lunes, 12 de septiembre de 2011

Capítulo 14 --- Inesperadas revelaciones

Los días pasaban y el ánimo de Hannah estaba en el séptimo subsuelo. Summer y Chloe, que se habían hecho amigas rápidamente, ya no sabían que hacer. Loe había aprendido a dedicarle tiempo tanto a su novio como a sus amigas, y desde entonces el trío estaba muy unido.

Hannah iba a las clases de Pociones como si fueran las de Historia de la Magia. Snape estaba cumpliendo su promesa de hacer de cuenta que nada había sucedido. Pero en realidad, según Summer, era un pésimo actor, porque ya no les sacaba puntos para Gryffindor con tal de no hablarle. Ella, en sus típicos análisis, decía que no era más que una prueba de que algo sentía. Pero no se lo dijo a Ann porque no era bueno ni ilusionarla ni desilusionarla.

Esa era la razón de que ese tipo de comentarios viajaran en susurros entre Chloe y Summer. Un mes se había ido y las cosas parecían ser llevadas con una tranquilidad tan marcada, que parecía la escalofriante clama antes de la tormenta.

Ann, por más que no quisiera compartirlo con sus amigas, seguía teniendo sueños. Tal vez los analizaba sola, pero no los comentaba para no armar conversaciones que luego no la dejarían tranquila. Cada vez que Summer decía algo que ella no había pensado, pasaba horas usando su cerebro para desentrañar el asunto, y por eso decidió no volver a hablar del tema.

Por su lado, también había notado que Snape ya no se sacaba puntos. Trato de no darle gran importancia al asunto, pero no pudo evitar notar que en una clase, Severus había entregado los exámenes a todos menos a ella. Claro que Hannah no levantó la mano para preguntar por su prueba. Loe y Sum no dijeron ni una palabra.

A la clase siguiente, nada. Ni el profesor le devolvía su prueba, ni ella hacía preguntas. Llegó la tercera clase, que no le dejó otra opción. Debía preguntar, como ella quisiera y cuando quisiera, pero debía hacerlo.

_Dado que los últimos exámenes han sido un desastre, les mandaré un Trabajo Práctico de cuya nota dependerá la calificación final. Este trabajo tendrán que hacerlo sólo aquellos que tengan menos de Aceptable en el último examen...

Mientras Chloe maldecía por tener que hacer ese Trabajo, Summer miraba a Hannah. No sabía si hacía bien en decirlo o no, pero prefirió hablar sin pensar y luego ver cómo hacía para arreglar las consecuencias. Esa era una costumbre que había tomado de las chicas tras todo el tiempo que habían estado juntas.

_Juana...

_¿Mhm?

_¿Te diste cuenta?

_¿De qué? –preguntó sabiéndolo, pero intentando en vano aparentar que no.

_De que no te dio tu examen para que vayas a pedírselo a su despacho. Me parece que quiere hablarte.

_No, no lo creo –dijo más para convencerse ella, que a Summer.

_Yo sí.

_No me parece muy “Snape” robar un examen sólo para verme los tres segundos que me tomaría ir a su despacho a pedírselo.

_Pues a mí me parece bastante “Snape” darle trabajo extra a cuarenta alumnos sin sentirse culpable, con tal de ver a una persona que le interesa. Creo que él preferiría hacer eso que admitir que quiere ir a buscarte. Además ¿cómo puedes asegurar “tres segundos” si sabes que ustedes al menor roce terminan en una situación larga, densa e incómoda, plagada de frases enmarañadas y destructivas?

Hannah la miró y alzó una ceja con sarcasmo.

_Mira, Sum... ¡cualquier análisis suena creíble y acertado cuando usas todas esas palabras raras! Pero las cosas entre él y yo son...

Se detuvo, no encontraba una palabra que describiera lo que sentía en ese momento.

_¿Impredecibles?

_Sí, también –concluyó, poco satisfecha con esa sugerencia, pero lo suficientemente conforme como para no buscar otra.

Nuevamente, ella no lo había visto del modo en que Summer lo mostraba. En ese momento se sentía demasiado insignificante como para pensar que alguien haría todo eso sólo por estar con ella unos segundos. Las chicas se apresuraron a guardar sus cosas e irse, sabiendo que si se quedaba sola, tal vez cambiaría de opinión.

Efectivamente, cuando todos estaban saliendo y ella aún no había terminado de poner los sobrantes de las hierbas en su bolsita, comenzó a contemplar la idea de pedir su examen en ese momento, porque le sería más fácil que ir a las mazmorras específicamente a eso.

_¿Profesor? –dijo una vez sola.

Snape la miró.

_No... no tengo aún mi examen, así que no se si me corresponde o no hacer el Trabajo...

Antes de que ella hubiera terminado de hablar, el profesor ya estaba revistando unos papeles buscando la prueba. Cuando tomó el tercer pilón, sacó un pergamino escrito con la caligrafía de Ann, y con un pequeño pero visible “Excedente de Expectativas” y se lo extendió sin decir una palabra. Ella lo tomó, agradeció y se fue.

* * *

_¡Yo sabía! –dijo Summer con aires triunfales, mientras Ann la ignoraba por estar terminando de leer El Silmarillón, que había estado completamente estancado juntando polvo, debido a las escasas ganas que ella había tenido de leer- ¡Yo sabía que lo único que él quería era verte!

_¿Qué dices? ¡No me dijo nada! ¡Solo me dio el examen!

_Por eso... ¿por qué otro motivo tendría un examen tuyo corregido y listo para devolver, guardado en otro lado?

_Para evitar decir mi nombre, como evita decir el de Sarah.

_Además... no te puso “Aceptable”, te puso “Excedente de Expectativas”. Es una buena calificación para un solo beso.

_¡No hables estupideces! –le dijo en un tono más brusco del pretendido, y del que podía connotarse advertencia o amenaza.

_¡No son estupideces! ¡Es mi opinión!

_¡Bueno, entonces ahórrate tu opinión, porque de lo único que me sirve es de alimento para las malditas esperanzas que trato de no guardar acerca de que él...!

Silencio.

_Perdona... –dijo Ann, luego de una pausa-. No quise tratarte así, es solo que...

_Te comprendo. No hace falta que digas más. Perdón por decirte esas cosas. Te dejo sola un rato. Me voy con Chloe a la Sala Común, si quieres... búscanos ahí.

Le había leído la mente a Hannah, quién sólo quería estar en soledad, al menos un par de horas. Terminó de leer el último capítulo del libro, y vio que quedaba un último texto de unas veinte hojas:

“Diccionario de Nombres”

Pocas cosas le resultaban más aburridas que leer un diccionario, cuando no buscaba una palabra en especial. Pero antes que ir a la Sala Común o a cualquier lugar donde hubiera gente, prefería quedarse allí con cualquier excusa... aunque más tarde tuviera que decirle a Chloe “No bajé porque estaba leyendo el diccionario” y escuchar las cómica respuesta que seguro le daría.

Pero en cuando Chloe se enterara que ese diccionario de Quenya terminó teniendo el significado de aquellas místicas palabras, no le quedarían ganas de burlarse, o al menos las contendría por un momento.

Ella no había empezado a leer, cuando sus ojos captaron una palabra que estaba al final de la primera carilla. Sin siquiera leer el significado, bajó corriendo las escaleras.

_¡Chloe! ¡Summer! ¡CHICAS! ¡Aquí está!

Las alcanzó justo cuando salían por el agujero del retrato.

_¿Qué cosa?

_¡El significado de las palabras “Aglarond Akallabeth”!

Las chicas se acercaron rápidamente a ella. Ninguna podía creerlo. Aquellas viejas palabras no parecían más que el eco extraño de una aventura de la infancia, y sólo habían pasado unos meses.

_¿Qué? ¿Qué significa?

_“Aglarond: ‘La Caverna Resplandeciente’ del Abismo de Helm en Ered Nimrais” –leyó.

_Repito: ¿Qué? ¿Qué significa?

_¡Quién sabe! ¡Aquí está Akallabëth! –se aclaró la garganta, y continuó su lectura- “‘La Sepultada’ palabra númenóreana, que coincide con la Quenya Atalantë. También en la caída de Númenor”.Estoy más que sólo confundida.

A esas revelaciones, les siguió un prolongado silencio y varios cruces de miradas. Hannah sostenía el libro en medio de ellas las tres, y cada una lo tomaba para verlo al derecho y luego lo devolvía. Vieron el significado varias veces, como si esperaran que unas nuevas palabras aparecieran aclarando lo que aún no comprendían:

_Chicas –dijo Chloe-. Las dejaré debatiendo a ustedes esta vez, porque le prometí a Nícolas que iría a su entrenamiento hoy...

_Bueno ¿nos vemos en la cena?

_¡Claro! ¡Tienen que ponerme al tanto de lo que suceda!

Y se fue.

Las chicas se sentaron en los sillones. Ambas pensaban, pero les resultaba difícil. Aquellas palabras estaban ahí por algo, pero no parecían tener el menor sentido.

_Recuerdo que esas palabras estaban en la página 312 de un libro de dragones prácticamente ilegible que le robé a Dumbledore. Era justo el que estaba al lado del Diario de Sarah.

_Me acuerdo de que algo me contaste ¿qué más recuerdas?

_Nada, la verdad.

_Entonces no tenemos mucho...

Pero Hannah le había agarrado el brazo con firmeza, y tenía cara de concentración, como si estuviese intentando recordar algo demasiado difuso en su mente. Luego miró a Summer y dijo:

_El día que me dio el Diario, Albus dijo: “La última vez que vi este libro, fue porque una alumna me preguntó dónde ponerlo”. La última en ver este libro fue Sarah mientras fingía que ordenaba las estanterías... ella debe haberlo escrito.

Intercambiaron miradas. Sum era la única que ya había leído todos los libros, y por eso su amiga esperaba que supiera más que ella. Pero el gesto que tenía en ese momento, revelaba la misma confusión.

_Mira... que yo sepa, el Abismo de Helm, es adónde huyen los habitantes de Rohan en la guerra. Pero no sé qué más decirte acerca de su relación con los dragones del libro dónde lo leíste... o qué relación puede tener con Sarah.

_No es tan descabellado –comenzó Ann-. Piensa que Sarah vivió en tiempos de guerra ¿no era que estaba el Innombrable en el poder?

_Sí –confirmó su amiga-. Tienes razón. El problema es si se refiere de verdad a eso. “La Sepultada” ¿es ella o es la caverna? ¿Tenemos que encontrar una caverna sepultada o algo sepultado en una caverna?

Hizo una pausa, como Ann no respondió, continuó con sus preguntas:

_Lo que a mí me llama la atención, es que ella supiera que tú leerías el libro... ¿de qué otro modo habrías descifrado eso si yo no te hubiera regalado los libros?

_Yo creo que estaba abarcando terreno –comenzó Hannah-. Mis amigos muggle tuvieron que leerlos para el colegio. Sarah era de familia muggle. Creo que querría darme pistas en caso de que yo no sea maga como ella.

_¿Crees que si no fueras bruja igual habrías tenido esos sueños?

_Supongo.

Buscaron el diario y compararon las letras. Parecía ser la misma, exceptuando que el “Aglarond Akallabeth”, estaba ligeramente más achatado, como si lo hubieran escrito apresuradamente.

_Esta debe ser otra pista que te dejó.

_¿Pero pista de qué? ¡No parece tener nada que ver con cualquier cosa que Severus me haya dicho!

_¿Pero quien dice que él te ha dicho la verdad?

_Su verdad tiene sentido, y quería sacarme del medio.

_A lo mejor fue sincero... pero se le “olvidó” contar una parte.

Hannah pensó unos instantes.

_La verdad es que no sé... hice un trato con él, y no quiero romperlo.

_¿Y si él lo rompió? –sugirió Summer, que estaba más intrigada que ella.

_¿Y si no? ¿Y si rompo el pacto y el me dijo la verdad todo este tiempo? ¡Soy la única que no lo ha traicionado todavía!

Silencio.

_Si tuviera el más mínimo indicio de que él faltó a la verdad, investigaría. Pero ya se todo lo que necesito saber, y realmente no quiero enterarme más. Creo francamente que no me queda nada por descubrir...

Más silencios, evasión de miradas.

_Ann... –comenzó Summer con voz profunda- cuando te conocí no solo eras alegre, cosa que perdiste hace tiempo, sino que también intentabas resolver los misterios menos importantes con tal de tener una aventura. Severus y ese irracional amor que sientes por él se llevaron todo eso... ahora el misterio de tu vida esta delante tuyo... ¿qué te impide intentar resolverlo?

* * *

En la siguiente ida al pueblo, a la que Hannah no iría por su escaso ánimo, Summer y Chloe irían solas porque planeaban entrar a la vieja casa furtivamente y buscar alguna pista.

El claro problema era que no sabían exactamente qué era lo que buscaban, así que eso las demoraría poniéndolas en un riesgo mayor. Lo peor era que sabían que lo más probable era que Snape estuviera vigilando, con el objetivo de encontrar a Lupin “con las manos en la masa”.

La única salida que encontraban para asegurarse de que Snape no se apareciera por ahí, era que algo o alguien lo demorara en Hogwarts. Era la misión perfecta para Ann, el único inconveniente era la necesidad que ella parecía tener de no quedar involucrada como cómplice del asunto, para no decepcionar a su recientemente amado Severus Snape.

_Bueno, al decir verdad... no es necesario que le digamos que debe entretenerlo... –comenzó Chloe.

_¿Es decir...?

_A lo mejor podemos convencerla de que vaya a decirle alguna estupidez. Ya sabes cómo es la relación de ellos ahora. Cualquier cosa que ella le diga puede llegar a tenerlo entretenido por siempre.

_¿Y si la echa del despacho?

_Entonces se encerrará como un nene caprichoso y no querrá ir al pueblo.

Era un buen plan, así que intentarían ponerlo en ejecución:

_¿Vienes al pueblo? –le preguntó Sum a solas en el cuarto, mientras ponía unos Galleons en un bolsito que llevaría a Hogsmeade.

Terminada esa frase, comenzó a rogar que Ann dijera que no.

_La verdad es que no tengo ganas –contestó para la tranquilidad de Summer.

Silencio.

_Estuve pensando... –comenzó a decir, como parte del plan- ya que hoy hay visita, que todo el colegio va a estar solo, y que no habrá testigos que interrumpan tu conversación con Snape... tal vez sería un buen momento para que le hables...

_¿Para qué tendría que hablarle?

_Porque... si ya no vas a estar investigando sobre tu hermana, y ella no significa nada para ti pero dices que sigue significando algo para él, tal vez sería buena idea que le devolvieras el diario.

Hannah alzó una ceja, pensativa:

_No es mala idea... sería como un trato de paz.

Summer se sentía bastante contenta al ver que su estrategia parecía funcionar. Igual sabía cómo era Ann, aunque le hubiera dicho que no, ella sabría que cuando la dejara sola, comenzaría a pensar y pensar, se alejaría de la realidad, y se dejaría llevar por sus sentimientos como venía haciéndolo todo el tiempo.

_En fin. Yo me voy porque no quiero perder más carrozas. Nos vemos al regreso.

_Bueno. Adiós.

* * *

_Pase –gruñó la voz del profesor.

En ese momento Ann dudó si pasar o si salir corriendo, pero ya que había tocado la puerta, lo mejor era no hacer enfadar a ese sujeto que de seguro ya sabía que se trataba de ella.

Entró en aquél lúgubre despacho que hacía tiempo que no visitaba. Recordaba la “extraña relación” que tenía con el profesor entonces, y se daba cuenta de cuán mejor era tenerla antes que esa situación en la que se ignoraban mutuamente.

Pero en aquellos días ella estaba tan concentrada en mejorarla que no se daba cuenta de lo mucho que podía empeorar. Y si hubiera sabido cuánto lo extrañaría, la hubiera valorado más. Y allí estaba. Por primera vez se sentía completamente insegura de todo. Muchas veces se había sentido rara al estar ahí, pero sus piernas nunca le habían temblado tanto en presencia de ese hombre como en ese instante. Las palabras que había pensado decirle, estaban atoradas en su garganta y no sabía por dónde empezar.

Severus había notado que ella estaba tiesa y nerviosa, pero no quería decirle nada porque él tampoco estaba muy relajado en ese momento. El aire estaba tenso, y no tenía nada que ver con el vapor de las pociones que estaban en las estanterías.

Hannah seguía para en el umbral de la puerta. Cuando eso sucedía, él solía no mirarla y seguir con lo que hacía mientras la escuchaba fingiendo desgano. Pero en ese momento, por primera vez dejó de hacer lo que hacía y la miró fijamente diciendo:

_Pensé que jamás te vería aquí de nuevo...

De su voz no se denotaba ni connotaba reproche. Y eso tampoco era normal. Ann lo había notado y se preguntaba si era intencional, o si solo era un engaño de su mente. Tal vez haber pasado tiempo sin hablarse les había sentado bien a los dos.

_Yo pensé lo mismo –contestó ella con suavidad y lentitud.

Snape bajó la mirada a la hoja que tenía delante. Como si nada escribió un “Insuficiente” y luego con total naturalidad preguntó:

_¿A qué vienes?

A Hannah le contaba respirar. Aquellos ojos negros le habían hecho olvidar el motivo de su visita. Al no encontrar una buena respuesta en su mente, se puso más nerviosa.

_Eh... yo... vine porque... eh...

Severus alzó las cejas, pero no le dijo nada. Le estaba molestando bastante que ella tartamudeara porque eso le recordaba el motivo que tenía nerviosos a ambos: un beso inocente... el primer beso de ella, y el primero de él en 20 años.

_Es que... pensaba que...

Alguien tocó la puerta con energía. Ambos miraron, pero ninguno dijo nada. Golpearon la puerta de nuevo, y Severus salió de sus pensamientos. Se acercó a la puerta, mientras ella se acercaba a una estantería que la cubriría de la mirada de cualquiera que estuviera tocando.

Cuando estuvo en posición, Snape abrió la puerta.

_¿Qué quieres, Draco? ¿Por qué no estás en el pueblo?

_Allí estaba, profesor. Y estaba en la casa de los gritos, cuando vi la cabeza de Potter, señor.

_¿La cabeza de Potter?

_Sí, señor. Flotando en el aire.

_¿Estás seguro de lo que viste? Potter no tiene permiso para...

_Lo sé, por eso vine a verlo. Estoy completamente seguro, señor.

_Bien. Vete, yo me encargaré de Potter –y le cerró la puerta en la cara.

Escucharon sus pasos que se marchaban, y Hannah salió de su escondite.

_Tengo que irme –le dijo Severus con calma y ella solo asintió-. Ven después de la cena a terminar de balbucear lo que sea que quieres decir. O tráelo escrito en un papel para ahorrarme el trabajo de descifrar tus tartamudeos.

Créanlo. Para Ann no era el mejor momento de escuchar esa burla. El se fue dejando la puerta abierta para que ella se fuera, pero no lo hizo al instante. Se sentó en el escritorio de él, y tomó su pluma. En un trozo de pergamino escribió:

“Toma. Con esto nos ahorraré la visita. Hannah”

Lo guardó en el cajón del profesor, y salió del lugar, temblando más que cuando tocó la puerta.

* * *

Las chicas ya estaban nuevamente en la habitación del piso de arriba de la vieja casa de Hogsmeade. Estaban revisando el ropero por turnos, mientras otra vigilaba por una hendija entre maderas, que nadie se acercara.

Hasta el momento no estaban teniendo nada de éxito. No habían encontrado más que ropa y libros viejos. Algunas cartas de amor, que por suerte no contenían nada parecido a “Gatita anoche estuviste fabulosa”, comentario de Hannah que ninguna de las dos olvidaría fácilmente.

Lo más interesante que habían visto hasta entonces, eran las fotos del viaje a España que los Merodeadores habían hecho al egresar de Hogwarts. Claro que Sarah no contaba entre los egresados, pero se había unido al viaje de festejo igual, así como también había ido al banquete de despedida y entrega de diplomas.

No había una sola foto en la que Sirius no estuviera abrazando a Sarah o parado junto a ella. También estaban James, Remus y Peter, pero eso no le habría interesado a Snape, que no miraría ni los paisajes ni a los amigos, sino que se fijaría únicamente en que “ese enfermo, asesino e idiota de Black, siempre estaba abrazando a esa perra traicionera y malvada”. Pensaron más de una vez en llevarse la caja de fotos a Hogwarts, pero luego lo meditaron mejor y el riesgo de que justo Snape se pusiera nostálgico, la buscara y no la encontrara, les ponía la piel de gallina.

Cuando salieron, un poco decepcionadas, lo hicieron por el jardín trasero, y recorriendo el bosque por el interior, tal como lo habían hecho aquella vez. Por suerte, Snape se había entretenido tanto regañando y acusando a Potter, que no había ido al pueblo a vigilar su anterior vivienda. Pero eso fue algo de lo que se enteraron al anochecer, una hora antes de la cena, cuando se encontraron con Ann en el cuarto. Ella estaba leyendo, aparentemente tranquila.

Summer le preguntó si le había llevado el diario de Sarah a Snape y ella les contó la historia. Como era de esperarse, la primera pregunta que le hicieron fue si iría esa noche o no a verlo, y ella les dijo que lo consideraba innecesario. Tal como él lo había querido, ella le había dejado por escrito todo lo que quería decirle.

Para cuando terminaron de hablar, y llegó la hora de la cena, Hannah dijo que no tenía ganas de bajar, ni de comer, ni de ver a Snape normal, pretendiendo que nada malo sucedía. Ellas no le dieron oportunidad de elegir, la tomaron una de cada brazo y se la llevaron por la fuerza.

Obviamente Ann no dijo ni una palabra en toda la cena, casi no comió, pero de seguro eso fue mejor de lo que hubiera sido si se quedaba en el cuarto sin bajar a otra comida. Summer y Hannah subieron al cuarto, mientras Chloe se iba con su novio a dar una vuelta, ya que prácticamente no se habían visto en todo el día.

Sum estaba revisando su trabajo antes de entregarlo al día siguiente, y Anne miraba La Comunidad del Anillo sin poner la menor atención en lo que leía. Summer apagó sus velas más cercanas, cerró las cortinas de su cama y se dispuso a dormir. Hannah no esta preocupada, porque no estaban peleadas, era simplemente que ninguna de las dos tenía cosas importantes que decir.

Cuando Ann se cansó de pasar páginas de lectura sin que alguna palabra se grabara en su distraída mente, decidió dormir también.

Sarah estaba parada delante de un muro de piedra, o de una tierra grisácea y dura. El contorno del dibujo de una puerta adornada, brillaba plateado delante de ella. La joven levantaba una daga y se hacía un corte en la mano, y una vez que la sangre salía a borbotones, ella la apoyaba en la pared, justo en medio de la puerta.

En ese momento, se escuchaba una voz masculina que venía de otro lado y ella miraba hacia arriba.

_¡Sarah! ¡SARAH! ¿Estás aquí?

_Ya voy, cariñito... –decía en un tono elevado y bastante sarcástico.

Luego se dio vuelta, y subió por una escalera de madera perfectamente construida.

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