domingo, 11 de septiembre de 2011

Capítulo 8 --- Indagando el turbio pasado

Hannah narró rápidamente los hechos. Contó todo. Incluso que Remus Lupin era hombre lobo, y que sus amigos, Sirius Black, James Potter, Peter Pettigrew y Sarah, eran animagos.

_¡Por eso yo no escuché pasos la otra noche cuando Sirius escapó! ¡Debe haberse transformado para eludir a los profesores y a los Dementores! ¡Y por eso soñé eso tan extraño el otro día! ¡Ella debe haberse comprometido con Severus el último año, y Sirius, que estuvo enamorado de ella durante años, le pidió que le avise si alguna vez no era feliz con él! Y evidentemente algo salió mal, porque Sarah no está con Snape hoy… ¿pero por qué se iría dejándome con él? ¿Crees que se fugó con Sirius Black?

_Eh… -Summer estaba algo mareada-. La verdad es que no se qué decirte, Juana. Piensa que, según lo que sé, Sirius Black a estado en Azkaban durante 12 años… sin embargo, no sabemos nada de ella.

_¿Crees que esté en Azkaban también?

_Se habrían fugado juntos entonces ¿cómo dejaría a su eterna amada en un lugar así? –razonó Summer.

_A lo mejor se fugaron juntos, pero el Ministerio no dijo nada porque ella no es peligrosa…

_¿Cómo que no es peligrosa? ¿Qué hace en Azkaban entonces? –Sum comenzaba a enojarse con la facilidad que Ann tenía para hacer conjeturas en base a nada, aunque eso significara negar todo lo que la historia tuviera que no le gustara.

_Bueno, Sirius Black puede ser todo lo asesino que digan, pero yo me crucé con él, y no me hizo nada...

_¡A lo mejor fue sólo porque te confundió con Sarah! ¡Pero si me hubiera cruzado a mí, tal vez si me habría dañado! ¡Apuñaló a un retrato! ¡No me vengas con que la Dama Gorda le hizo algo, porque dudo que siquiera lo incitara a hacerle eso! ¡Es un ser mucho más manejable que el idiota de Sir Cadogan!

Hannah no estaba usando la cabeza tanto como usualmente, y al advertirlo se quedó callada, mirando el piso. Summer se sentó junto a ella en la cama y le puso una mano en el hombro.

_Mira, Ann… me parece poco sano que te tortures con ideas retorcidas que no puedes comprobar. A lo mejor Sarah no es tu madre, supongo que tu mamá te hubiera dicho algo hasta ahora.

_Tal vez no. Tal vez me lo ocultó porque tenía miedo de mi reacción. Vi a Sarah… no solo en los sueños. La vi en una foto y juro, juro por mi vida, Summer, que somos increíblemente iguales. Es imposible que no haya una relación entre nosotras. La única explicación con sentido que encuentro, es que sea mi mamá, y no es imposible…

_¿Pero por qué te abandonaría?

_¿Qué se yo? Ni siquiera sé por qué dejó se escribir su diario.

_¿Cómo puedes averiguar todo esto? Y no me digas que planeas preguntarle a Snape porque te daré una bofetada…

_No, no planeo preguntarle… a Snape.

* * *

Hannah y Summer estuvieron horas hablando y formulando teorías posibles, aunque poco probables. Para cuando terminaron de hablar, Ann estaba un poco más calmada. Aunque había muchas cosas que no había logrado sacar de su cabeza aún, y ni creía que pudiera lograrlo, al menos hasta tener suficientes respuestas.

Todo encajaba a la perfección, incluso que Dumbledore le diera el diario a ella. Ahora entendía por qué Snape se lo había quitado, porque le disgustaba la idea de que lo leyera. El no quería que ella se enterara de la verdad. No había podido impedir que supiera que eran familia, pero no quería un lazo tan cercano. “Tío”, después de todo, era menos responsabilidad que “Padre”. Padre... se lo decía una y otra vez, y todavía le parecía imposible. Era una palabra tan grande...

Lo que ella aún no podía entender, era cómo su supuesta madre se lo había ocultado tanto tiempo. Es decir, tuvo que admitir que Severus Snape era su tío... ¿por qué no contar toda la verdad junta y ya? ¿Por qué mentir sabiendo que tarde o temprano ella lo descubriría?

_Es que aún no lo entiendo, Sum...

_Pero piensa que...

En ese momento, Chloe entró en la habitación. Ambas se quedaron calladas, involuntariamente. Loe las miró, y se sentó en la cama, esperando que ellas siguieran con su conversación, pero Ann y Summer intercambiaban miradas de confusión, cada una esperando que la otra dijera algo.

Fueron los diez segundos más largos que habían vivido hasta el momento, y por supuesto, sumamente incómodos. Chloe tampoco sabía que decir, había estado tan ausente esos días que se sentía estúpida de presentarse en ese momento, pero la verdad era que empezaba a sentir la falta de su amiga.

_Hola –dijo Loe, después de lo que pareció una eternidad.

_Hola –repitieron ellas.

_No tenía nada que hacer así que... eh... le pregunté a esa chica Lavender si las había visto y me dijo que a ti no te había visto en toda la tarde, pero que ella había subido aquí hace unas horas.

_Ah... bueno –dijo Ann.

_Pero, si interrumpo me voy.

Antes de que nadie dijera una palabra, Chloe ya se había levantado y se había ido. Hannah hubiera dicho que no interrumpía y hubieran hablado de otra cosa, pero en ese momento, no tuvo tiempo de pensar nada. Summer, obviamente, iba a esperar callada hasta escuchar lo que Ann pensaba decirle a Chloe, ya que no quería meterse entre ambas.

_¿Estás bien? –preguntó Sum.

_Sí, es que... no lo esperaba y no supe qué decirle...

_Aunque se te hubiera ocurrido, habría sido estúpido, ya que era medio obvio que la cosa estaba tensa.

_No era tensión, era sorpresa –corrigió Ann.

_Era ambas, si me lo preguntas. Creo que ella se dio cuenta de que no te habla hace rato.

Hannah no dijo nada. Hubo un prolongado silencio, y luego Summer preguntó:

_¿Y ya decidiste qué es lo que vas a hacer?

_Es complicado. No puedo preguntarle a mi mamá de quién soy hija a través de una lechuza... no es un tema que para que lleve y traiga un bicho emplumado. Prefiero quedarme con la duda hasta Navidad, iré a casa a pasar las fiestas –explicó Ann.

_Bueno... entonces supongo que no nos veremos estas Navidades, yo pensaba quedarme en Hogwarts. Claro que no lo he decidido y no he hablado con mis padres aún.

_No es que quiera presionarte... pero yo no me quedaría en un castillo dónde sé que un maniático loco asesino de muggles puede entrar ir salir a pesar de los Dementores... –bromeó Hannah.

_¡Tú misma dijiste que no es peligroso!

_¡Y tú misma dijiste que sí lo era para cualquiera que no fuera yo!

Rieron.

* * *

No solo resultó que vivían en el mismo poblado, sino que además estaban a tres cuadras de distancia. Eran demasiadas casualidades juntas. No habían ido al mismo jardín de infantes ni al mismo colegio, pero probablemente se habían cruzado cientos de veces. Hasta se dio que conocían a las mismas personas, ya que no se trataba de un “poblado” como ellas le decían. Era toda una pequeña ciudad, que en realidad había crecido súbitamente, y en tan poco tiempo que el apodo de “pueblo” no había llegado a esfumarse.

La amiga de una, era la prima de una amiga de la otra y así sucesivamente. La gracia que les hizo y con todo lo que hablaron del tema, les hizo olvidar por un momento la gran conmoción de la verdad recientemente descubierta, pero en cuanto empezaron a planear su próxima Navidad, no pudieron evitar regresar a ese tema.

_No sé qué hacer hasta que llegue Navidad.

_No hay mucho tiempo –le recordó Sum-. Sólo queda una semana antes de las vacaciones y una sola salida a Hogsmeade. Cuando quieras recordarlo, será el momento de subirse a tren. Yo te diría que ya que no puedes hablar con Snape ni preguntarle nada, lo mejor será hablar con Dumbledore, El debe saber qué fue de Sarah.

_Puede ser... aunque no es la única persona con la que podría hablar del tema. Es decir... ¿qué opinas de Lupin?

_Es otra posibilidad –reconoció Summer-, sabes que él siempre está dispuesto a hablar. Pero, lo primero es averiguar qué fue de Sarah tras salir de Hogwarts. Es decir, debe haber pasado tiempo desde que dejó de escribir hasta que quedó embarazada.

_¿Cómo lo sabes? –preguntó Ann, que en realidad, estaba de acuerdo con la idea de su amiga.

_Para empezar porque si ella hubiera tenido relaciones, lo habría dicho a su diario...

_Gracias al cielo no las tuvo, mira si tengo que leer sobre mis padres teniendo sexo... creo que es una de esas cosas que los hijos quieren ser ignorantes toda su vida. Tienes razón, lo primero que tengo que hacer es averiguar por qué Sarah decidió dejar de escribir... ¿crees que se haya peleado con Severus o algo así?

_Puede ser, pero supongo que debió ser algo más grave. Es decir... se peleó con mucha gente, según lo que contaste, y jamás se las agarró con su amado librito...

_Cierto. Pero no puedo ir a hablar con él ahora, es muy tarde... mejor vamos a cenar, y luego veo que hacemos.

Pasaron toda la cena cuchicheando en un extremo de la mesa de Gryffindor mientras Loe cenaba, una vez más, en la mesa de Ranvenclaw. Nadie parecía notar que Summer y Hannah no dejaban de pronunciar esos incesantes murmullos... excepto...

Snape no dejaba de mirar a Hannah, aquella niña que de un día para otro apareció en su vida y no dejó de cumplir con su irritante presencia hasta unos días antes. Mirarla desde lejos, lo transportaba a una época de dolor, en la que miraba a una chica idéntica, a la que amaba a escondidas y sabía que jamás le correspondería por estar embobada con ese idiota de Black, y estar bajo la influencia de ese odioso grupo de Potter y su pandilla.

Pero no sabía qué le molestaba más, si recordar los momentos en los que no conocía a Sarah, o recordar aquellos en los que había un apasionado amor a escondido en los pasillos de Hogwarts. Pasillos que muchas veces recorría en las noches de guardia, corredores que más que retratos antiguos, parecía tener colgados miles de momentos que preferiría que no hubieran existido. Y en eso seguía pensando, incluso cuando las niñas ya se habían ido a dormir.

_¿Han visto a Sirius? –preguntó Sarah al trío que estaba sentado en la mesa frente al fuego de la Sala Común.

_Mmm... no, hace horas que se fue de aquí –respondió James.

_¿Sabes a dónde fue?

Los chicos se miraban entre ellos, pero ninguno respondía.

_¡Chicos! ¡Es obvio que saben dónde está! ¡Necesito hablar con El de algo muy importante! Así que... si está con Kat, por favor, cuando baje avísenle que lo estoy buscando...

Dio media vuelta para irse, pero Remus Lupin la detuvo con su voz:

_Sarah... Sirius está...

_¿Dónde? –preguntó, volteando, preocupada.

_Nosotros no pudimos detenerlo y...

La puerta del retrato se abrió. Sarah giró para ver quién había entrado, y los chicos se levantaron y se fueron. De pie, frente a ella, estaba Sirius Black, con los ojos enrojecidos de dolor y odio.

_¡ERES UNA...! –pero parecía no encontrar palabras para expresar lo que sentía, así que le arrojó algo a los pies: su diario íntimo.

_Sirius... no... tú no.

_¡SI, POR SUPUESTO QUE YO SI! ¿COMO ESPERABAS QUE SUPIERA LA VERDAD SI TU NO ME LA DECIAS? ¡ASI QUE BESUQUEANDOTE POR LOS PASILLOS DE HOGWARTS CON ESE ENGENDRO MAL NACIDO!

_¡NO TE METAS CON EL, QUE AUNQUE LO TRATES DE COBARDE ES MUCHO MAS HOMBRE QUE TU! ¿COMO PUDISTE HACERME ESTO, SIRIUS? ¿COMO PUDISTE TRAICINARME DE ESE MODO?

_¿TRAICION? ¿QUIEN TRAICIONO A QUIEN?

_¡TU A MI! ¡YO NO SOY TU NOVIA! ¡NO SOY DE TU PROPIEDAD! ¡ASI QUE SI QUIERO REVOLCARME CON MEDIO COLEGIO A TUS ESPALDAS ESTOY EN TODO MI DERECHO! ¡SIN EMBARGO Tu NO TIENES DERECHO A ROBAR MI DIARIO INTIMO Y LEERLO!

_¡NO ME DEJASTE OTRA OPCION! ¡Y MENOS MAL QUE LO HICE! ¡SI NO, TODO EL COLEGIO SABRIA ESTO ANTES QUE YO! ¡QUE SOY LA PERSONA QUE MAS TE... AMO EN TODA TU MALDITA VIDA!

_¿CREES QUE NO LO SE? ¿POR QUE CREES QUE ERA TAN DIFICIL DECÍRTELO? –hizo una pausa mientras gesticulaba implorante-. Créeme que si hubiera sabido que ibas a leer mi diario y traicionar mi intimidad, te lo habría gritado de la manera más humillante que se me hubiera ocurrido, pero no. Te quise mucho, Sirius, tanto que me dolía saber que tendría que lastimarte con esa verdad algún día.

_¡ME INSULTAS AL VENIR CON ESE CUENTITO DE “NO TE LO DIJE PORQUE TE QUIERO”! ¡ERES UNA... BASTARDA DE SANGRE IMPURA, QUE LO UNICO QUE SABE ES MENTIR Y ESCONDER SUS MENTIRAS CON SEDUCCION Y MAS MENTIRAS! –sacó su varita.

Ambos habían dejado de gritar. El le apuntaba, y ella lo miraba. Los dos tenían lágrimas brotando de sus ojos, una daga emocional atravesada en la garganta.

_¿Vas a hechizarme, Canuto?

_¡NO ME LLAMES ASI! ¡ESE NOMBRE ES PARA MIS AMIGOS!

Sarah rió con cinismo. Lo odiaba, eso era lo que pasaba. Lo que Sirius había hecho era imperdonable, y sin importar lo herido que él se sintiera, ella lo iba a hacer sufrir un poco más... por venganza.

_¡Hechízame, vamos! ¡Cómo si con eso evitaras que vaya a besar a Severus todo lo que me plazca!

_Crucio! -gritó Sirius.

Sarah cayó al piso, llena de dolor, el cuerpo le temblaba bruscamente. La mano de Sirius se agitaba de los nervios, los mismos nervios que en ese momento cegaban su mente. Pero pasados unos interminables segundos, se dio cuenta de lo que estaba haciendo, y detuvo la maldición.

La ruidosa respiración de Sarah, era lo único que se escuchaba en la solitaria Sala Común. Sirius seguía ahí parado sin saber qué hacer, pero nuevamente con lágrimas en los ojos. Ella seguía de rodillas en el piso. Lentamente, levantó la cara y lo observó con profundo odio. Se puso de pie, tras tomar el diario y comenzó a caminar con paso decidido a su habitación.

_¡Sarah...!

_¡TÚ FUISTE QUIEN LO DIJO, SIRIUS! ¡IMPERDONABLE!

Hannah persiguió a Sarah escaleras arriba. La vio entrar en su habitación, donde estaba Lily quién rápidamente se levantó de la cama al verla.

_¿Qué su...?

Sarah comenzó a arrancar las páginas que le quedaban a diario, mientras lloraba desconsoladamente. Lily no sabía cómo contenerla, mientras su amiga, con furia, rompía rayaba y destruía las hojas de aquél libro.

Un temblor bajo los pies, y Hannah despertó sudando frío, una vez más. Como eran casi las siete de la mañana, poco sentido tenía intentar dormirse nuevamente. Bajó a desayunar. El Gran Comedor estaba casi vacío pero se quedó porque en ese momento, prefería desayunar sola.

No pudo evitar mirar a Snape al entrar, pero bajó la mirada y se sentó cerca de la puerta. Le costó bastante comer, no tenía ni un poco de hambre, pero ya era suficiente lo que le costaba no desmayarse y marearse a pesar de la poción, como para encima tentar a la suerte dejando de comer.

Terminó de desayunar y salió a los nevados terrenos, esperando que el fresco de la mañana le subiera el ánimo, pero el cambio no fue gran cosa. Al entrar, y ojalá lo hubiera hecho tres segundos después, se cruzó con Snape que salía del Gran Comedor.

_¿Por qué me miras de ese modo? –gruñó Severus, que estaba seguro de que era porque ella ya sabía de Sarah y su noviazgo con ella.

De todos modos estaba equivocado, porque a ella poco le importaba que él hubiera tenido una novia, al lado de la posibilidad de que ellos fueran sus verdaderos padres, y haber sido engañada toda su vida.

_No te estoy mirando de ningún modo en especial.

_Sé que leíste el diario, y que sabes de mi historia con Sarah... pero bueno... ¿qué pensabas? ¿que había vivido más de treinta años sin haber tenido ninguna historia de amor? –preguntó de manera burlona.

_Me parece genial que seas tan abierto para comentarme este tema, pero créeme que con lo que leí es suficiente. En realidad, me preguntaba si la foto que guardas en un cajón en tu despacho es ella o si soy yo.

La burlona sonrisa que tenía Snape, se borró súbitamente.

_Es ella –respondió-. ¿Para qué quería una foto de ti?

_No sé ¿para qué querrías una foto de ella? –repusó, con agudeza desafiante.

Se rió en su cara, cruzó los brazos, y se paró en la misma forma que se paraba Sarah cuando ella y sus amigos hechizaban a Severus.

_¿Acaso diecinueve años no bastaron para que la olvides?

El no respondió. Le dio la espalda y completamente enojado con “esa mocosa insolente”, salió del lugar. Ella rió. Se sentía orgullosa de sí misma al saber que era capas de defenderse sólo con unas pocas palabras, aunque en el fondo, estaba preocupada.

No cabían dudas de que él era su padre, pero sería realmente difícil hacer que la aceptara como tal. No tuvo tiempo de pensar demasiado, cuando Remus Lupin salió del Gran Comedor también. Se miraron, un par de segundos de silencio, hasta que el profesor le dijo:

_Buenos días, Hannah. Pensé que estabas enferma, o al menos eso fue lo que Summer me dijo ayer.

_Estaba, no me sentía nada bien, pero a la hora de cenar estaba mejor –mintió mirando el piso.

_No te noto muy segura ¿hay algo de lo que quieras hablar?

_Eh... bueno, sí, hay. Pero usted tiene que dar clase y es bastante largo.

_Mi primera clase de hoy es a las diez, hasta entonces tengo tiempo para hablar contigo.

Ella aceptó ir al despacho con él a conversar un par de horas, pero cuando llegó allí, notó que empezar a hablar del tema era más difícil de lo que ella había imaginado que sería.

_Dime, ¿de qué se trata este asunto?

_Bueno yo... ¿Recuerda lo que me prometió que me contaría algún día si yo me portaba bien?

_Sí, lo recuerdo, pero si bien te has portado como corresponde, no ha llegado el momento de...

_¿Y qué me diría si yo le dijera que ya sé cuál es su secreto?

_¿Acaso el profesor Snape...?

_No, él no me dijo nada. Ni siquiera le pregunté. Yo... lo leí.

_¿Dónde? –preguntó intrigado y preocupado.

Silencio.

_¿Recuerdas a Sarah?

Remus Lupin alzó las cejas sorprendido de escuchar ese nombre después de tanto tiempo. Hizo una pausa, y Hannah vio en sus ojos que estaba pensando un montón de cosas a gran velocidad.

_Por supuesto que la recuerdo –dijo finalmente, de calmada manera-. Fue mi mejor amiga, y prácticamente la única. Tú me recuerdas bastante a ella.

_¡Somos tan parecidas que podríamos ser gemelas!

_¿La has visto? –preguntó esperanzado.

_Sólo en fotos –mintió-. Pero he leído el diario que escribió cuando estaba en quinto, y fue así cómo supe lo de ser animagos y lo de su... pequeño problema peludo.

Lupin comenzó a reír.

_Sí, James solía decirle así.

_Lo sé.

_¿Pero de dónde sacaste el diario de Sarah?

_Eso no puedo decirlo.

_¿Severus sabe que lo leíste?

_Sí.

_Eso explica por qué se lo veía tan perturbado estos días...

Por alguna razón, cuando Lupin hablaba y sonreía, Hannah se sentía en otro mundo. Como si hubiera vuelto el tiempo atrás. Sentía que estaba delante de su propio mejor amigo, que reía de sus bromas, antes de ir a clase. Lo veía como Sarah lo hizo.

_¿Sabes dónde puedo encontrarla?

Remus dejó de sonreír. Silencio.

_No. No he sabido de ella en muchos años –lamentó-. Lo último que supe de ella era que se fugaría a Italia vivir con su madrina hasta que Voldemort dejara de buscarla. Me dio la dirección. Le escribí varias veces pero nunca contestó. Viajé a Italia, y me enteré que su madrina había fallecido poco tiempo antes, pero que había vivido sola toda su vida. Se podría decir que a Sarah se la tragó la tierra –concluyó con voz triste.

Hannah no sabía qué responder.

_Aunque prefiero pensar que les dijo a todos que iría a Italia pero se fugó a otro lado sin avisar.

Otra pausa.

_Habría sido muy hábil de su parte –continuó al ver que Ann seguía sin hablar-. Sin embargo, el echo de que no haya intentado comunicarse conmigo tras la caída de Voldemort, me hace pensar que puede ser que... bueno, ella... haya sido encontrada.

_Lo siento –fue lo primero que se animó a decir.

Se sentía realmente apenada.

_Yo también. Pero no sería la única de mis amigos en haber sido asesinada... James, Lily, Peter. Sólo quedamos del quinteto Sirius y yo. Aunque para la condición en la que Sirius se encuentra, preferiría que... –no terminó la frase.

_¿Por qué?

_¿No conoces la historia de Sirius Black? –se extrañó el profesor.

_Sé que mató muchos muggles en la Epoca Oscura...

_No fue sólo eso. Asesinó magos también. Asesinó a James y Lily Potter y a Peter...

_¿QUE?

_Sirius era el mejor amigo de James, como bien sabes. En la Epoca Oscura, él se pasó al lado de Voldemort que en esos momentos perseguía a los Potter. Ellos se escondieron bajo el Encantamiento Fidelio, y Sirius era el guardián secreto. Claro que... ¿cómo iba James a pensar que su mejor amigo era espía de Voldemort? Sirius habló, su amo los fue a buscar, y los asesinó...

_¿Harry lo sabe?

_No. Nadie quiere decírselo. Todos saben que es un chico muy valiente y temen que vaya a buscar a Sirius para vengar la muerte de sus padres.

_Se enfrentó a Voldemort en dos ocasiones, no me asombraría que así lo hiciera si se enterara.

_No se lo digas.

_No lo haré. Aparte nunca he hablado con él, no puedo ir a decirle: “¡Hey, Harry! Descubrí que Sirius Black le entregó a tus padres a Voldemort y por eso eres huérfano. Bueno, eso era todo. Adiós”. Así que quédate tranquilo.

Lupin la observaba sorprendido.

_Sonaste igual a Sarah. Ella solía burlarse de las cosas con ese mismo tono sarcástico.

Ella no supo qué decir.

_Es cierto que eres muy parecida a ella. Cuando iba a entrar a dar clases aquí, Dumbledore me dijo que no solo Harry era excepcionalmente parecido a James, sino que tú eras muy parecida a Sarah. No tuve que preguntar quién era Hannah. Supe que eras tú desde que te vi en el banquete de bienvenida.

Ann lo pensó un momento, y dijo:

_Ando buscando las razones de ese parecido... ¿Sabes a qué puede deberse?

_Si no conociera a Sarah, pensaría que eres su hija... pero es imposible. Ella no tuvo hijos, o al menos, no hasta la última vez que la vi. Sarah desapareció en Mayo de 1989, según recuerdo. ¿Cuándo naciste?

_El veinte de junio de 1989.

_Es imposible que en un mes haya tenido una hija...

Algo sentía Hannah en el pecho, que no la dejaba respirar.

_Sí, es cierto... ¿pero entonces...?

_No lo sé. Pero si tienes alguna duda de tu procedencia, podrías hablar con tu madre –abrió un cajón y sacó una foto de Sarah y él cuando estaba en Hogwarts-. Toma. Muéstrale esto.

Hannah salió del despacho mucho más confundida de lo que estaba cuando entró. En el poco tiempo que había tenido para pensar, se había acostumbrado a la certeza de ser hija de Sarah y, sinceramente, eso la agobiaba menos que esa incertidumbre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario