué voy a decirle... no sirve de nada planear las cosas cuando se trata de Severus Snape.

Chloe rió.

_Obvio, la última vez que planeaste hablarle, la cosa terminó en...

* * *

Hannah dijo que no tenía ganas de ir a clase esa tarde, así que las chicas fueron solas a las que quedaban. Ann prometió que bajaría a cenar y las vería allá. Lo que menos quería era cruzarse a Snape en los corredores, así que prefería no salir de la Sala Común, donde se sentía a salvo. Bajar a cenar significaba verlo, fingir que él no estaba allí e intentar que la comida pasara por una garganta que parecería haberse reducido bastante.

Entró en el Gran Comedor mirando el suelo, y solo levantó la cabeza para ver dónde estaban sus amigas. “No lo mires, no lo mires no lo mires nolomires” tomaba el tenedor “nomiresnomiresnomires”, comenzaba a cenar “nada, ni una mirada nada, nada nada nadanadanada”.

“¡Demonios!” habían cruzado miradas. Ya era tarde. Por suerte Severus podía mirarla como si nada hubiera pasado, porque si disimular dependía de ella, estaban perdidos. En cuando rechazó a esos ojos, y miró a sus amigas, su rostro enrojeció. La mano con la que sostenía el vaso le temblaba.

_Chicas... no puedo. Las espero arriba –dijo y se levantó.

Salió rápidamente del Gran Comedor, pero caminó lento pensando en otras cosas. Antes de subir a la torre, miró el oscuro camino que bajaba. Quería cometer la locura de ir y esperar a Severus en su despacho, deseaba hacerlo.

Miraba un camino y otro con indecisión. Una mano cayó en su hombro al voltear, encontró los negros ojos del profesor de Pociones.

_No es muy saludable dejar de comer.

Ella no le dijo nada.

_Y no es muy valiente faltar a clase.

Seguía con el cuerpo completamente duro. No podía pensar. En un gran esfuerzo dijo:

_¿Qué es lo que pretendes? ¿Burlarte? ¿Humillarme? Bien ¡Ja-ja-ja! Ahora, si me disculpas, me iré a dormir –se dio vuelta, pero el profesor la detuvo tomándola del brazo.

Hannah temblaba.

_Solo quiero hacerte saber que para mí nunca pasó nada. Que las cosas sigan como están, y has de cuenta que nada ocurrió.

_No.

_Sí puedes.

_No es que no pueda, es que no quiero. Si no asumo que sucedió, menos que menos lograré dejarlo atrás. Tú finges estar en paz negando todo. Por mi bien, lo haré a mi modo –se soltó-. No quiero tener treinta y tantos años, y guardar aún tu foto en el cajón de mi despacho...

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