domingo, 11 de septiembre de 2011

Capítulo 3 --- Un misterio aún más interesante

Fue horrible para Hannah estar tanto tiempo sola en esa habitación, pensando. No es que una hora fuera mortal, pero tenía tantos pensamientos abarrotados en la cabeza, que necesitaba caminar al aire libre, mucho más que estar mirando esas cuatro paredes que ayudaban a revivir todo lo sucedido.

A medida que pasaban los minutos y los recuerdos se esclarecían, le parecía más extraño estar recostada sobre la cama de Severus Snape. De hecho, si hubiera ido a su cama a las seis y media de la mañana y hubiera dormido un rato, al despertar habría creído que todo había sido un sueño.

Su cerebro estaba tan alterado que creía escuchar los golpes en la puerta a cada momento. Y pensada “¿Será Snape que olvidó que me avisaría cara a cara y golpea para que salga? ¿Y si salgo y no es? ¿Y si no salgo y sí es?”. Pero se contenía y esperaba.

Era bastante difícil también resistirse a la tentación de abrir todos los cajones o muebles para echar un vistazo a las pertenencias privadas de Snape. Incluso ella se había acostumbrado a pensar que él no tenía cosas privadas, que era una cosa con aspecto humano que daba clases, corregía exámenes en su despacho, y cuando terminaba se desvanecía, hasta que llegara la hora de hacer algo más para el colegio. De hecho, le resultaba extraño pensar qué hacía Severus en sus vacaciones.

Miró la silla que estaba al lado de la cama, donde una hora antes había estado sentado, y recordó las miradas que cruzaron cuando ella se despertó. Luego se imaginó qué pudo haber hecho él mientras cuidaba de ella... ¿Había cuidado de ella? Todavía era extraño pensarlo. ¿El, pasando toda la noche sentado, aguardando que ella se despertase? ¿Se habría ido a las rondas, o se habría quedado allí? ¿Le habría escrito una nota explicándole que debía permanecer ahí? Luego pensó que tal vez Snape había ido a preparar la poción, y estuvo sentado frente a ella solo los cinco minutos que restaban entre que él terminó y ella despertó. Pero aún pensando eso, le pareció increíblemente tierno y considerado lo que hubiera hecho. Así que por más que se esforzó, no pudo encontrarle una parte negativa.

Se puso de costado en la cama, sintiéndose menos tiesa. Sus pensamientos, por primera vez, salieron en busca de temas ajenos a los sucesos de esa noche. Pero no duró mucho porque Snape, con su tan conocido gesto se inexpresión levemente inclinada al enojo, apareció en la puerta.

_Ya es hora -anunció y se fue.

Ella se levantó y salió de allí esperando no encontrarlo, pero él la aguardaba afuera. La tomó del brazo y caminó prácticamente colgada de él. A Hannah le dolía, pero no se atrevía a decir una palabra. La soltó a mitad de uno de los últimos corredores, y le dijo

_Y ni una palabra a nadie... A NADIE ¿COMPRENDES?

_Comprendo. Gracias –repitió.

Era una palabra muy pequeña, no era suficiente.

El se fue diciendo:

_Espera diez minutos caminando por ahí y luego entra.

Ann simplemente asintió.

* * *

Le alegró mucho ver a Chloe y desayunar con ella, fue como regresar al mundo real. Al principio estaba demasiado callada, pero cuando Chloe comenzó a hacer preguntas tales como por qué se había levantado tan temprano y por qué no le había avisado, decidió que lo mejor era mostrar la alegría de siempre antes de que las preguntas empeoraran. Hannah, simplemente contestó que se había despertado demasiado temprano como para avisarle, y que no quiso molestarla.

_¡Oh, vamos, Ann! ¿Desde cuando decides algo así? De ti es más probable que me despiertes a almohadonzazos a que pienses “pobre, la dejaré dormir, debe estar cansada en verdad...”

_Cualquier cosa sonaría tonta e improbable, si la dices con ese tonito... –reprochó un tanto enojada-. Pero es cierto. Anoche caímos rendidas y tuve un sueño tan profundo que me desperté a las seis de la mañana completamente despabilada y sin sueño.

_Claro, la pregunta es... ¿en cama de quién despertaste así? –seguida de una risotada detrás de ellas.

Era Summer, una chica de su cuarto con la que nunca hablaban. A Hannah no le caía mal, de hecho, era muy simpática y educada, pero en ese momento su broma fue como una patada en el estómago en el medio de la noche. Summer, obviamente, no sabía la gravedad de lo que decía, de haber sido así, no habría dicho nada porque no era su intención causar problemas.

Hannah tosía, se había atragantado.

_No se a qué te refieres –dijo entre dientes, algo alterada.

_Bueno... yo... –comenzó, dándose cuenta del error que había cometido no estaba segura de si hablar o no; pero era tarde, y debía justificar lo que había dicho-. Cuando llegué a nuestra habitación anoche, la vi a ella prácticamente inconciente en su cama, pero tú no estabas ahí. Luego le pregunté a Rose si te había visto y me dijo que se había cruzado contigo camino a la Sala Común. Hoy me desperté poquito pasadas las seis y no te vi y bueno, supuse que... olvídenlo, era una broma. Sólo eso.

_Debiste despertarte cuando salí, tal vez hice ruido –aventuró Hannah rogando que Summer no dijera nada más.

_Puede ser, recuerdo que escuché algo... –dijo sabiendo que era mentira, pero necesario dado que quería compensar lo que había comentado sin pensar.

A Chloe seguía resultándole rara la situación, pero tampoco le pareció tan imposible. Dejó pasar una par de horas y en la clase de Encantamientos, le preguntó:

_¿Adónde ibas anoche cuando te encontraste con Rose? Creí que te habías dormido justo conmigo...

Lo primero que Ann pensó, fue decirle que le había dado hambre, pero después pensó que Chloe le preguntaría por qué no lo aclaró en el momento o por qué no la despertó para bajar con ella si sabía lo mucho que le molestaba comer sola. Y además… ¿Hambre? ¡Por todos los cielos! ¿Hambre? ¿Después de todo lo que había comido? No. Era demasiado increíble. Prefirió decir la verdad, o al menos una parte de ella.

_Anoche, me desperté y... fui a ver a Severus...

Chloe sonrió con picardía.

_Sabía que algo raro había... ¿Por qué? ¿Pasó algo?

_Sí, bueno, nada grave. Es sólo que últimamente, cuando me pongo nerviosa por algo, o me sumerjo en un mar de recuerdos o algo así, no sé bien, me están agarrando como... mareos, o baja presión o... cosas por el estilo –comenzó, Chloe la miraba espectante-. Pensé en ir con Madame Pomfrey, pero ella me revisaría y me dejaría en cama un par de días y sabes lo detestable que es para una persona inquita como yo, estar en cama. Así que decidí acudir a Snape y preguntarle si conocía alguna pócima que pudiera curarme.

_¿Y te la dio?

_Sí.

Chloe abrió la boca para decir algo, pero el asombro pudo más que ella y la cerró de nuevo. Miró a su amiga unos instantes, hizo un par de gestos, y luego habló.

_¡Guau! Eso sí que no lo esperaba... ¿Por qué te ayudo?

_¿Quién sabe?

_En el fondo te quiere, estoy segura.

_Es lo que pensé, pero no quiero ser optimista. El no quiere a nadie y menos a mí. Me tenía rechazo y peor se puso cuando le dije lo que tú sabes ¿recuerdas?

_Trato de no, pero... sí, lo recuerdo. Pero estabas muy angustiada por esa situación y él te trataba muy mal. Contarle todo a él era la forma de suavizarlo. Y lo lograste. No digo que te trate como a su reina, pero al menos ya no se desquicia y te grita sin motivos como cuando te vio.

_Lo recuerdo perfectamente... nuestra primera clase... –dijo Ann, aún algo dolida.

Ella y Chloe se habían separado en una multitud de gente, cuando iban a las mazmorras para su primera clase de Pociones de su primer año. Hannah erró el camino y dio una vuelta bastante más larga de lo normal para llegar al aula, y en su equívoco camino se encontró con Severus Snape. Este la miró, e inmediatamente...

_¿QUE HACES AQUÍ? ¡NO DEBERÍAS ESTAR AQUÍ! ¡VETE YA MISMO!

_Pero yo...

_¡NO QUIERO SABERLO, NO NECESITO SABERLO!

_¡Busco el aula de Pociones! ¡Tengo clase allí!

_¿QUE CLASE DE ESTUPIDO SE PIERDE CAMINO AL AULA? ¡GRYFFINDOR, TENIA QUE SER! ¡CASTIGARE TU ESCASO SENTIDO DE ORIENTACION CON VEINTE PUNTOS MENOS PARA TU CASA!

_Pero yo...

_¡NO HABLE! ¡NADIE LE DIJO QUE PODIA HABLAR, SEÑORITA!

_Es que...

El le gritaba o insultaba, y la llevó al aula a la que se dirigía, precisamente para dar clase. Cuando llegó ahí la soltó diciendo:

_¿VES ESTO? ES EL AULA DE POCIONES. ESO ES EL AULA, Y ESAS SON LAS POCIONES. “POCIONES” ES LA MATERIA QUE AQUI SE DA ¿QUE PARTE NO ENTIENDE?

_Entiendo todo, pero...

_¡LE DIJE QUE NO HABLE SIN PERMISO! ¡DIEZ PUTNOS MENOS PARA GRYFFINDOR NUEVAMENTE! ¡AHORA, SI SABE LO QUE ES UNA SILLA, SIENTESE EN ELLA Y PRESTE ATENCION!

_La verdad es que fue un comienzo lamentable –recordó Ann-. No sé como fue que las cosas cambiaron tanto. A veces me pregunto por qué es como es.

_No tiene mucha vuelta: falta de sexo, falta de cariño, y probablemente lo golpeaban cuando era niño.

_Es muy cruel lo que estás diciendo, Loe.

_Lo sé. Todo lo cruel que quieras... pero puede ser cierto –apuntó, y luego, en otro todo menos burlesco, agregó:-. Hoy tenemos que ir a la oficina de Dumbledore –le recordó, cambiando abruptamente de conversación-. Debemos devolver el libro que robast...

_¡Shh!

_Eso... tengo una idea.

_¿Legal y que no involucre envolver a Snape en una alfombra y tirarlo por un barranco.

_No –confesó.

_Entonces lo haremos a mi modo –prefirió Ann.

Sería en vano explicar en qué consistía el plan, ya que como las chicas van a efectuarlo, cada uno podrá disfrutarlo a su manera.

Cuando terminó la comida, Chloe salió del comedor, fue hacia la oficina de Dumbledore, pero se quedó un par de corredores antes, esperándolo. El director subía después del almuerzo, y no volvía a bajar hasta media tarde, cuando hacía unas supervisiones de rutina. Pero últimamente estas eran más debido al escape de Sirius Black, y su temor de mezclar Dementotes y alumnos en el castillo.

Cuando ella lo encontró, él no tardó en preguntarle qué hacía allí.

_Es que… eh… tuve un inconveniente.

Eso era verdad.

Chloe odiaba que le toque la parte de mentir al profesor Dumbledore, porque tenía claro que este se daría cuenta tarde o temprano. Tenía que ser cuidadosa con sus palabras.

_¿Qué inconveniente?

_Se de alguien que hizo algo malo.

Eso también era verdad.

_Este “alguien” es muy cercano a mí.

Verdad.

_Se que lo correcto sería delatarlo y enmendar la situación.

Verdad de la que no estaba del todo segura. Era lo que le había enseñado desde pequeña, pero no necesariamente, estaba de acuerdo en la aplicación de este aprendizaje a la gran diversidad de situaciones.

_Pero no estoy del todo segura de querer hacerlo, porque temo que las cosas no salgan como yo espero y ese “alguien” termine perjudicado.

Verdad.

_Lo malo que hizo no es de vida o muerte, pero se que no estuvo bien.

Verdad.

_No me gustaría que lo hiciera de nuevo, porque no es gracioso.

Mentira.

_¿Eso crees?

_Eh… no, bueno, si fue gracioso. Y en cierto modo, sería chistoso que se repita, eh… pero… bueno, no estaría bien… no desde el punto de vista de los perjudicados, pero para mí… eh… ¡Confieso! ¡Se me acabaron las ideas!

A todo esto, Hannah había entrado a la oficina de Dumbledore. Sabía que el director no subiría inmediatamente y ese era el único momento del día en que podían estar seguras de que él se demoraría algo. De todos modos, le había sido bastante difícil encontrar el lugar de dónde había sacado el libro y no estaba segura de si el director se daría cuenta o no al verlo fuera de lugar. El mayor problema había sido que al entrar, había despertado a varios retratos. Algunos la habían regañado, y otros estaban en pleno debate:

_¡Lo sacó de ahí!

_¡No! –decía otro- ¡Estoy seguro de que ese libro estaba al lado del de “Fuerzas Ocultas de los Seres Mágicos”, y no junto al bordó sin escritura en el lomo!

_¿Pueden callarse? Intento concentrarme. Cuando lo robé algo me dijo que lo hiciera… sin embargo, ahora que quiero devolverlo, nada me dice dónde debo ponerlo.

_¡Típico de los adolescentes de hoy! Escuchan mejor al mal que al bien.

_¡Yo escuchó bien al bien! Pero con todos ustedes hablando…

Escuchó pasos en las escaleras, colocó el libro en el primero lugar que vio, y corrió a sentarse antes de que la puerta se abriera. No estaba segura de si había alcanzado a fingir inocencia, o si su cara aún reflejaba culpabilidad, cuando Dumbledore entró acompañado de Chloe.

Su amiga no dijo nada, se sentó a su lado y ambas esperaron a que el director se sentara y hablara. Juntando la yema de los dedos, en posición relajada y profunda, las miró con silenciosa severidad.

_¿Explicación?

_Te robé un libro, Chloe no tiene nada que ver en esto –dijo Hannah, más alto de lo que hubiera querido-. Un estúpido libro de dragones que no me sirvió para nada…

_¿Entonces, por qué el libro es estúpido?

Chloe tuvo una pequeña lucha consigo para no reír, pero miró a Ann con una sonrisa de picardía, y en sus ojos la clara pregunta: “¿Y ahora qué vas a responder?

_Bueno, fui estúpida al robar el libro, pero ¡Juro que no fui yo! Bueno, sé que suena loco decirlo cuando acabo de decir que si fui, pero a lo que me refiero es a… usted sabe… yo, no quería, pero sí quería… ¿comprende? –todo esto lo dijo muy rápido y gesticulando excesivamente con las manos.

_Señorita Messeiger –comenzó Dumbledore-. Fue astuto de su parte descubrir que saber mentir, es decir la verdad necesaria. Hábil, pero lo considero poco útil y nada moral. Veinte puntos se le descontarán a Gryffindor por mentir al director. Puedes irte.

_Sí, señor –dijo, y se retiró en silencio.

Hannah miraba la escena desconcertada, y pensando: “¿Y a mí qué?”

_No voy a restarte protagonismo –aclaró Dumbledore al verla. Le sonrió. Luego, seriamente agregó-. Robar no está bien. Si querías el libro, me lo hubieras pedido, y acatar la negativa.

_Sí, pero… ya le dije, no quise hacerlo… por eso lo devolví, si no, me lo habría quedado.

_¿Te lo habrías quedado si te hubiera servido?

_¡No! –dijo muy segura-. Lo habría leído y lo hubiera devuelto... no quería robar, solo quería leerlo porque me llamaba la atención. Pero en el momento de confusión, de saber que puedo ser descubierta, no pienso “bueno, lo pediré prestado en cuando me pillen con esto en mi manos, y acataré la negativa”, pienso “rápido, ocúltalo y luego ves que haces”.

Dumbledore hizo silencio. Miró su estantería. Tomó el libro que consideró fuera de lugar y lo abrió. Miró las páginas una por una, sin decir una palabra. Hannah se preguntó si diría algo al ver la curiosa escritura de la página 312, pero nada sucedió. Pasó la página como cualquiera de las anteriores. Lo cerró y la miró a los ojos nuevamente.

_No es el tipo de libro que yo hubiera robado en tu lugar.

Ann estaba tan sorprendida que no supo que decir. Algo que en ella, como habrán notado, no era muy frecuente.

_De hecho, hace veinte años que no lo veo. No es raro, no tengo tiempo para abrir todos los libros que tengo y hace mucho que mi investigación sobre los dragones terminó. La última vez que vi este libro, fue porque una alumna me preguntó dónde ponerlo.

_¿También lo había robado?

_No. Ordenaba mis estanterías como excusa para saltear clases… a mí no me importaba. En realidad ella no necesitaba ir a clase, era brillante. Buena bruja nata, tenía mucho talento, pero era demasiado perezosa como para dejarlo salir. Nunca le interesó el estudio, pero sacaba excelentes notas sin necesidad de estudiar.

_Pero aún así… ¿no estaba mal que salteara clases? Digo, ella puede ser todo lo talentosa del mundo, pero no dejaba de ser la “lame botas” del director –apuntó con agudeza-. En realidad, lamento que no se me haya ocurrido antes.

_A mí me sorprende. En realidad, te pareces mucho a ella… sacando el tema de las notas, por lo que he visto… no son del todo buenas –le guiñó un ojo, o ella lo imaginó-. Pero ella tenía el mismo modo de hablar, era muy buena diciendo las verdades que nadie quería escuchar, y vivía metida en problemas…

Se hizo silencio. Retornó la calma.

_¿Qué pasó con ella?

_Terminó en Hogwarts. Tuvo problemas de salud y no pudo rendir los EXTASIS a tiempo. Tenía que dejar pasar un año para intentar rendirlos con el curso siguiente, pero nunca se presentó a los exámenes. De hecho, no volvió a Hogwarts nunca más. Tengo entendido que la última persona en hablar con ella fue Sirius Black, pero sería difícil hablar con él de eso… es un asesino, y está prófugo.

El director se puso de pie, y fue a la estantería a regresar el libro a su sitio. Una vez hecho esto se detuvo, miró el libro que estaba al lado, y luego dijo:

_De todos modos, si yo robara un libro de aquí… este sería –tomó delicadamente otro libro, y lo dejó a penas sobresaliendo. Regresó a su asiento, y se tapó los ojos.

Hannah tardó un segundo en entender lo que sucedía. Se puso de pie, fue a la estantería y sacó el libro. Lo guardó en su ropa y regresó a sentarse. El director retiró las manos de sus ojos y la miró:

_Espero que haya aprendido su lección de no robar libros al director, y que no vuelva a suceder. Gryffindor perderá veinte puntos, y puede retirarse.

_Gracias, profesor. No robaré libros otra vez.

Y se retiró.

* * *

_¡Ya mismo me cuentas que sucedió allí adentro! –fue la orden de Chloe, una vez que su amiga salió del despacho.

_No me lo creerías si te lo dijera, pero… le robé un libro a Dumbledore.

_Déjame ver –analizó-. A mí me quitó veinte puntos por mentirle ¿y a ti te pidió que le robes nuevamente?

_Algo así.

_¿Y qué quería que le robes? Me refiero a… ¿de qué es el libro?

_Lo tengo en la mochila, luego lo vemos. Ahora tenemos que ir a Pociones... no quiero llegar tarde luego de lo que Snape hizo por mí.

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