domingo, 11 de septiembre de 2011

Capítulo 7 --- La huída de la Dama Gorda


_¡Ay, Ann! ¡Tengo noticias increíbles! ¡Nícolas me pidió que sea la novia!
_¡Excelente! ¡Felicitaciones!
_¡Gracias! ¡Me dijo que no me lo había dicho antes, porque él es muy celoso y que no se sentía listo para tener otra novia y luchar contra eso! ¡Pero por suerte no se pudo contener! Yo le dije que sí de inmediato así que todo está perfecto. Me preguntó si quería cenar con él en la mesa de Ravenclaw porque me presentará a sus amigos.
_Maravilloso, Loe... ¿Estás nerviosa?
_Lo normal. En realidad no tanto, porque no se trata de Slytherin, y al margen del Quidditch no hay problemas. De todos modos, no es tan grave, porque como Harry se Desmayó y ganaron el último partido, serán ellos los que me burlen, y a mí no me interesa, así que... es el mejor momento porque no hay resentimiento entre las casas... en fin... ¿Qué me pongo?
_El uniforme...
_No, tonta, eso es obvio... hablo... ¿Qué color de sombra en los ojos?
_Mm... yo te diría que uses los tonos color piel, son los más sutiles, y no creo que quede bien que vayas toda pintarrajeada a una cena común y corriente.
_Buen punto. ¿Qué hiciste hoy en Hogsmead?
Ann y Summer, que había entado el en cuarto conversando antes de la interrupción, intercambiaron miradas.
_Eh... nada fuera de lo común -respondió Ann.
_¿Qué jugares visitaron?
_Honeyducks, Las Tres Escobas... lo normal.
Loe no quería preguntar puntualmente por la casa, porque miedo de que Summer no supiera nada, así que decidió dejar las especificidades para otro momento. Hannah fue hasta su baúl, y sacó tres botellas de Cerveza de Manteca.
_Hora de brindar ¿No lo crees?
_¡Claro!
_Por tu noviazgo -dijo Anna.
_Por tu futuro noviazgo -le contestó Chloe.
_Por las amistades -dijo Summer, e intercambió miradas con Hannah-. Por las viejas, por las nuevas, y por las que vendrán.
_¡SALUD! -dijeron las tres a la vez y bebieron.
Mientras Chloe se arreglaba, las niñas decidieron ir a los baños a ducharse, y chusmear de ducha a ducha. Así lo hicieron y luego bajaron a cenar. Había pasado pocos días haciendo todo al mismo tiempo, pero la verdad era que cuando estaban solas comenzaban a sentirse extrañas... en la cena bromearon y rieron con el grupo de amigas de Summer, quien introdujo a Hannah en su grupo. Esta fue bien recibida, pero aun no era considerada parte de él. Al menos ahora que comenzaban a conocerse, ya no era vista desde afuera como una loca, autista, o rebelde egoísta, que daba los puntos de la Casa a cambio de diversión.
Terminaron de cenar más tarde de lo que acostumbraban, y ya la mayoría de los Gryffindors había subido a la sala Común. Inconcientemente, Hannah miró a la mesa de los profesores, y halló la mirada fría y calculadora de Snape. En lugar de huír a su mirada, controló no ser vista por ningún otro profesor, y le tiró a su tío un "besito volador". En ese momento, la mirada pasó a ser de calculadora al típico gesto de irritación con que observaba los desastres de Nebille en las clases de Pociones.
Severus se despidió de los demás profesores, y se fue. En cuanto atravesó la puerta y la cerró con energía, Ann sonrió con satisfacción. Tomó el vaso, y lo llevó a su boca, y cuando miró dentro, ya no había jugo de calabaza sino la cabeza miniatura de Snape, que le dijo en un susurro "te veo afuera". Hannah no puedo evitar sobresaltarse y escupir sobre lo que quedaba de comida en su plato y dijo:
_Debo irme -y sin más, se levantó salió.
Una vez afuera, encontró a Snape.
_A mí despacho.
Caminaron en silencio, llegaron y entraron. De pie, en el medio del despacho, comenzó la conversación:
_¿Qué sucede?
_Andas mucho con esa niña últimamente.
_Andas vigilándome mucho últimamente.
_¿Qué sugieres?
_¿Qué pretendes?
Los diálogos eran más cortantes que lo habitual.
_No estoy para juegos. ¿Les has dicho algo?
_Le he dicho muchas cosas... ¿Sobre cuál quieres saber?
Ella sabía que a Severus le enojaba tener que referirse a su parentesco, y le encantaba hacer que él tuviera que mencionárselo.
_Sabes a qué me refiero, es obvio que tus amoríos infantiles con algún niño idiota de este castillo no me interesan, y tampoco si juegas o no a las muñecas. Así que no juegues que sabes bien de lo que te hablo.
_No, no lo sé.
Snape se acercó a ella repentinamente y ella tuvo miedo de que le lanzara un conjuro, o que le hiciera algo, pues... parecía que estaba a punto de hacerlo y se contenía...
_Hablo de... de... nosotros.
_No. No he dicho nada -dijo ella sorprendida de que él dijera "nosotros" en vez de "tú y yo".
_¿Y de tu crimen?
_¿Cuál crimen?
Snape, perdiendo la paciencia estaba a punto de gritarle, cuando alguien golpeó la puerta con energía.
_¿Quién es?
_Minerva, Severus.
El, extrañado, abrió la puerta. La profesora le dirigió una fugaz mirada a Hannah, y luego habló con Snape.
_Está aquí -le dijo apresurada, preocupada y levemente alterada-. Lo que más temíamos. Apuñaló el retrato que protege la Sala Común de Gryffindor. Hay que buscarlo por el castillo. Rondas de emergencia. Ten cuidado. Llévala a la Sala Común.
Y se fué.
_¿Qué sucede?
_¡No importa! -gruñó Snape yendo hacia la puerta.
_¡Debes llevarme al Gran Salón!
_¡NO! ¡No hay tiempo de acompañarte y no quiero...! -frenó, y tras una breve pausa, agregó en un gruñido susurro-. Te quedas aquí. No salgas.
Cerró la puerta de un portazo y ella escuchó el metálico ruido de la llave trabando la puerta. Luego, pasos acelerados y después... silencio. Sacó la copia de la llave del bolsillo, pegó la oreja a la puerta, y al no escuchar nada, salió sigilosamente. Todo estaba oscuro. Caminó lenta y silenciosamente. No estaba segura de lo que hacía y tenía miedo. Pero menos miedo le daba tener adónde correr, que estar acorralada en un despachó. No sabía de quién estaban hablando, pero si apuñalaba a un retrato, no parecía estar cuerdo, pero sí parecía violento.
Sea quien sea. Su corazón le dio un brinco al escuchar en la oscuridad pasos acelerados que iban hacia ella. No podía ser un profesor porque corría en la oscuridad, y si ellos estaban buscando...
Y escuchó una voz áspera que decía por lo bajo.
_¿Dónde estaba ese maldito pasaje...?
Y embistió contra ella, quién paralizada por el miedo, no atinó a correr, ni a pegarse a la pared... ni a nada parecido.
_Lumos! -dijo el intruso.
Y se vieron. Cruzaron miradas, de ella de terror, de él de sorpresa.
_Tú... ¿...cómo? -y acercó una sucia y titubeante mano a su rostro.
Ella temblaba, él estaba por tocarla, cuando se escucharon pasos.
_Nox! -dijo, y salió corriendo. Lo extraño fue que no se escucharon sus pasos.
Una luz apareció en la distancia, esta se fue acercando velozmente. Eran Severus y la profesora Sprout. El la vio y frunció entrecejo de inmediato.
_¿QUÉ HACES AQUÍ?
_Eh... yo...
_¡No se supone que ella debe estar en el...?
_Sí, eso se supone. Sigue tú con la ronda, yo la llevaré.
La tomó fuertemente del brazo, y la llevó de regreso por los pocos metros que había recorrido. La entró al despachó y la soltó con la misma violencia con que la había tomado.
_¿CÓMO SE TE OCURRE ABANDONAR EL DESPACHO? ¿ESTÁS LOCA? ¿CREES QUE NO TENGO NADA MEJOR QUE HACER QUE CUIDAR TU PELLEJO? ¿POR QUÉ DESOBEDECISTE? ¡TE DIJE QUE TE QUEDARAS AQUÍ!
_¡ES QUE TENÍA MIEDO! ¡SI ESE HOMBRE ME ENCONTRABA AQUI YO NO TENÍA ADÓNDE HUIR! ¡SI ME ENCONTRABA AFUERA AL MENOS PODRÍA CORRER!
_¿Y crees que basta con correr? Ese asesino podría... momento... ¿Cómo sabías que era él, si McGonagall no lo mencionó? Tú... tú lo... viste.
Ella se quedó pasmada. No sabía que contestar.
_Eh...
_¡NO VAYAS A PENSAR UNA MENTIRA! ¡TU TE LO CRUZASTE!
_Sí, lo vi. Me lo crucé.
_¿Por dónde se fue?
_Tomó el mismo camino que la profesora Sprout.
_¿Qué hizo cuando te vio?
_¿Por qué debo decírtelo? ¿Vas a decirme que te preocupa lo que pudo hacerme?
_¡RESPONDE LA PREGUNTA!
_No hizo nada, me vio, me observó un momento, y luego desapareció porque ustedes venían hacia nosotros.
_¡No seas estúpida, nadie puede desaparecerse dentro de los terrenos de Hogwarts!
_Puedes decirlo una y otra vez, querido, pero ese hombre no se fue corriendo. Sus pasos no se escuchaban. Sé que no pudo desvanecerse, pero es lo que pareció.
Silencio.
_¿No te hizo nada? ¿Nada de nada?
_Ni el más mínimo rasguño -dijo Hannah mirándose el brillo de las uñas de la mano derecha, mientras alzaba un ceja.
_Vamos. Iremos con Dumbledore y le contarás a él lo que sucedió. Luego te llevaré al Gran Salón y dormirás allí con el resto de los alumnos. Y no dirás nada, no harás alarde de que viste a ese asesino y que no te hizo nada.
_Sabes que... no parecía peligroso...
_¡BASTA! ¡LO ES! ¡ES UN MANIÁTICO, ENFERMO, ESTÚPIDO Y PERDEDOR! ¡ASESINO Y PELIGROSO Y HARÁS TODO LO POSIBLE POR NO VOLVER A VERLO! ¿ENTENDIDO?
_Sí.
_¿Algo más?
_Sí... Si quieres tratarme como si fuera tu hija... ¡COMPÓRTATE COMO SI FUERAS MI PADRE!
Hannah no durmió esa noche. Las bolsas de dormir que cubrían todo el comedor no eran nada cómodas. Estuvo susurrando unos minutos que Summer, a su lado, pero debió callarse porque Snape merodeaba siempre cerca de su bolsa de dormir. Ella tenía los ojos cerrados, pero sentía su penetrante mirada en la nuca. De a ratos pensaba en lo que había sucedido con ese asesino Sirius Black, de a ratos pensaba en Severus Snape, y de a ratos pensaba en el abrazo que Summer le había dado en cuanto entró en el Gran Comedor.
_¿Dónde estabas? ¿Por qué no regresaste cuando hubo señal de alarma? ¡Estaba muy preocupada por ti!
Pero sea cuan fuera su pensamiento, no podía quitar se su mente los brillantes ojos de Sirius Blanck...
Caminaba por los terrenos de Hogwarts, bajo la luz de la luna. Estaba nerviosa. Su acompañante miraba al frente, serio, con la tenue luz plateada que parecía intensificarse en su mirar. Ella sabía que no debía estar allí, su prometido la esperaba en el Gran Salón, donde se daba el banquete de egreso.
_Aquí estamos bien -dijo un hombre apuesto de ojos fogosos y apasionados, que en ese momento reflejaban una tristeza infinita.
_¿Qué sucede, Sirius?
_Quiero decirte que estoy al tanto de tu boda, se que decidiste casarte con él, y...
_Sirius, yo...
_No, no quiero que te justifiques. Por mucho que me duela, tú lo amas, y en cierto modo estoy feliz. Pero quiero que me prometas algo...
_¿Qué cosa?
_Que si alguna vez eres infeliz...
_Quédate tranquilo, eso no va a suce... -el selló sus labios posándole el dedo índice con gran delicadeza.
_Si algún día, por alguna razón, no estas conforme con tu vida... y sientes que no soportas, prométeme que me llamarás.
_Pero...
_¡Promételo! ¡Mejor si eres feliz para siempre! Pero hoy.... necesito saber... que si llega a pasar algo, vendrás conmigo... por favor, promételo, que no estaré tranquilo si no lo haces.
_Lo prometo.
El le sonrió. Mitad alivio, mitad... ¿Quién sabe? Silencio.
_Y recuerda -agregó, y luego acercando su boca a la oreja de la joven, le susurró suavemente-. No importa dónde vayas, voy a estar esperando...
Ella se separó y le sonrió dulcemente.
_Sé que lo harás... pero créeme que no es necesario. Quiero que seas feliz... si buscas encontrarás. Si te resignas.
_Déjame decidirlo -él comenzó a levantar su mano y acercarla a la cara de la niña-. Déjame al menos ser... tu ángel de la guarda...

Hannah despertó, le dolía la espalda. Se incorporó y notó que unos escasos rayos de sol se veían en el cielo mágico del Gran Comedor. Debían ser apenas las cinco de la mañana, pero ya no tenía sueño. Sacó una mano de la bolsa de dormir, y sacudió con suavidad a Summer. Esta, con voz ronca y poco entendible, dijo:
_Gracias, comeré una manzana luego...
Ann desistió. Se levantó y vió que los profesores aún rondaban entre las bolsas. Incluso Dumbledore seguí allí. El profesor Flitwick estaba cerca de ella que le preguntó:
_Disculpe profesor... ¿Podemos levantarnos ya?
_El director dice que ya no es perigroso... pero aún es temprano. Duerme más si tienes ganas. 
_El tema es... que no tengo ganas.
_De acuerdo. Puedes ir a tu Sala Común si lo deseas, pero mejor si vas acompañada por una amiga -y se alejó.
Hannah insistió en sus intentos de despertar a Summer, hasta que lo logró.
_¿Y a ti qué te pasa? -le preguntó algo molesta.
_Dormi vestida, mal, estoy cansada y necesito una ducha urgente... ¿vamos?
_Por supuesto... dentro de tres horas -y se dio vuelta.
_¡Oh, vamos, Sum! ¡No me dejarán ir si no vas conmigo!
_Pero a mi me dejarán quedarme aunque no sea contigo... -refunfuñó-. Sabes que te adoro, nunca cambies, eres genial... pero quiero dormir.
_Bueno, buscaré a otra amiga para que venga conmigo, y le contaré a ella lo que sucedió con Sirius Black anoche.
Se levantó y comenzó a caminar lentamente.
_Está bien -dijo Summer levantándose-. ¡Pero ten claro que eso es una manipulación muy poco ética!
Hannah le narró de ducha a ducha lo que había sucedido, aprovechando que los baños estarían vacíos por lo menos dos horas más, y cuando parecía que Sum no podría sorprenderse más, le contó lo que había soñado. A estas alturas, ya estaban solas en la habitación, hablando de cama a cama.
_Es un sueño extraño, pero tratándose de sueños, no es necesario que sean coherentes a la parte conciente del cerebro... uno puede soñar casi cualquier cosa...
_Lo sé, el tema es que no me parece incoherente.
_¿Qué quiere decir?
_Escucha... ¿Recuerdas cuando te conté que robé un libro del despacho del director?
_Sí, lo recuerdo.
_Bueno, cuando el me dio el diario, tomó el libro que estaba justo al lado. A lo que voy, es que para mí era el diario el que me estaba llamando.
_Estamos en el mundo mágico, así que todo es posible...
_Se podría decir que hay algo que me dice que lea el diario... según lo que vi el otro día con Chloe, fue escrito en el 1984... si esa chica hizo siete años en Hogwarts, tranquilamente pudo haber compartido tiempo con Sirius Black, no sabemos la edad de él, pero hay una margen de siete años entre los que pueden haber coincidido por lo menos en uno. Pero... yo no sé quién es esa chica, y por eso no podría soñar con amos y me soñé a mí en lugar de ella. Creo, que si le hubiera visto la cara, no habría soñado conmigo sino con ella... y creo que ella tuvo un romance frustrado con Sirius Black.
_Pero eso no explica la actitud que él tuvo contigo cuando te vio.
_Bueno pero... ¿Crees que voy a obtener todas las respuestas en base a nada? Son solo conjeturas... lo que tengo que hacer es confirmar si estoy en lo cierto o no...
_¿Y como vas a hacerlo? -preguntó Summer mientras su amiga sacaba un libro de su mesa de noche.
_Leyendo esto...
Sum aplaudió contenta, dispuesta a revelar el misterio. Pero repentinamente se quedó quita, y luego dijo:
_Quieres leerlo sola ¿verdad?
_En realidad no... me gustaría leerlo contigo... pero esto tiene como 200 páginas, y me tomará varias horas terminarlo... necesito que vayas a las clases por mí, y digas que no voy porque me duele la cabeza... yo me quedaré aquí por si alguien viene, y fingiré que es cierto. Cuando lo terminé, hablaré contigo al respecto y te contaré todo.
Summer le sonrió.
_Me gusta el plan... nos vemos luego. Suerte -dijo, y se retiró.
Hannah quedó en completo silencio, en soledad, pero se sentía acompañada. Tomó el diario, y lo abrió. Sus ojos recorrieron palabra por palabra, renglón por renglón... su mente estaba completamente absorta en la historia como si la viviera en carne propia. Su corazón latía a toda velocidad, y la historia de de Sarah envolvía a Hannah como una película. Sintió cada pasión, y lloró cada conmosión. No se detuvo hasta la última página...
Hannah dio vuelta la hoja, y su corazón palpitó con una fuerza y una rapidez que jamás había tenido. Parecía que saldría de su cuerpo. Las siguientes hojas estaban marcadas con bruscos rayones, llenos de odio, y la pluma rasgaba el papel hasta hacer pequeñas cortaduras delgadas. Había hojas arrugadas con violencia. Al cerrar el Diario, Hannah notó por primera vez, que el maltrato de la tapa, no era solo del tiempo...
Algo, veinte años antes, había provocado que Sarah dejara de escribir... y que odiara a su diario, hasta desear su destrucción. Había un turbio misterio que resolver, y por alguna razón, ella estaba segura de estar involucrada de algún modo. No sabía cómo, ni por qué... pero sentía algún tipo de vinculación con El Diario de Sarah...
Cuando terminó de leer, se desmayó. Hacía frío, todo estaba oscuro. Vio una luz y se acercó. Eran luces de antorchas. Se escuchaban los sollozos de una mujer, y una vos masculina y enérgica... pero sumamente calmos. Cuando Hannah llegó, vio a Sarah... ¿o se vio a ella? Eran prácticamente idénticas, era como ver el futuro en el pasado, ya que aquella joven no parecía mayor de dieciocho años.
_¡Tu no entiendes, Dumbledore! -resonó la voz quebrada de Sarah en el despacho, se secó las lágrimas-. Ya está decidido...
_Sarah, piénsalo bien... hace un tiempo me parecía una locura, pero era algo que solo te involucraba a ti y a él... pero estás embarazada, Sarah... hay una vida más a tener en cuenta... ¡No es momento para juegos!
_¿Quién está jugando y a qué? ¿Crees que yo decidí esto? ¿Crees que yo hice que él... decidiera... unirse a Voldemort? ¿Crees que estoy felíz por eso? ¡No era lo que yo tenía en mente! ¡No fui yo quien esfumo el "felices para siempre"! ¿Quieres que le diga a Severus que estoy esperando un hijo suyo? ¿Crees que cambiará en algo? ¿Voldemort va detrás de mi, piensa que pertenezco a la Orden del Fénix!... ¿Aunque Severus le dijera que no es así, de todos modos mandaría a uno de sus secuaces a matarme tarde o temprano! No hay forma... independientemente de lo que pase entre él y yo mañana... lo más probable es...
_¡Ocúltate!
_¿Cómo? ¿Con el mismo conjuro que James? ¡Duermo con un mortífago, Albus! Lo único que me queda es ir a Italia a la casa de mi madrina y vivir con ella... ¿Pero crees que Voldemort no va a encontrarme allí?
_¿Qué harás entonces? ¿Jugar con tu vida y la de tu hijo? -preguntó el anciano, casi desafiándola.
_No. Aceptaré nuestro destino. Pelearé hasta haber usado el último conjuro... pero no voy a huir.
De repente, Hannah sintió un temblor debajo de sus pies, pero ni Sarah ni Dumbledore parecían notarlo. La habitación, súbitamente, se desplazó a toda velocidad si se perdió en la negrura, dejándola sola, parada en la oscuridad total.
_¡Juana! ¡Juana! -la llamaba Summer.
Hannah se despertó bruscamente y se sentó en la cama. Estaba pálida y se sus ojos habían caído varias lágrimas. No entendía lo que sucedía. Su mente viajaba rápidamente por todo lo sucedido en las últimas horas. Era de noche, eso fue lo primero que pudo percibir. Miraba a Summer, pero no podía reconocerla. Todo daba vueltas, hasta que finalmente...
_¡Summer!
_¿Qué?
_¡Soy hija de Sarah!

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